La última pirueta del juez estrella (3)
Cuando en 2008 el ex concejal de Majadahonda José Peñas denunció ante la Fiscalía Anticorrupción la trama de Correa, no sólo habló de cobro de comisiones y delito fiscal, sino de blanqueo de dinero, lo que elevó el caso a la Audiencia Nacional. ¿A qué abogado le había encargado Correa el entramado societario encaminado a eludir los controles de Hacienda? A Luis de Miguel. Y ahí se abrió el segundo gran filón para Garzón proveniente de las cuentas del BBVA Privanza de Jersey. Pero esta vez con un añadido relevante: su dimensión política. No sólo se trataba de investigar los posibles delitos de Correa y su grupo de empresas, sino de averiguar si altos cargos del PP habían participado o se habían beneficiado de sus negocios.
El partido de Rajoy ha vivido desde el pasado mes de febrero momentos de zozobra a cuenta de ese sumario, que se ha llevado por delante al tesorero Luis Bárcenas y que tiene pendiente del Supremo la posible imputación del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps.
El pasado mes de octubre Garzón comenzó a explotar el tercer gran filón, que tenía su veta en el despacho Petrus: la Operación Pretoria. La investigación ha puesto al descubierto una trama de corrupción urbanística en Santa Coloma y en otros pueblos de Barcelona, que ha llevado al procesamiento de miembros relevantes del PSC (Bartomeu Muñoz, Luis García Sáez), de CiU (Macià Alavedra y Lluís Prenafeta), y al gerente del Instituto Catalán del Suelo (Emili Mas), entre otros.
(sigue)
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