CARTA DE UN INSPECTOR DEL CNP, VALE LA PENA LEERLA.
HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO
Todos sabéis cual es mi trabajo, lo que no conocéis es lo que hacemos cada día la gente que comparte mi profesión:
Antes de comenzar he de indicar que cuando alguien se imagina a un
funcionario, normalmente piensa en un tipo con cara de pimiento detrás
de una ventanilla. Por norma general, la imagen que tenemos del
funcionario es la de una persona amargada que se cree por encima del
bien y del mal gracias a que cobra un sueldo fijo a fin de mes; una
persona que no tiene nada qué hacer pero que, aún así, hace menos
todavía. Los chascarrillos sobre funcionarios jugando una partida a las
cartas o yendo a tomar un café en horas de trabajo es algo muy habitual.
No voy a negar que, dentro del funcionariado, exista un grupo de
personajes que le sacan a uno de quicio, pero igual que en otras
profesiones. Por eso, las críticas aberrantes que he escuchado sobre los
funcionarios en estas últimas semanas me parecen absolutamente injustas
(y mucho menos las que han ido saliendo de la boca de algunos de los
que nos gobiernan y que hasta ahora me habían merecido algo de respeto).
Hace quince años hice mi primera oposición al Cuerpo Nacional de
Policía. Nos presentábamos 3.900 opositores de toda España para 75
plazas. Primero tuve que hacer unas pruebas físicas; aquel año los
termómetros marcaban -2 grados, mientras yo tenía que correr 2
kilómetros en menos de 7 minutos alrededor de una pista, hacer 16
dominadas, una prueba de salto y pasar por un circuito como un hámster.
El primer examen teórico (60 temas más toda la legislación penal y
procesal) duró tres horas; una para la primera prueba, una hora de
descanso y otras dos horas para la segunda prueba. El segundo examen
también duró 1 hora y era el obligatorio y voluntario de idiomas.
Posteriormente tuve que defender mi supuesto ante un tribunal formado
por 5 Comisarios con cara de pocos amigos, pasar una entrevista ante 3
psicólogos que casi “me sacan las tripas”, superar una prueba oral de
idiomas durante una hora, y pasar un reconocimiento médico. Aún así, las
cosas no me fueron mal (era la tercera vez que me presentaba), y,
gracias a las notas que obtuve, me convocaron en septiembre para pasar
dos años en la Academia de Ávila más otros año de practicas.
Hoy soy Inspector de Policía, y no tengo cara de pimiento cuando voy a
mi trabajo. Tengo dos títulos universitarios, dos títulos de la Escuela
Oficial de Idiomas, más de 50 cursos de formación muchos de los cuales
he pagado de mi bolsillo y otro sin fin de acreditaciones profesionales
(lo malo de tanta formación es que nunca podré hacer carrera política,
ya que supero la media del Graduado Escolar y la etiqueta de anís del
mono que tienen nuestros gestores de la nación). Aún así, nunca soñé con
ser funcionario, sino con ser Policía. Nadie me ha regalado nada, solo
tengo que agradecer todo lo que soy a mis padres, mi mujer y mis hijos.
Mi sueldo me lo gano yo solito realizando una función que considero
absolutamente necesaria y más que digna. Por ello, no tengo por qué
avergonzarme ni pedir perdón por ser Policía. Al igual que yo, millones
de funcionarios realizan su tarea diaria de manera impecable; bomberos,
guardias civiles, maestros, médicos, enfermeros, etc, y todos ellos
merecen –como decía Jack Nicholson en “Algunos hombres buenos”- un poco
más de jodido respeto.
Siguiendo con mi triste historia y para
no desviar la atención de lo que os quiero comentar, desempeño mi
función de Jefe de Grupo. Tengo a mi mando a 79 personas y en todo lo
que he leído se habla mucho del esfuerzo hasta llegar a ser Policía o
Guardia Civil, pero no de lo que te condiciona la vida, las
restricciones y la responsabilidad. Como todos tengo la impresión de que
vamos a pagar la falta de valentía y corrupción de los que nos
gobierna, y la injusticia de todo el sistema que facilita la impunidad
de los que delinquen económicamente o abiertamente contravienen la
ética, así como dificulta la competitividad del mercado en pro de
favoritismos e intereses particulares.
Como os decía, llegar a
donde estoy a mi me ha supuesto 6 destinos en unos 14 años, con todo lo
que conlleva: gastos, desarraigo, falta de medios para cumplir mi
trabajo (más o menos de lo que se quejan los jueces pero yo tengo la
obligación y responsabilidad de llevarlo a cabo) la cabeza caliente
todos los días, tomando decisiones en dos segundos y en las que si te
equivocas hay responsabilidad no solo penal, sino disciplinaria. (yo no
tengo mi trabajo seguro como piensan algunos). El trabajo es lo primero,
ya que la seguridad y los problemas relativos de la gente son
prioritarios, con lo cual tu familia se quedan, muchísimas veces
esperándote, mientras tú te vas de casa por la mañana y vienes por la
noche, bien tarde.
En todos los años de servicio he visto todo
lo que vosotros nunca veréis y más de lo que nadie debería ver nunca: se
como es el olor de la sangre, de un cuerpo putrefacto o quemado…( He
visto casi cada tipo de muerte que pueda existir y más de las que podáis
imaginar y esos olores los recuerdas durante el resto de tu vida, ); he
entrado en un domicilio a detener a dos tíos que miden más que tu y te
están esperando con una pistola cada uno; he detenido traficantes de
droga ( mientras otros se gastaban el dinero de los ERES en
comprársela); violadores, he estado en más peleas de las que puedo
contar, he aguantado escupitajos, insultos; he perdido amigos y
compañeros, he caminado ese largo paseo hasta la puerta para decirle a
una madre, padre, esposa, hijo o familiar que su ser amado nunca volverá
a casa. He aguantado la agonía verbal e incluso las amenazas de esa
pobre gente que no puede aguantar su dolor y lo proyecta contra la
primera persona que puede, el mensajero de la noticia, yo.
He
visto el maltrato y la violencia entre personas que un día se
prometieron amor, entre padres e hijos, entre hermanos y entre amigos.
He visto los actos más crueles y mezquinos del ser humano. He visto la
enfermedad y la vejez, he ayudado a levantarse al caído y he socorrido
al enfermo.
Si fallo en mi trabajo, o aún sin fallar, puedo ser
fácilmente denunciado ante una justicia que no me ampara, poniendo en
riesgo mi trabajo, mi familia y mi propia vida. Como un compañero una
vez me dijo: “Los policías viven los veinte peores minutos de las vidas
de otros”. Sí.
He escuchado de amigos y familiares como “la
Policía no hace nada” como “nos quedamos con droga” como “maltratamos y
torturamos a los detenidos” o como “llegamos tarde a propósito”…
He visto a mi esposa escatimar y arañar intentando sacar adelante a dos
niños con el sueldo de un policía. He visto a mis hijos aguantarse
cuando se dieron cuenta de que no podía ir a sus actos escolares porque
“Papá no tiene un horario normal”. He visto también a mis hijos llevar
una carga que no deberían haber llevado, cuando uno de sus compañeros o
amigos ha dicho que “Todos los policías son unos hijos de .... y
deberían estar muertos”. A eso no hay derecho.
He trabajado noches,
fines de semana y vacaciones, noche vieja, navidad y hasta el día que
tuve mi primer hijo, mientras tu estabas cómodo y seguro en tu casa con
tu familia. Mi familia completa caminó sin mí demasiado tiempo…
demasiado tiempo…
He visto las caras de niños que estaban perdidos y
que mis colegas y yo tuvimos el privilegio de devolverles a los brazos
de su desesperada madre. He visto hemorragias que he sido capaz de
parar, corazones a los que he sido capaz de dar una segunda oportunidad
para volver a empezar y a las víctimas del crimen que mis camaradas y yo
hemos sido capaces de proteger.
Tengo grabadas en mi mente las
caras de las personas cuyas vidas mis compañeros y yo salvamos. Sí,
tengo historias de éxito… y de fallos.
Tengo noches en las que no
puedo dormir, simplemente porque veo las caras de los que no pude
ayudar, porque no llegue a tiempo o simplemente porque pienso en un “y
sí…” para cada caso en que fracasé. Y si usted nunca ve una milésima
parte de esto, es porque la policía nacional no ha hecho bien su
trabajo…
Y en todas esas ocasiones siempre he estado el
primero, nunca he escurrido el bulto y mis compañeros lo sabían, conmigo
estaban tranquilos y aprendieron que a mi lado mi chaleco pararía las
balas y golpes que fueran dirigidas contra ellos. Mi teléfono particular
(yo no tengo teléfono/Ipod oficial como los políticos) esta disponible
las 24 horas del día los 365 días al año, puede ser que porque tenga un
plus de responsable y me guste dar ejemplo y está claro que la gente me
lo agradecerá ALGUNAS VECES, pero SIEMPRE me sentiré satisfecho.
A pesar de todo lo que os he contado, os quiero decir que no le llego
ni a la suela del zapato a muchos de mis compañeros que han tenido que
sufrir y padecer en esta profesión veinte veces más que yo.
Algunos días la gente se acerca a mi para preguntarme que es lo que
pueden hacer cuando un ladrón se mete a su casa o si puedo ayudarles en
tal o cual gestión en la Comisaría, aunque nunca me preguntan si ya he
comido o cómo me hice el arañazo de la cara, o cómo es que trabajaba el
día de la romería si era domingo.
Nunca me he arrepentido de
matricularme en su día en la carrera de derecho, y luego renunciar a
conseguir un trabajo con horario de 9 a 3 y un mes de vacaciones, un
trabajo con pagas extras, cesta por navidad y una vida corriente. La
vida que querían mis padres para mí, la vida que quiere todo el mundo.
Pues muy bien Sr. Presidente del Gobierno; yo soy uno de esos 2.600.000
funcionarios a los que ustedes, los politicuchos, han decidido rebajar
el salario en alrededor de un 5% , congelar el mismo para el 2011, y
quitarnos la paga extra de navidad, tan solo 24 h. después de que uno de
sus secuaces ( Cristóbal Montoro) nos echara a la gente encima diciendo
que “al país no le conviene la imagen de que con aprobar una oposición
ya se "tiene todo hecho", ya que el examen debe ser la forma de acceder a
un puesto de trabajo en el que hay que "cumplir todos los días".
(Tranquilo Sr. Montoro que con estos recortes la crisis ya se ha
solucionado y la gente es más feliz, joder, se han puesto ustedes a la
altura intelectual de Zapatero, Pajines, Blancos y compañía. Esperábamos
algo más de ustedes).
No sé cuantos de todos esos bisoños
asesores que tiene usted le habrán aconsejado decidir una medida tan
drástica, o si por el contrario, lo ha decidido usted solo aplicando los
conocimientos de economía adquiridos en una de esas dos clases que a
usted le resultaban suficientes para saber “todo” lo que tenía que saber
del tema. En cualquiera de los dos casos, tengo que mostrarle mi más
absoluto desacuerdo por tal decisión, entre otras cosas, porque los
funcionarios del CUERPO NACIONAL DE POLICIA llevamos ya mucho tiempo,
demasiado, siendo maltratados y humillados por todos los gobiernos que
hemos conocido.
Llevo más de 15 años dependiendo del Ministerio
del Interior (ya ve que son cuatro días, pero el triple los que muchos
están de presidente). En todo este tiempo, los “Policías Nacionales”
hemos sufrido congelaciones salariales en más de una ocasión y numerosas
subidas por debajo del I.P.C , maltratándonos económicamente en
relación a otras Policías Locales y forales
Si bien este hecho
por sí solo ya es bastante frustrante, lo es más aún el estar siendo
siempre señalados por la sociedad, incluso por miembros de los distintos
gobiernos (entre ellos el suyo), por haber cometido el “delito” de
preparar unas oposiciones quitando tiempo de nuestras vacaciones, de
nuestra familia, de nuestro descanso, para tener un “empleo fijo”, que
tampoco lo tenemos. El tener que escuchar de distintos sectores, de la
prensa, etc… que el dinero de los impuestos de los ciudadanos sirve para
que nosotros comamos (como si nosotros no pagásemos impuestos) sin que
ningún responsable de los distintos gobiernos haya dicho nunca una sola
palabra en defensa nuestra, en defensa de “sus” propios empleados.
Y todo este esfuerzo … ¿para qué?. Pues para cobrar menos que hace
cuatro años; para que después de esta bajada, la congelación del año que
viene y las subidas que ya adivinamos futuras, tardemos no menos de
otros cinco años en volver a cobrar una cantidad similar a la que hasta
ahora cobramos.
Sr. Presidente, puede estar seguro que daría por buena esta medida si fuese acompañada de otros gestos.
Por ello y como decía anteriormente, a los policías nos gustaría percibir gestos, por ejemplo:
Explicar cuál es la realidad de nuestros salarios.
Explicar que muchísimos grupos A de la administración (después de
durísimas oposiciones y horas de estudio) ganan menos de lo que han
ganado encofradores, fontaneros, electricistas, aparejadores,
arquitectos, camareros, etc… colectivos que durante la época de bonanza
han ganado cantidades que nosotros ni soñamos podamos llegar a percibir.
Explicar que los policías tenemos controlado desde el primer hasta el
último euro que ganamos, que no cobramos en negro, que no defraudamos a
hacienda.
Explicar que los policías, tanto si ganamos más como
si ganamos menos, no vamos a ver incrementadas nuestras jubilaciones,
pues estas están fijadas en función de la categoría profesional.
Explicar nuestra pérdida de poder adquisitivo desde hace 20 años.
Explicar que o bien han fallado todos sus asesores o bien usted ha
hecho caso omiso de sus opiniones; en cualquiera de los dos casos…¿para
que los quiere? Seguramente se ahorraría también mucho dinero.
Explicar la cantidad de contrataciones con empresas externas en las que
ustedes meten a sus enchufados cuya única habilidad es tener el carné
del partido político de turno y cuyo coste por persona es superior al
que se produciría de pagar a un funcionario.
Sr. Presidente,
antes o después usted se irá, sus asesores serán sustituidos por otros
asesores, sus ministros le acompañarán y curiosamente, muchos grandes
empresarios de los que ahora critican su gestión, les ofrecerán jugosos
contratos y puestos directivos en sus empresas, como suele suceder con
los políticos que se retiran. Entonces todas sus necesidades estarán
cubiertas con creces. Además tendrán la seguridad de ser beneficiarios
en su día de la máxima pensión posible simplemente por haber estado
siete años de diputado. Y nosotros los policías seguiremos ahí, en la
.... calle intentando hacer bien nuestro trabajo, recibiendo y encajando
los dardos emponzoñados de los que nos quieren hacer pagar por delitos
que no hemos cometido. Y sabremos que nuestra edad de jubilación se
habrá incrementado. Y nos volverán a congelar el salario. Y volverá a
haber un período de vacas gordas en el que unos cuantos (o muchos),
ganarán muchísimo mientras que nosotros seguiremos intentando preparar
una oposición para tener unas remuneraciones más dignas. Y volverá otra
crisis….y nos volverán a hacer responsables de la misma aquellos que la
han provocado. Y seguiremos esperando que alguien tenga un gesto con
nosotros. Alguien que ya no será usted. Usted ya perdió la oportunidad,
como tantas veces, de demostrar esa tan cacareada “responsabilidad” (Su
predecesor lo llamaba “talante”).
La a escrito Miguel como la podía haber escrito cualquier otro compañer@, puesto que todos estamos más que hartos y más quemaos quel palo un churrero.
ResponderEliminarOs doy todo mi apoyo, y que nunca os desaniméis, para mí, sois uno de los gremios más honrados y coherentes que existen.
ResponderEliminarGracias Cesar por tu apoyo.
EliminarCon un par, y a pesar de todo eso el cuerpo lo forman una mayoría que se comen el mundo y quieren hacer todo lo que está en sus manos para asegurarse de contribuir con actuaciones a que se haga justicia, la misma que luego le da la espalda o le echa el dedo para beneficiar al desgraciado que despues de robar/pegar/violar/matar/traficar le da por decir al juez que lo trataron de pena, que le pegaron y le humillaron...
ResponderEliminarMuchísimo ánimo,orgulloso del CNP, de las personas que lo forman y de pertenecer a él (a pesar de lo que ha explicado el autor de las palabras arriba señaladas)
"Mi trabajo es crear las condiciones que aseguren tu bienestar y paz ,amigo ciudadano".
Perdone ¿Cuanto le pagan?
ResponderEliminarQué lástima no poder compartir tu carta. Me sentía muy identificado hasta que me sitúas como privilegiado compañero Navarro. Aquí no nos hemos librado de lo mismo, pero crees lo contrario. La próxima te informas mejor para ponernos de referencia y verás como aciertas.
ResponderEliminarEn pro de la libertad de expresión que reconoce la Constitución, y como jubilado, nos parece bien el argumento, propio del corporativismo. Es opinión de Polic. Jubil.
ResponderEliminarComo ha dicho este hombre antes ¡UN POCO MAS DE JODIDO RESPETO!
ResponderEliminarQue a mucha gente se le olvida. Detrás de esos uniformes y esas apariencias de "amargados" "machos" o "de pocos amigos" hay una persona que respira tu mismo aire.
Sois ejemplares, nunca os rindáis ni dejéis de inspirar a las que, como yo, querríamos llegar a tener la mitad de coraje que tenéis vosotros. No tengo nada más que decir que gracias, gracias y gracias. Luchad por lo que os merecéis, sois grandes.
ResponderEliminarToda mi gratitud y respeto por su trabajo.
ResponderEliminarHoy he echado la solicitud para el CNP pero después de esto creo que desisto antes de entrar. Me marcho de España.
ResponderEliminarCreo que este procedimiento debería de cambiar algo y en vez de ser muchas veces a dedo habría de haber un concurso como en las autoescuelas ya que eso hace que no se cree un buen ambiente en lo que respecta
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