21 de Junio de 2010 - 19:03:02 - Luis del Pino
Independientemente de cuáles sean las razones de fondo que han llevado al SUP a decidir querellarse contra Sánchez Manzano, lo cierto es que dicha querella constituye, desde todos los puntos de vista, un reconocimiento de que teníamos razón aquellos que tanto tiempo llevamos denunciando irregularidades en la investigación de los atentados del 11-M.
El mismo sindicato policial que tanto cargó en su día contra quienes investigamos la masacre reconoce ahora que existe una actuación "cuando menos poco profesional o negligente respecto al control de los restos de los explosivos del 11-M".
Ese cambio de postura deja a los pies de los caballos al ex-jefe de los Tedax en la causa que se sigue contra él a instancias de las víctimas de la masacre, como también deja con el culo al aire a algunos que, desde determinadas instancias mediáticas, no dudaron en jalear los intentos de amedrentar a los escasos periodistas que nos hemos atrevido a plantar cara a una versión oficial infumable.
Porque no estamos hablando de supuestas negligencias menores que pudieran afectar a tal o cual prueba más o menos periférica, sino que hablamos de la desaparición de más de 90 toneladas de restos de los trenes, es decir, de la desaparición del propio escenario del crimen. Y hablamos también de que se rompieron todos los protocolos y no se realizaron los análisis preceptivos, en los laboratorios que para tal fin tiene habilitados la Policía Científica.
Como resultado, seguimos sin saber, seis años después de la masacre, ni siquiera qué explosivo se utilizó en los trenes o cómo estaban confeccionadas las bombas que sirvieron para asesinar a 193 personas y torcer el rumbo de la Historia de España. Cuestionar, como ha decidido hacer ahora el SUP, la actuación de quien tenía la obligación de custodiar las pruebas fundamentales del caso, es un reconocimiento implícito de que la investigación del 11-M estuvo viciada desde el principio. Todo ello, como digo, con independencia de si las intenciones del SUP al personarse en la causa contra Sánchez Manzano son loables o torticeras.
Pero es nuestra obligación, por supuesto, entrar a analizar cuáles pueden ser esas intenciones. Y, teniendo en cuenta que el SUP no ha retirado aún las denuncias contra los periodistas que señalamos en su día esas irregularidades que ahora el SUP repudia, cabe sospechar que algún tipo de gato hay encerrado en esa sorprendente decisión del sindicato policial.
¿Qué puede haber llevado al SUP a protagonizar esa aparente caída del caballo? Por supuesto, una posibilidad sería que dicho sindicato quisiera hacerse presente en una causa que cada vez se le está complicando más a Sánchez Manzano, con el fin de controlar daños y "marcar" procesalmente a la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, que fue quien en su día presentó la querella.
La segunda posible razón sería el deseo de desvincularse de ese Sánchez Manzano por quien el SUP sacó la cara en su momento, ante la certeza, cada vez mayor, de que la juez podría decidir procesarle. En caso de que se procesara al ex-jefe de los Tedax, el SUP - del que Sánchez Manzano ni siquiera es afiliado - podría verse salpicado mediáticamente; de ahí, quizá, el deseo de marcar distancias, personándose como acusación popular.
Una tercera razón podría ser que el movimiento táctico del SUP responda a una jugada estratégica de más calado, impulsada desde instancias próximas al Gobierno y destinada a utilizar a Sánchez Manzano como cortafuegos: "hubo negligencias, sí" - nos estarían diciendo - "y ahí tenéis al responsable. Pero la versión oficial es cierta en su mayor parte, haya muestras de los trenes o no las haya".
Me resulta muy triste, la verdad, tener que analizar de ese modo una decisión de un sindicato policial y buscarle las vueltas a algo que, en principio, no tendría por qué tener segundas lecturas, pero es que la historia pasada no nos deja, por desgracia, demasiado margen para la ingenuidad.
Reconozco que por algo se empieza siempre. Y estoy dispuesto a creerme que el SUP ha visto de repente la luz. Estoy dispuesto a creerme que ha decidido de pronto escuchar el clamor de tantas víctimas de la masacre y exigir toda la verdad sobre ese atentado monstruoso.
Pero, a la luz del comportamiento pasado de ese sindicato, mucho me temo que hacen falta gestos adicionales para convencernos a todos de que realmente han emprendido su particular camino de Damasco.
Para convencernos de que de verdad están dispuestos a no olvidar lo inolvidable. Y a ayudar a que la sociedad tampoco lo olvide.
Eso espero yo también.
ResponderEliminarPrimero por la credibilidad de mi sindicato.
Segundo, porque es más que flagrante lo de Manzano.
Tercero, porque tanto yo, como millones de españoles de bien, necesitamos saber la verdad.
Y cuarto, espero que así sea, y no sea una estrategia de enroque, porque entonces todos vamos a salir mal parados, y por supuesto el SUP más que nadie.