lunes, 19 de diciembre de 2011

Toda la verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco, al descubierto: Los prolegómenos del atentado (3 de 7)


Alerta Digital

Carrillo

ETA y el Partido Comunista montaron una red de apoyo a los separatistas vascos en Madrid. En el centro de la imagen, el entonces líder de los comunistas españoles, Santiago Carrillo.

José María Manrique/Matías Ros (Autores del libro ‘El magnicidio de Carrero Blanco’).- Según el famoso y bien documentado periodista Ismael Medina (página Web “Del 20D al 11M” ya citada), basándose en sus conocimientos y en lo que escribió Calvo Serer [1], los partidarios de la ruptura con el Régimen y su solución de una Monarquía encarnada en Juan Carlos consideraban a Carrero Blanco un obstáculo a remover; de e entre ellos la principal fuerza era la autodenominada “Junta Democrática” (la cual contaba con el apoyo encubierto de don Juan de Borbón y Battenberg, en pugna con su hijo) [2].

En este contexto, Medina dice textualmente que: los impulsores del atentado contra el Presidente del Gobierno fueron doce políticos, algunos miembros de la Junta Democrática, reunidos en un chalé de Aravaca; uno de éstos (¿el comunista Alfonso Sastre?) trasladó la iniciativa al grupo comunista que preparaba el atentado de la calle del Correo (el cual se cometió después del magnicidio, el 13 de septiembre de 1974, y produjo 12 muertos y 80 heridos); de allí, a través de un joven militante de la Liga Revolucionaria Comunista, se pasó el recado a ETA.

Basándose en sus pesquisas, en las de la policía tras la detención de Eva Forest a raíz del atentado de la calle Correo (Cafetería Rolando, 13 de septiembre de 1974) [3], y en los posteriores testimonios de ésta, Ricardo de la Cierva y los investigadores de el diario “El País” Ismael Fuente, Javier García y Joaquín Prieto mantienen que ETA y el Partido Comunista (PC) montaron una red de apoyo a los separatistas vascos en Madrid, la cual estuvo operativa en 1972. El elemento clave fue el matrimonio comunista Sastre-Forest (ver http://www.sastre-forest.com/), aunque luego el “aparato” del PC dijera que ya no pertenecían al partido.

Fundamentalmente de manos de De la Cierva, podemos afirmar que la escritora y doctora en medicina, de familia anarquista, Genoveva (Eva) Forest Tarrat (por otros alias: Vitia, la tupamara, la rubia, la loca y la tetas) había viajado a Cuba en 1966, y su marido, el escritor y dramaturgo Alfonso Sastre Alemany, quien fue durante cierto tiempo miembro del comité central del PC, lo hizo en 1972, año en el que la policía registró su casa en Madrid.

Según sus declaraciones en 1977, a la salida de la cárcel (por la bomba de la calle Correo), Eva conoció en Cuba a varias personas que le manifestaron mucho interés porque se impulsara un movimiento de liberación vasco, especialmente un argelino; en la isla estableció la conexión internacional que enlazaría con el “Comité de solidaridad con Euskadi”, creado por ella a raíz del proceso de Burgos. El contacto con la KGB dijo que era “el argelino”, y también, según su testimonio, en aquel comité de solidaridad participaron gran número de intelectuales, miembros del PC y personas próximas a “Cuadernos para el diálogo”, muchos de los cuales formaron la red de apoyo a ETA [4].

En ese entorno de operaciones encubiertas movidas por el comunismo se puede clasificar la detención en diciembre de 1971, relatada por Ismael Fuente en su ya citado libro, de un grupo que pretendía secuestrar a Carrero Blanco. El grupo, izquierdista, contaba con un antiguo guerrillero venezolano y mantenía contactos con el PC y el PCEml-FRAP; esto lo negó, por supuesto, Carrillo, empeñado en una línea de acción de abandono oficial de la violencia [5], pero confirmó plenamente el “grapo” Blanco Chivite.

En abril de 1972, Alfonso Sastre recibió en su casa de la calle Virgen del Vall nº 19, de Madrid, junto con su mujer, a dos etarras (uno de ellos José Miguel Beñarán Ordeñana, alias Argala – flaco- y por entonces Fernando o Chavi). El enlace previo se hizo a través de un jesuita vasco hermano del etarra encargado del contacto; el sacerdote utilizó a otro que era comunista, el también jesuita “Padre Llanos” (José María de Llanos). Aparentemente, los etarras habían viajado a Madrid para conocer, sobre todo y con vistas a un atentado o secuestro, las costumbres del periodista del diario “ABC” Alfredo Semprún, al que consideraban portavoz policial [1].

La información del entorno privado de Carrero pudo salir de los círculos religiosos íntimos de inspiración Opus “La Capilla”, El templete” y “B5”, formados también por jesuitas; estos “círculos” eran para el almirante, a la vez que núcleos de formación y oración, fuente de información del ambiente en relación con el ambiente religioso. Pero uno o varios de los miembros del “clero vasco” de los mismos, que guardaban especiales y secretas relaciones con el Partido Comunista y Comisiones Obreras, pudo actuar como “agente doble”. La conexión clave pudo ser un religioso francés infiltrado en El templete [2].

Argala, bilbaíno y de familia franquista, se incorporó, con 17 años (nació en 1949), a la “Legión de María”, donde un sacerdote le convirtió en separatista, marxista y etarra; durante algún tiempo se le consideró un “intelectual” rival de Federico Krutwig Sagredo. Parece ser que Argala captó una primera información, en Vascongadas, de un militante de la Liga Comunista Revolucionaria vinculado a ETA, por lo que decidió ir a Madrid para comprobarla, junto con Ignacio Pérez Beotegui ( alias Wilson e inglés; había sido delincuente común, motivo por el que huyó a Inglaterra), jefe de los “comandos” operativos. Está generalmente aceptado que la Liga Comunista Revolucionaria, junto a ETA (con la que tenía muchas conexiones) y otras organizaciones “ultraizquierdistas”, dependían (al menos en parte) de una sección específica del PCUS para su acción revolucionaria exterior.

En casa de los Sastre-Forest, un intelectual, amigo del matrimonio, comentó a los etarras por primera vez las peculiaridades de las costumbres de Carrero.

Fue en septiembre de 1972 cuando Argala recibió de la Forest la información más trascendente sobre Carrero (debía ir a las 12 horas del día 14 octubre a la cafetería del Hotel Mindanao), el etarra estaba viviendo su casa, mientras Iñaqui Wilson lo hacía en la de otra comunista, la actriz María Paz Ballesteros. Argala acudió al hotel acompañado de Wilson. En el Mindanao, un hombre de unos 30 a 35 años, alto, moreno, elegante, con traje gris oscuro, gafas y una cartera, sin decir una palabra, sacó un sobre cerrado y se lo dio a Argala, y, tras darle la mano, se fue; dentro había una cuartilla escrita a mano y con mayúsculas que decía “el almirante Carrero Blanco va todos los días a la misa que a las 9 de la mañana se celebra en la iglesia de San Francisco de Borja, sita en la calle de Serrano, frente a la embajada de los EE. UU., con poca escolta”.

Posteriormente ambos comprobaron que efectivamente entraba en la iglesia con un solo escolta (por entonces solo le acompañaba su conductor y ese escolta) y Argala comulgó detrás de él; a aquella misa también asistió el ministro Gregorio López Bravo (también lo haría el día de su muerte, lo mismo que Eva Forest); en alguna otra ocasión estuvieron en aquellas misas disfrazados de curas; la rubia también se turnó en la labor de vigilancia de las costumbres del Almirante. Según Manuel Cerdán [3], los archivos policiales de la época indicaban que el mensajero era una persona vinculada a la “Platajunta” y próxima a la Forest; para la mayoría se trataba de alguien relacionado con la televisión, aunque pudo ser un agente secreto. Por otra parte, la tupamara se había comprometido a facilitar alojamiento seguro al resto de los terroristas que vinieran a Madrid. Wilson, al ser detenido en 1975 en Barcelona, por la delación del “topo” Miguel Lejarza, El Lobo, informó de lo anterior a la policía [4].

De la Cierva sostiene que fueron una docena los etarras que estuvieron en Madrid el otoño de 1972, divididos en dos o tres grupos sin conexión entre sí; por ejemplo, el 22 de noviembre de 1972, en la primera acción de ETA en Madrid, dos hombres asaltan una oficina del DNI (documento nacional de identidad) en la comisaría del barrio de La Concepción, dejando uno de ellos, el etarra fichado Juan Bautista Eizaguirre Santiesteban, alias Zigor -zigoto-, sus huellas en ella (el otro fue identificado como Javier María Larreategui, Achulo -ateo-). Aquello no trascendió a la prensa y por alguna razón no se tomaron medidas [5].

Argala y Wilson viajaron a Francia en diciembre para dar cuenta a la dirección etarra, la cual convocó unas reuniones con Eustaquio Mendizábal Chiquia -pequeño- (antiguo novicio benedictino), José Manuel Pagoaga Peisoto (un antiguo sacerdote misionero en Ecuador), Zigor, Ignacio Múgica Arregui Ezquerra, Isidro María Garalde Mamarru, Jesús María Zabarte Garraz, Domingo Iturbe Chomin, Joaquín María Villar Fangio, y Juan Antonio Urruticoechea Josu Ternera. Peisoto comunicó a Ezquerra, el segundo de Chiquia, su designación como jefe de un “comando” de gran importancia en Madrid, junto a Argala y Wilson.

“Nuestros colaboradores desplazados en Francia nos confirman que el día 15 de los corrientes se celebró una reunión entre elementos directivos del movimiento separatista ETA-ENBATA con miembros de la dirección del PC de Toulouse, en la que se acordó llevar a efecto en distintos puntos de España una operación denominada “NAVIDADES NEGRAS” o “TURRÓN NEGRO”, en la cual se incluyen secuestros, acciones subversivas y violentas, que será realizada en el más breve plazo posible [1]“.

Así rezaba el comienzo del informe que el agente principal en Francia del servicio de información de la Guardia Civil (GC) emitió el 17 de diciembre de 1972. En el mismo también se decía que la reunión giró sobre la mejor forma de colaboración conjunta para forzar al Gobierno español a poner en libertad a los etarras detenidos, estimando que el medio más eficaz era la realización de secuestros tales como los del Príncipe Juan Carlos, el Vicepresidente Carrero, el Director de la Guardia Civil, o, preferentemente, sus familiares. En otro similar de igual fecha, el agente de la Guardia Civil informaba de que un mes antes habían entrado en España separatistas vascos integrados en cinco comandos para fijar su residencia y actuar en distintos puntos (uno de ellos Madrid) y ninguno en la región vasconavarra. Estas informaciones, y otras similares de distintas fuentes, llegaron al conocimiento de Carrero vía Iniesta (Director General de la GC); una de ellas, fechada el 27 de diciembre de 1972, procedía de los confidentes del comisario José Sainz, Jefe Superior de Policía de Bilbao, infiltrados en el mundo abertzale vascofrancés: miembros … destacados de ETA han comentado … que están preparando una acción fuerte en Madrid. Iniesta Cano y los Ministros de la Gobernación (Tomás Garicano Goñi y Carlos Arias Navarro), así como el Director General de la Seguridad del Estado (Eduardo Blanco), tuvieron conocimiento de todo ello. Aparentemente Carrero estaba enterado y dio instrucciones a su familia: si alguna vez me secuestran no deis por mi una perra gorda [2]; pero Agustín Herrero Sanz, jefe de escoltas del Almirante, manifestó posteriormente que él no llegó a conocer dicho informe.

Para González Mata [3]: … en diciembre de 1972, técnicos de los servicios de seguridad de un poderoso país “amigo” del Gobierno Español, gracias a los sistemas de protección exterior de la sede de su embajada, notaron la presencia sospechosa, en sus alrededores, de varios individuos; el “diplomático” encargado del asunto, tras investigar y descartar las casualidades, consultó, particular y discretamente, a un colega de la Dirección General de Seguridad española, quien le informó que los rostros correspondían a “etarras”; a la vez, los “servicios de enlace y coordinación españoles” (servicios secretos) le aseguraron que están al corriente de las actividades de los terroristas y que se ocupaban del asunto”.

G. Mata no precisa que servicios eran, pero, por el contexto, todo apunta a los tradicionales encargados de la información exterior/interior y enlace con los servicios secretos extranjeros: los del Alto Estado Mayor (troisième groupe du service de liaison et de coodination espagnol). Paralelamente, el “diplomático” yanqui avisó a su “central” y sus jefes le ordenaron continuar interesándose por el asunto, pero utilizando elementos de sus servicios secretos instalados en España como estudiantes inscritos en una universidad vasca.

El 14 de enero de1973 Ezquerra, Wilson y Argala viajaron a Madrid; a la entrada de la ciudad un coche conducido por la rubia (por entonces Eva Forest llevaba melena de ese color) les guió hasta el barrio de Aluche, donde se alojaron en un piso que la misma les facilitó. Durante las dos semanas siguientes vigilaron a Carrero, incluso comulgando Ezquerra detrás de él; luego el jefe del comando viajó a San Sebastián y a Francia. El objetivo estaba fijado: secuestrar al Vicepresidente del Gobierno.

Con la colaboración de la Forest alquilaron un piso en la calle del Mirlo nº 1, piso 12-C, en el barrio de Campamento, cerca de la Casa de Campo y de las carreteras de Extremadura y Boadilla. Al ser bastante amplio (130 m2), allí vivieron Argala, Wilson, Achulo, Zigor, Josu Ternera, Quiscur y otros; los etarras permanecieron en él hasta el final, “oficialmente” sin levantar sospechas [4].

Para atraer la atención de la policía, ETA secuestró el 16 de enero al industrial Huarte, obteniendo 50 millones de pesetas por su rescate, y después robó 3.000 kg de dinamita; pero, el 19 de abril de 1973, Chiquia, jefe “militar” de ETA, murió en un enfrentamiento en Algorta (Bilbao). Su apodo dio nombre al “comando” que asesinará a Carrero.

En febrero un policía miembro de los servicios de información de la policía reconoció a varios etarras en una cafetería de Madrid, comunicándoselo a sus superiores, quienes le dijeron que ya estaban controlados. Algo similar ocurrió el mes siguiente, cuando un inspector de policía reparó en alguien que compraba unas esposas en una armería próxima a la Dirección General de Seguridad y luego se reunía con otras personas que le hicieron sospechar; después de seguirlos a su casa y hacer preguntas a vecinos y porteros, llegó a la conclusión de que eran malhechores o terroristas; pidió refuerzos para detenerlos y … quien vino fue otro inspector que le dijo que el tema era cosa de los servicios secretos y que no había que mezclarse.

En abril se produjo un oscuro incidente en las proximidades de la central nuclear de Zorita de los Canes (Guadalajara), ya que el servicio de seguridad de la misma detectó prácticas de tiro en sus proximidades y, a través de la matrícula de uno de los coches implicados, la pista fue seguida hasta que un servicio secreto tranquilizó a la policía al asumir el control de la investigación [1].
Para salvar la crisis provocada por la muerte de Chiquia, entre otras cosas, y con una aparentemente suicida falta de prudencia, en mayo se reunió en Getafe el comité ejecutivo de ETA-V Asamblea; aquella era una zona industrial de Madrid con amplia implantación del clandestino sindicato comunista Comisiones Obreras (CC.OO.). Casi todos eran viejos conocidos de la policía, tanto los miembros de la Coordinadora de ETA (Eduardo Moreno Bergareche Pertur, Sabin, Serrano Izco, Goiburu Mendizábal Goyerre y Pelotas, Esperanza Goicoechea Icharro y Múgica Arregui), como otros que se alojaron en distintos pisos de las calles Alberto Aguilera, General Perón y Avenida del Mediterráneo, entre los que estaban José María Alcibar Ganchegui el general, Juan Miguel Echaguibel cristo melenas, Víctor Aranzabal Balzategui Chinua, Iñigo Suescun Ichilla, Roberto Fernández Palacios Britos, Javier Serrano Izco, Aldasoro, Tomi, Azcoiti, Osobi, Tupa, Fangio y Miquel.

No es comprensible que los terroristas pusieran en la misma cesta casi todos sus huevos y además agitándolos; durante bastantes días una treintena de etarras, incluidos sus máximos jefes y el “comando estrella”, viajan a Madrid y se mueven por la ciudad con total tranquilidad, lo cual no parece tener otra explicación, aparte de contar con la poderosa ayuda comunista, que la de tener “ciertas seguridades”. Curiosamente, Goiburu y Serrano Izco, habían sido detenidos poco antes por las Fuerzas de Seguridad y puestos en libertad al no ser identificados. Según un informe recogido en la “Operación Cantabria”, una investigación militar secreta y extraoficial posterior al atentado, dos semanas después de la reunión, la Guardia Civil detuvo camino de San Sebastián a los etarras Roberto Fernández Palacios y Rufino Serrano Izco, los cuales, en los interrogatorios, declararon que venían de Madrid, donde habían asistido a la asamblea. Parece ser que tampoco en esta ocasión los servicios del Estado sacaron conclusiones [2].

González Mata[3] sitúa también en mayo un incidente en el que la policía, tras un poco claro intento de robo a un piso de los supuestamente alquilados por los etarras y después de largas pesquisas para localizar al inquilino, registró el inmueble y encontró armas y documentos subversivos; de nuevo “un servicio secreto español” tranquilizó a la policía. Por esta época, y según el mismo autor, los espías norteamericanos, ¡y los españoles!, ya controlaban alguno de los pisos etarras mediante micrófonos ocultos; más adelante aportaremos la prueba de que estas escuchas están documentadas por testimonios de primera mano.

Durante el primer semestre de 1973 los etarras se dedicaron en Madrid, fundamentalmente, a organizar la red de alojamientos y a construir los escondites o zulos en los pisos francos para encerrar a los que pudieran secuestrar. También, con llamativa temeridad, a otras actividades tales como comprar esposas haciéndose pasar por policías, alquilar dos coches con la documentación verdadera de Javier María Larreategui Cuadra Achulo (quien también se permite enseñar su pistola a unos amigos vascos que encuentra en la calle) y hacer numerosas prácticas de tiro en la sierra [4]. Y siguieron llegando más etarras: Zigor, Rosario Lasa Leunda (mujer de Ezquerra), Esperanza Goicoechea Eloriaga Charo y Pedro Ereño Gorrochategui El Pelos.

Ezquerra, a nombre de su mujer, adquirió una mercería en la calle Doctor Fleming, tienda que fue objeto de un espectacular robo, por lo que tuvieron que abandonar la idea de transformarla en cárcel popular y deshacerse del local; también alquilaron un piso de seguridad en el Paseo de La Habana. Con ellos, ETA dispuso de toda una red de pisos: el de la calle Mirlo; otro alquilado por Achulo en la calle General Perón, en el que llegaron a vivir hasta nueve etarras; otro en la Avenida del Mediterráneo, comprado por Argala; y otro más en Alberto Aguilera, alquilado por Ezquerra. En total, ETA, con la ayuda comunista, llegó a contar, en distintos momentos de aquel proceso de dos años, con un total de siete pisos y un local comercial.

Los etarras contaron con el vital apoyo de viejos militantes del PCE, quienes proporcionaran a los vascos distintos alojamientos y el zulo-prisión al que llamaron “la granja”, situado en la calle Hogar, nº 68, 4º D, en Alcorcón (localidad madrileña próxima al piso de la calle Mirlo y a la carretera de Extremadura); la casa la compró Eva Forest con 400.000 pesetas que le dio Ezquerra, y el zulo lo preparó el comunista Antonio Durán Velasco (un comunista de la central sindicalista CC.OO. que había organizado todas las huelgas de la fábrica de motores Perkins y estaba procesado; la vivienda se escrituró a nombre de cuya mujer), entre junio y septiembre de 1973, con la ayuda de otros dos “albañiles” de ETA. La colaboración de la Forest fue constante y fundamental; cuando fue detenida en 1974 aún guardaba en su piso de Virgen del Vall nº 19, junto con varias armas, los uniformes de Alférez de Infantería que se habían hecho Achulo y Quiscur para facilitar su huida. No se descartan otros apoyos, pues las declaraciones de los congresos del PSOE en aquellos años apoyaban explícitamente el terrorismo vasco.

Según la versión oficial, el nombramiento en junio de Carrero como Presidente del Gobierno impulsó a ETA a abandonar la idea del secuestro, porque supuso que su escolta se incrementaría drásticamente (sólo aumentó en un vehículo más con su conductor y dos policías). A mediados de julio, como las vacaciones oficiales dispersaban a los posibles objetivos, y para poder participar libremente en la asamblea de ETA “militar”, Ezquerra ordenó que también los etarras que entonces estaban en Madrid abandonaran temporalmente la ciudad. Ezquerra fue detenido en Madrid en 1975, tras las delaciones del infiltrado Lobo; en sus declaraciones dijo que en el verano de 1973 solo se quedaron en Madrid Wilson, Argala, Zigor y él. Luego llegaron otros ocho para reforzarles, ante el aumento de escolta del ya Presidente: José María Aldasoro Artola, José Luis Arrieta Zubimendi, José Antonio Garmendia Artola, Javier María Larrategui Cuadra, Miguel Lujúa Gorostiola Miquel, Manuel Michelena Loyarte, Tomás Pérez Revilla y José Joaquín Villar Gurruchaga; más adelante se nombraría a Jesús Zugarramurdi Huici como jefe de todo el grupo del atentado [5].

El 20 de julio visitó el príncipe la ciudad de Toledo y la policía constató la presencia en ella del liberado de ETA José Miguel Lujua Gorostiola, siempre sin consecuencias para ETA [6].

Recordemos los avatares organizativos de la organización separatista en aquellos años. La VI Asamblea de ETA se había celebrado el verano de 1970 en Bayona (Francia). En ella los “obreristas” decidieron expulsar a los partidarios de los atentados, muy diezmados entonces por la acción de la policía. Los “militaristas” (terroristas), se negaron a reconocer su celebración y a partir de entonces se autodenominaron “ETA V-Asamblea”; en 1972 se les unió el grupo Ainchina, el más partidario de la violencia de los que formaban las juventudes del PNV. Los “obreristas”, a su vez, se denominaron “ETA VI-Asamblea”, la cual, posteriormente se dividió en otros dos sectores, los MAYOS (mayoritarios, que en 1973 se integraron en la Liga Comunista Revolucionaria) y los MINOS (minoritarios, que lo hicieron en la Organización Revolucionaria de Trabajadores y el PC), yéndose algunos con los terroristas.

Como consecuencia del atentado contra Carrero, los obreristas que aún quedaban en ETA-V la abandonarían y fundarían el Partido Revolucionario de los Trabajadores Vascos. Queda clara, de nuevo, la composición marxista y peneuvista de ETA y su identificación con el PC.

La VI Asamblea de “ETA-V Asamblea” se inició en Hasparren (Francia) en agosto de 1973. Allí, Chomin, Peisoto y Ezquerra, decidieron asesinar al Presidente; Juan Manuel Goiburu, miembro del Comité Ejecutivo, dio su conformidad al cambio de misión de la “Operación Ogro”.

Los etarras retornaron de nuevo a Madrid en septiembre, ahora bajo el mando de Jesús María Zugarramurdi Hiuci, alias Quiscur y el rizos, quien llegó a Madrid con Ezquerra, Goiburu y Chomín.

El 11 de septiembre la tupamara “puso mesa y mantel” en su casa para una reunión en la que ella, Argala y Wilson hablaron abiertamente de la nueva misión: asesinar a Carrero. El desacuerdo de Wilson con la Forest determinó su marcha de Madrid para San Juan de Luz (Francia). Según declaró el “albañil” Antonio Durán, tras su detención como consecuencia del atentado de la calle Correo, él participó también en aquella reunión y conocía la misión [7].

El día 23 los etarras robaron con éxito la armería Alonso, en la calle San Francisco de Sales; no hubo detenciones. Su acento vasco fue captado por el dependiente, el cual se lo comunicó a la policía; ésta, no obstante, no le mostró ninguna foto de separatistas vascos para tratar de identificar a los asaltantes [8]. González Mata (“Terrorismo Internacional”, pag. 325 y “Les vrais maîtres du monde”, pag. 115) añade que el dueño de la armería estaba hablando con un coronel de la guardia civil en el momento de iniciarse el atraco (la tienda está aun en el paseo de San Francisco de Sales, muy próxima a la Dirección General de la Guardia Civil), el cual avisó a la policía, con el resultado de que el coche de patrulla enviado fue interceptado por otro de un servicio secreto español, cuyos tripulantes tranquilizaron a los policías del “091”.

Además, en octubre fue detenido en Bilbao el etarra Jesús María Zabarte Arregui Garraz, quien confesó que los distintos DNI a su nombre que se le encontraron le fueron entregados por Múgica Arregui, dándose la circunstancia que los mismos estaban confeccionados con las cartulinas robadas hacía un año en Madrid; también dijo que en el Sur de Francia había más de 50 etarras dispuestos a pasar a España en varios grupos, y que él mismo había entregado a Achulo 250.000 pesetas en Madrid. El 1 de ese mismo mes de octubre Argala alquiló un piso, en la Avenida del Mediterráneo nº 30, a una persona que resultó ser el Teniente Coronel del Ejército Alberto SerranoVals, el cual dio muestras de sospechar algo, por lo que se rompió el contrato [9]. El 12 de aquel agitado mes (Fiesta del Pilar), Wilson y Argala, junto con Achulo, arrebataron su subfusil a un centinela de la puerta de Capitanía General [10].

En octubre y noviembre Argala vivió en casa de la actriz de TVE María Paz Ballesteros “Pata” y del director de teatro Vicente Sainz de la Peña, según testimonio de la misma; un año después también viviría varios días Juan Manuel Galarraga Pocholo, junto con el Tanque y el Tupa, varios de los que construyeron las cárceles/refugio en el verano de 1974 [11]; ambos eran comunistas allegados a Eva Forest.

Parece evidente que estos reveladores datos fueron bloqueados en algún sitio sin que llegaran a surtir efecto. Carrillo, el máximo dirigente del PC, afirmó en alguna ocasión: Si alguno de nuestros militantes hubiera cometido la décima parte de las imprudencias que cometieron los etarras, yo estoy seguro de que la policía hubiera dado con él y lo hubiera detenido [12]. El luego General Fernández Monzón, por entonces destinado en el SECED, sería de la misma opinión: Los propios etarras dicen que estuvieron seis meses vigilando la puerta principal de la iglesia de San Francisco de Borja, en la calle Serrano, desde la parada de autobús de la acera de enfrente, que está prácticamente en la puerta de la embajada americana; eso, con la vigilancia enorme que hay allí, resulta pintoresco; tanto como que los norteamericanos no se enteraran, con detectores de todas clases, de que se estaba perforando un túnel a 80 metros de allí [13]; es llamativo que el día de la llegada de Kissinger a Madrid y a menos de 100 de la puerta de la embajada norteamericana, dos etarras colocaron descaradamente 50 metros de cable en una fachada y nadie sospechara.

Otro testimonio esclarecedor lo dio Miguel Lejarza Eguía, El Lobo, Gorca o “el del coche blanco”, el famosísimo topo infiltrado en ETA a raíz del asesinato de Carrero y que consiguió la captura de 158 miembros de los polimilis (cúpula directiva incluida), en julio de 1975. Lobo declaró con relación al magnicidio: “Pienso que ha habido una manipulación muy fuerte, a niveles políticos muy altos y con conexiones internacionales; los destinos de España en aquella época estaban muy relacionados con los intereses de EE.UU.
(…) El control sobre todo lo que ocurría en España en la década de los setenta era total y la CIA tenía colaboradores e infiltrados en todos los estamentos políticos, legales y clandestinos, así como en los movimientos subversivos y, por supuesto, en el sur de Francia y en ETA, (…) El propio Ezquerra, jefe del comando que mató a Carrero, me confesó que estuvo bajo sospecha de trabajar para la CIA (…) Un comando bragado no te viene y se está aquí un año preparando una cosa, eso es imposible; ¡vamos!, y menos que vengan los dirigentes, los principales y se pongan aquí a hacer una cosa de esas; eso no se lo puede creer nadie, es imposible; yo conozco perfectamente a esta gente, conozco su forma de pensar y, desde luego, es totalmente imposible; por eso, a mí no me cabe ninguna duda de que hay una mano muy fuerte detrás de todo esto, una mano fortísima y estos son simples peones, los manejan”. [14].

En varias ocasiones tanto la Policía como la Guardia Civil estuvieron a punto de detener al “comando”, pero órdenes superiores lo impidieron siempre. En el vecindario, a los ocupantes del piso de la calle Mirlo, que se hacían pasar por estudiantes y trabajadores, algunos incluso los llamaban “los de ETA” por lo raro y poco discreto de su comportamiento; un miembro del Servicio de Información de la Guardia Civil que lo detectó y comprobó, lo puso en conocimiento del Servicio, llegando el Jefe de la 111 Comandancia de la Guardia Civil “Madrid Exterior”, el entonces Teniente Coronel Francisco Agudo, a montar la correspondiente operación para irrumpir en el piso, pero una llamada de teléfono le ordenó que se suspendiese la acción [15]. En aquella vivienda, según Eva Forest al menos una vez se produjo un disparo accidental. Quizás por todo ello hay versiones de que dos meses antes del atentado fue abandonada, pero dejando planos con itinerarios de Carrero y otras pistas delatoras, entre ellas el teléfono del refugio secreto del dirigente comunista Simón Sánchez Montero en un envoltorio de medicinas, todo lo cual induce a pensar, de ser cierto, en un desalojo de urgencia, quizá tras un aviso, pero más bien parece que “alguien” dejó aquellas fáciles pistas para señalar a los autores “oficiales”.

Abundando en lo anterior, un agente del servicio de información de la GC, que trabajaba en Francia con el nombre clave de Tormes, les dijo a los escritores Estévez y Mármol que él, contando con el apoyo de Serge Demagnian Sena, un coronel francés de la OAS (Organisation de l’Armée Secrète, contraria a la independencia de Argelia) y antiguo jefe del servicio secreto militar en Argel, dio noticias de la intención de asesinar a Carrero cinco meses antes del atentado. Llegaron a contar con la ayuda de un funcionario que copiaba informaciones del despacho del Ministro del Interior galo. Pero hubo un alto jefe militar que tuvo interés en romper toda la “operación Doble E”. Tormes señaló al General Prieto López (quien le apartó del servicio de información, acusándole de apropiación de fondos reservados) y a Sáenz de Santamaría (Coronel Jefe de Estado Mayor de la Guardia Civil entre 1971 y 1975) [16]. Quizás fuera este mismo agente el que recuerda el periodista Ismael Medina: la Guardia Civil había infiltrado en ETA a uno de sus miembros, que al tiempo se había ganado la confianza de un agente de los servicios secretos franceses; el guardia avisó a su superior inmediato con muchas semanas de antelación de que ETA preparaba el asesinato de Carrero; sus repetidos informes fueron bloqueados por ese superior, quien, dos años más tarde, con el sobrenombre de Barber, sería uno de los dos capitanes de la guardia civil en el CESID que, en vísperas del atentado en el despacho de abogados de la calle de Atocha, se entrevistaron en la Cafetería Dólar con el cabecilla del grupo que lo cometió [17]. Campo Vidal da el nombre de José Espinosa Pardo como el del agente de los servicios de información españoles y argelinos que avisó, en aquel otoño, de que ETA preparaba un atentado contra Carrero [18]; según Espinosa, un sector de ETA quería impedir el atentado y se lo insinuaron a él para que lo hiciera llegar al Coronel Slim Hoffman, pensando que éste haría desistir a los vascos de su plan.

José Ignacio San Martín, Jefe del SECED, escribió en su mencionada obra que “es rigurosamente cierto que el entonces Director General de la GC, días antes del atentado, me informó sobre la intención de ETA de secuestrar al Almirante y a su esposa”.

El 14 de diciembre de 1973 se celebró el último Consejo de Ministros del Gobierno de Carrero, en el que Arias anunció inminentes e inconcretas acciones terroristas de ETA [19].

*José María Manrique es coronel de Artillería, diplomado de Estado Mayor, autor de varios libros sobre temas de historia militar española moderna: ‘Las armas de la guerra civil’, ‘La guerra 1936-39 en Sigüenza’, ‘Sáhara Español, una historia de traiciones’, ‘Sangriento combate en Edchera’, ‘CETME’, ‘Las Armas de Destrucción Masiva y la Protección Civil en España’, entre otros muchos.

*Matías Ros pertenece al Cuerpo General de Policía desde 1969. Ha publicado varios artículos sobre temas de seguridad. Desde el asesinato de Carrero ha acumulado todo tipo de informaciones que han caído en sus manos acerca del Almirante.

[1] González Mata en Les vrais …, pag 113, y Terrorismo Internacional, Pag. 322.

[2] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 109/110, 98/100 y 235.

[3] González Mata en Terrorismo Internacional, Pag. 323 y Les vrais maîtres …, Pag. 114.

[4] Estévez y Mármol, Ob. Cit., Pag. 98/100 y 122. Fuente (Ismael): Golpe Mortal, Pag. 245.

[5] Fuente (Ismael): Golpe Mortal, página 297.

[6] Estévez y Mármol, Ob. Cit., página 130.

[7] De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 182.

[8] Boletín Informativo 7/74 de la Dirección General de Seguridad, pág. 24. Como bien dice el articulista Manuel Cerdán, “casualmente, la armería estaba situada frente al hotel Mindanao, donde Argala se había entrevistado con el personaje misterioso, y a 100 metros de donde, años después, Urrusolo Sistiaga secuestrará a Emiliano Revilla”.

[9] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 127/128 y 130.

[10] Boletín Informativo 7/74 de la Dirección General de Seguridad, Pag. 25.

[11] Lidia Falcón: Martes y 13 en la calle del Correo, Pag. 104, 111, 112 y 237; Ed. Planeta, Barcelona, 1981

[12] Estévez y Mármol, Ob. Cit. Pag. 182. C. Vidal (Ob. Cit., Pag. 33), anota que Carrillo dijo “Desde los años de las guerrillas yo tenía claro una cosa: que no se podía trabajar en una ciudad española como lo hizo este comando, y menos en pleno Madrid durante varias semanas, sin que ese trabajo lo detectara la policía”.

[13] La CIA en España, de A. Grimaldos, Pag. 116.

[14] Estévez y Mármol, Ob. Cit., página 243.

[15] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 105/106.

[16] Estévez y Mármol, Ob. Cit., páginas 221 a 228. Más adelante se hablará de él.

[17] I. Medina en Anómalas promociones al mando en Interior y Defensa; “Vistazo a la Prensa”: nº 141, 12-XI-2004, http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?Id=1878. En realidad, el Capitán de Infantería Luis Barber Bueso era un hombre de Gutiérrez Mellado.

[18] Campo Vidal, Ob. Cit., páginas 25 y 140.

[19] De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 144.

[1] ¿Hacia la III República Española? En defensa de la Monarquía democrática, de Rafael Calvo Serer. Plaza Janés. Barcelona, 1978.
Ver también, de Javier de Echegaray: http://209.85.229.132/search?q=cache:qGYkXkF2Rc0J:www.pensamientohispanico.com/articulos.htm+archivos+TENEMOS+SENTENCIA+site:www.pensamientohispanico.com&cd=2&hl=es&ct=clnk

[2] La Junta Democrática de España fue establecida por el PCE a comienzos de los años 70, con la adhesión gradual de Comisiones Obreras (CCOO), Partido Socialista Popular (PSP), Partido del Trabajo de España (PTE), la Asociación Socialista Andaluza (ASA) y personajes “independientes”. Tras su unión con una organización similar del PSOE dio origen a la Platajunta.

[3] Murieron 12 personas y fueron heridas otras 80; ver http://www.vianetworks.es/personal/angelberto/correo.htm

[4] Fuente (Ismael), García (Javier) y Prieto (Joaquín): Golpe Mortal, Pag. 76 y 85; El País/Aguilar, Madrid, 1983

[5] El control soviético de los comunistas españoles, como el de los de otros países, aparece claramente plasmado en el Informe Mitrojin, el cual “demuestra de forma fehaciente la existencia cierta, sin ningún matiz irónico, del Oro de Moscú”. Carrillo, tras la unión entre las juventudes socialistas y comunistas en 1936, “pasó a ser controlado no sólo por el aparato de la Internacional comunista, sino de los servicios de inteligencia soviéticos, en aquella época la NKVD; concretamente bajo la supervisión de Iosif Grigulevitch, alias Maks y Felipe (Ángel Maestro en http://www.galeon.com/razonespanola/r113-oro.htm; ver también http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo_Mitrojin). Y de esas mallas difícilmente se escapaba, por mucho que se quiera decir lo contrario y aunque después de la postura de Carrillo tras la invasión de Checoslovaquia el KGB pagara a disidentes del PCE. Una de las revelaciones de Mitrojin es que los soviéticos tenían controlado el teléfono de Kissinger y otra la confirmación del absoluto dominio sobre Carlos (Chacal).

[1] Campo Vidal, Ob. Cit. Pag. 20. Las razones de un asesinato, de Carlos Estévez y Francisco Mármol, pag 77 y sig.; Editorial Temas de Hoy, Madrid 1998. De la Cierva, Ob. Cit. Pag. 157.

[2] ETA nació …, de Álvaro Baeza, Pag. 314 a 316, 504 y 543/4. Baeza es un hombre próximo al separatismo vasco que, de joven en San Sebastián, “soñó con hacer la revolución socialista por la fe de Cristo” (Ob. Cit. pag 690); su información del ambiente religioso es buena.

[3] El Mundo, Sábado, 20 de diciembre de 2003. Año XV. Número: 5.127; http://www.elmundo.es/papel/2003/12/20/espana/1548246.html
http://209.85.229.132/search?q=cache:dll441w4z-kJ:xa.yimg.com/kq/groups/19154088/1700107752/name/Carrero%2B-%2BEl%2BMundo.doc+general+eduardo+Blanco,+seguridad+del+estado&cd=10&hl=es&ct=clnk&gl=es.

[4] WILSON: secretos a la tumba; http://www.interviu.es/default.asp?idpublicacio_PK=39&idnoticia_PK=49396&idseccio_PK=558

[5] Boletín Informativo nº 7 (14-II-74) de la Dirección General de Seguridad, Comisaría General de Investigación Social. Estos boletines fueron mandados quemar, ante notario, en los primeros meses de la “transición”.

[1] Las razones de un asesinato, de C. Estévez y F. Mármol, páginas 84/90. Y http://www.labrujuladeicaro.org/carrero%20razones%20ocultas%20de%20un%20asesinato.pdf. También en Información y Servicios Secretos en el atentado … , páginas 20/25 y 139/142.

[2] Diez céntimos de peseta; Fuente (Ismael): Golpe Mortal, página 45.

[3] En Les vrais maîtres …, Pag. 110 y Terrorismo Internacional, del mismo, Pag. 309 a 343, Argos Vergara, Barcelona 1978.

[4] Carrero, las razones ocultas … de Estévez y Mármol, pág. 10

1 comentario:

  1. Cuanta gente wapa hay en la foto. Luego se quejan de que se le llame a carrillo asesino, si es que, lleva todas la cartas para que le toque.
    Excelente capítulo.

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