sábado, 24 de septiembre de 2011

Los presos de ETA piden 'amnistía completa', pero no la disolución


ÁNGELES ESCRIVÁ / Madrid

24/09/2011/El Mundo

Suscriben el Acuerdo de Guernica, impulsado por Batasuna, y cargan contra la «despreciable» política penitenciaria

El llamado Colectivo de Presos y Presas Políticos Vascos (EPPK), que aglutina a la mayor parte de los reclusos de ETA, ha decidido mostrar su adhesión al Acuerdo de Guernica, como anunció este periódico el pasado 10 de septiembre. Sin embargo, los presos etarras se limitan a afirmar que Guernica es «la referencia» y que la apoyan en la medida que sirve para la construcción de un «escenario democrático».

El colectivo se descuelga en su comunicado con una exigencia clara al Estado: una «amnistía completa» y el reconocimiento de un «estatus político» porque «somos imprescindibles» para «lograr una solución al conflicto que sufre nuestro pueblo». A cambio no ofrece contrapartidas y, por supuesto, no hace ninguna petición a la organización terrorista a la que pertenecen sus miembros para que se disuelva.

En principio, según publicó ayer el diario Gara, lo que afirman los representantes del EPPK es que el Acuerdo de Guernica se ha convertido en una «referencia» para la construcción de un escenario democrático y en esa medida tiene también su apoyo. «Por encima de los límites y de los obstáculos de los Estados que nos tienen cautivos, EPPK manifiesta su compromiso firme de empujar para avanzar en el proceso democrático», declara el colectivo. Y pese a aceptar que ese «escenario democrático no es un reto cualquiera», recalca su «convencimiento» en conseguirlo y anuncia su «compromiso total con impulsar el proceso democrático hasta el final».

Fuentes de la lucha antiterrorista, que disponen de todo el texto, han señalado que, efectivamente, se trata de «un paso porque es mejor esta apuesta que inclinarse abiertamente por la lucha armada», y añaden que es una evolución notoria en un sector como el de los presos, pero también resaltan que el comunicado confirma lo que este periódico publicó el pasado día 10, que se iban a adherir, pero después de que el sector más duro de la izquierda abertzale vaciara de contenido la parte de la Declaración de Guernica relativa a los presos. Se confirmaría así que los reclusos etarras siguen defendiendo que no caben las salidas individuales -por ejemplo, las de los etarras de la prisión de Nanclares, expulsados por la banda-, no podrían acogerse a los beneficios penitenciarios (como contempla Guernica) y, por tanto, seguirían bajo el control de Batasuna y de ETA. «Nos situamos más allá de los intereses del individuo», llegan a decir, «y no aceptamos, en esta zanja, la despreciable política penitenciaria beneficiosa que nos 'ofrecen' España y Francia».

RubalCara, embustero y payaso

Este documento, en cualquier caso, es el resultado de un debate interno que se ha prolongado durante semanas y que no ha afectado únicamente a los presos de la banda. Los propios dirigentes de la organización solicitaron al EPPK y al resto de sus miembros que se pronunciasen sobre si debe anunciar el abandono de las armas o debe seguir en la situación actual, en la que se limita a estar presente sin perpetrar atentados.

Otros expertos que anoche desconocían todavía la totalidad del texto se mostraban cautelosos, pero señalaban que, si los presos no iban más allá de lo esencial publicado por Gara, se habrían quedado en una escenificación propagandística que no contradice la estrategia de la organización -que siempre ha pedido lo que ha dado en llamar Proceso Democrático- y no la presiona realmente para que dé pasos en el abandono de la que denominan lucha armada, que es la virtud que los firmantes del pacto otorgan a su acuerdo. Porque se limitan a darle un apoyo genérico, y evitan suscribir todo el pacto.

Guernica es un acuerdo impulsado por la izquierda abertzale y secundado por EA, Alternatiba y Aralar en el que estas formaciones aseguraban que apostaban por las «vías políticas» y pedían la organización un «alto el fuego permanente, unilateral y verificable, como la expresión de la voluntad para un abandono definitivo de la violencia». A estos partidos fueron uniéndose sindicatos y organizaciones sociales vascas.

A pesar de que no solicitaban la disolución de la banda, ETA eludió responder directamente al pacto en general y se limitó a alabar a la izquierda abertzale por el acierto de la estrategia que estaba desarrollando y que estaba llevando a controlar la escena política vasca. En su siguiente comunicado, en el mes de enero, les concedió el «alto el fuego verificable y permanente» pero no mencionó ni la palabra «unilateral», que la comprometería a dejar el terrorismo sin que mediase negociación previa, ni hizo referencia a la parte del texto introducida por Aralar en la que se le pedía que su gesto fuera una «expresión de la voluntad de abandonar». De hecho, los representantes de Aralar, han protestado vehementemente por que ETA no se ajustase a lo solicitado.

El acuerdo no se limitaba a pedirle pasos a la banda, sino que exigía a cambio la legalización de la izquierda abertzale y la derogación de la Ley de Partidos, la desaparición de las detenciones, el cese de la dispersión, la derogación de la doctrina Parot y una negociación política.

La publicación del comunicado del EPPK estaba prevista para el pasado día 11, pero la izquierda abertzale decidió retrasarla hasta este fin de semana, en el que confluyen varios puntos indicativos. En primer lugar, este domingo se celebra en Lizeo Antzokia el primer aniversario de la firma del Acuerdo. Además, el martes tiene lugar el Gudari Eguna y la banda terrorista suele enviar algún tipo de mensaje por esas fechas.

Y tercero, pero no menos importante, el grupo internacional de contacto designado por Batasuna para la verificación de la tregua, encabezado por el abogado Brian Currin, se encuentra en el País Vasco y su visita suele ir acompañada, estudiadamente, por algún tipo de anuncio.

Las Fuerzas de Seguridad esperaban un comunicado o un gesto de la organización y su entorno previo a las elecciones del 20-N

Madrid

24/09/2011

Pepiño defiende a Ballesteros

El portavoz del Gobierno, José Blanco, defendió ayer el ascenso a inspector jefe de Policía de José María Ballesteros, uno de los tres imputados por el chivatazo a ETA en el 'caso Faisán'. Aseguró que «todos los ascensos» en la Policía se producen «mediante procedimientos reglados, públicos y objetivos».

Blanco se expresó así en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros preguntado por esta decisión de Interior, apenas un día después de que la Audiencia Nacional decidiese remitir la causa de nuevo al juez Ruz para que siga instruyendo. «Hay gente a quien le gusta mucho el faisán y ahora empieza a haber una indigestión de faisán para algunos», declaró Blanco.

El ministro, que la semana pasada se negó repetidamente a valorar la sentencia condenatoria del dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi, explicó que en esta ocasión el Gobierno sí está valorando en parte la decisión de la Audiencia porque afecta «de forma positiva» a «mandos policiales», es decir, a personas que tienen una «relación directa» con el Gobierno. No hay, añadió Blanco, ningún «cambio de actitud» en el Ejecutivo en relación a no valorar las sentencias judiciales.

De hecho, preguntado sobre otros contenidos del auto de la Audiencia, que confirma la existencia del delito, indicó que el Ejecutivo «respeta» la decisión de los jueces «en todos los terrenos». Así, señaló que si el juez Pablo Ruz quiere seguir buscando pruebas «es su competencia» y el Gobierno no se meterá en ella

MIGUEL M. ARIZTEGI / Bilbao

24/09/2011

El derribo de un edificio de 'okupas' desata una batalla campal en Bilbao

Los incidentes se saldaron con 28 detenidos y grandes destrozos en el centro urbano

La decisión judicial de autorizar el derribo del edificio en el que se ubicaba el gaztetxe Kukutza -un edificio del que se habían apropiado numerosos okupas- dio paso ayer a una tarde de kale borroka en el bilbaíno barrio de Recalde que anoche se había saldado con al menos 28 detenidos, varios heridos y grandes destrozos de mobiliario urbano.

La estampa que ofrecían la calle de Gordóniz y sus aledañas durante buena parte de la tarde hacía tiempo que se creía desaparecida en el País Vasco: decenas -quizá cientos- de encapuchados organizados en pequeños grupos protagonizaban escaramuzas con la Ertzaintza, lanzaban cohetes, piedras, cascotes y todo objeto contundente que cayera por sus manos; prendían fuego -que afectó a coches y a punto estuvo de extenderse a un edificio de viviendas si los Bomberos no llegan a actuar con celeridad-, y cruzaban contenedores y sembraban el pánico entre los comerciantes y los vecinos de la zona, que se veían obligados a permanecer en sus establecimientos cerrados o recluidos en sus casas por temor a que bien los alborotadores o bien las cargas policiales con material antidisturbios provocaran una desgracia.

La Ertzaintza desalojó el centro juvenil el pasado miércoles obedeciendo una orden del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 5 de Bilbao, acción que se saldó con 33 detenidos.

La jornada del jueves fue de protestas y expectación: la juez había decidido paralizar la orden de derribo del edificio y sus defensores todavía albergaban la esperanza de poder recuperarlo, por lo que los enfrentamientos con la Ertzaintza fueron menores y solo se produjo una detención.

Pero, ayer, el juzgado decidió dar luz verde al derribo del gaztetxe Kukutza, orden a la que siguió una tarde de altercados y disturbios que se extendieron hasta alcanzar calles céntricas de la villa.

Obreros encapuchados y protegidos por las cargas policiales comenzaron el derribo del edificio con una grúa de grandes dimensiones -con los letreros de la empresa propietaria camuflados para evitar represalias-.

Al caer la noche, las algaradas callejeras continuaban, y los trabajos de demolición también, gracias a la instalación de un grupo electrógeno. Al cierre de esta edición, un grupo de 300 personas tuvo que ser disuelto cuando arrojaba piedras contra la fachada del ayuntamiento

1 comentario:

  1. Los presos que van a pedir, si están hasta las narices de trullo. Y pepiño como casi siempre, diciendo tontadas.

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