sábado, 10 de septiembre de 2011

Batasuna no quiere que los presos etarras pidan permisos


ÁNGELES ESCRIVÁ / Madrid

10/09/2011/El Mundo

RubalCARA, embustero y payasoLos presos de ETA han decidido adherirse a la Declaración de Guernica y lo anunciarán en breve. Pero lo que van a secundar es un texto que ha sido vaciado de contenido en materia penitenciaria por el sector «más ortodoxo» de Batasuna, que «se ha hecho con el control del EPPK» y que va a impedir que los reclusos puedan acogerse a los beneficios penitenciarios, uno de los puntos de la declaración.

De este modo, Batasuna pretende aparentar que está dando un paso más hacia la pacificación cuando, en realidad, está lastrando la evolución de los presos de ETA y está asumiendo las normas de la banda, que siempre ha estado en contra de que sus reclusos busquen, de manera individual, una salida a su situación.

Según estos datos, recogidos en un informe elaborado por las Fuerzas de Seguridad, Batasuna ha ejecutado una pirueta táctica más al utilizar de nuevo a los reclusos de ETA para sus intereses políticos en una iniciativa que ha revelado, además, que cuando a la izquierda abertzale le conviene, los más intransigentes siguen imponiendo sus tesis.

En palabras del texto, Batasuna «no quiere perder el frente de makos como instrumento de enfrentamiento con el Estado y tampoco quiere perder el efecto aglutinador que ejerce la defensa de los presos entre su militancia; por ello, sus dirigentes [que siempre han pagado las fianzas y han intentado salir como fuera de prisión] han tratado de imponer sus condiciones al colectivo para adherirse al Acuerdo, empezando por impedir que los presos puedan dar los pasos que les permitan acceder a los beneficios penitenciarios».

El Acuerdo de Guernica fue la declaración adoptada el pasado año por EA, Alternatiba, Aralar y, muy a regañadientes, por la izquierda abertzale, en la que estas formaciones solicitaron a ETA un «alto el fuego permanente, unilateral y verificable como expresión de voluntad para un abandono definitivo de su actividad armada». ETA no satisfizo todas sus peticiones y se limitó a hacer público un alto el fuego permanente y verificable, pero este paso fue interpretado como una evolución y proporcionó el clima propicio para la legalización de Bildu.

Pero Guernica incluye además los pasos que debe adoptar el Estado hasta la amnistía. Aspectos como el «traslado de presos a Euskal Herria finalizando la dispersión; la liberación de los presos con graves enfermedades; la concesión de libertades provisionales a todos los presos preventivos; la derogación de la legislación que impone 40 años de condena», y también «la aplicación sin restricciones ni arbitrariedades de todos los beneficios penitenciarios legalmente establecidos».

La ejecución de la mayor parte de las exigencias recogidas en la declaración depende únicamente del Estado; sin embargo, la posibilidad de acogerse a los beneficios sólo puede producirse si los reclusos dan los pasos para poder obtenerlos. Y es aquí donde Batasuna no ha querido perder su control. Según el informe policial, «algunos sectores de Batasuna, conscientes de que esa situación supondría la desaparición de facto del frente de makos por la imposibilidad de imponer medidas de control al colectivo, han tratado en los últimos meses de modificar estas referencias al cumplimiento de la legalidad para acceder a los beneficios que contiene Guernica»; al no conseguir el cambio del texto, «han optado por fomentar la adhesión pero impidiendo a los reclusos dar los pasos que la ley exige para mejorar la situación penitenciaria».

De este modo, Batasuna «mantiene el control de los presos», puede seguir conservándolos como un instrumento de «confrontación con el Estado» y, «al mismo tiempo, puede exhibir la firma del Acuerdo por parte del EPPK como un respaldo a su estrategia política».

Según las fuentes consultadas, los presos de ETA han ido experimentando una evolución positiva que les ha llevado a querer suscribir la declaración, un texto lleno de exigencias al Estado pero que fue considerado un paso importante por parte del Gobierno. En esa evolución han resultado fundamentales dos logros policiales y judiciales como la desaparición de Askatasuna --la organización que aglutinaba a los presos y a sus familiares- y la desarticulación de Halboka, el colectivo de abogados que actuaba de correa de transmisión y de intimidación entre ETA y los reclusos.

El informe sostiene que «la mayoría de los internos» está reclamando la adhesión al acuerdo «no sólo como un simple gesto simbólico de optar por la política frente a la violencia, sino para mostrar su apoyo a la estrategia de los posibilistas que pasa por el cumplimiento de la legalidad y que podría mejorar sus condiciones de vida en prisión».

Sin embargo, Batasuna se ha hecho con el control del colectivo y lo está impidiendo, del mismo modo que ha impedido que los presos destacados en la cárcel de Nanclares se sumen al Acuerdo de Guernica.

Allí están destinados asesinos como Idoia López Riaño, Urrusolo Sistiaga, Txelis o Carmen Guisasola que, por manifestar su distanciamiento de ETA, han sido expulsados de la banda. A algunos de ellos el Gobierno les ha aplicado el artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario, por el que pueden salir de prisión por motivos laborales o de estudios. Batasuna ha impedido que «los disidentes de Nanclares puedan firmar también en el acuerdo de Guernica -cuyas bases dicen cumplir de forma fehaciente-, para evitar que su situación pueda ser equiparable al resto de presos de ETA»

1 comentario:

  1. Ya se están haciendo con los presos, ahora veremos haber si hay escisión o no.....

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