domingo, 26 de junio de 2011

Morteros en vehículos en Afganistán a final de año tras varios retrasos


ROBERTO BENITO / Madrid

26/06/2011/El Mundo

El 'Ejército' cambió de súbito sus preferencias y otorgó el contrato a otra empresa
Hace ya varios años que la situación en Afganistán comenzó a complicarse tanto, que el Estado Mayor del Ejército de Tierra empezó a darle vueltas a la necesidad de contar en la misión con un arma nueva. Los soldados eran emboscados con frecuencia y tenían que combatir hasta que llegaba la ayuda aérea aliada -a veces durante horas-, por lo que apremiaba contar con capacidad propia para alcanzar las posiciones de la insurgencia.

La solución que se empezó a barajar ya en 2007 fue la adquisición de morteros embarcados, esto es, instalados en vehículos. Con ellos, los convoyes tendrían la capacidad de responder rápidamente con lanzamiento de proyectiles a los grupos de talibán que día sí y otro también hostigan a las tropas.

La compra de este arma pasó a ser una prioridad en 2009, cuando la situación en Afganistán se degradó hasta los niveles de hoy, con ataques diarios de la insurgencia. Sin embargo, una serie de circunstancias han retrasado su adquisición. Primero, los recortes presupuestarios. Segundo, un cambio en las preferencias del Ejército, que el año pasado modificó los parámetros del mortero que necesitaba y que ha terminado eligiendo a una empresa israelí para suministrar el prototipo, en lugar de a la compañía española que le proporciona habitualmente este tipo de armamento. Y, ahora, un incidente durante las pruebas del modelo israelí, que ha podido terminar en tragedia, puede provocar nuevos retrasos.

Fuentes militares conocedoras del proceso han explicado que lo más rápido hubiera sido adquirir el prototipo de la empresa española Expal, que ya proporciona al Ejército otros morteros. Así parecía que iba a ser en un principio e incluso en 2009 se presentó y evaluó el modelo de la compañía. Sin embargo, en 2010, cuando finalmente el mortero pasó a estar en el plan de adquisiciones del Ejército, las cosas cambiaron. En el proceso irrumpió otra compañía, la israelí Soltam, que pidió sumarse al concurso y que, junto a Expal y la también española NTGS, acabó formando la tríada que acudió a la licitación del contrato, publicado en diciembre del año pasado por un valor de casi ocho millones de euros.

Pocos meses después, y ante su sorpresa, las compañías españolas fueron rechazadas por no cumplir con el pliego de requisitos técnicos. Soltam se quedó así en solitario y su sistema comenzó a evaluarse pocos días después en Viator (Almería).

Ahora, un incidente que se produjo el pasado día 15 se ha sumado al largo camino para adquirir un arma considerada prioritaria por el Ejército. Una granada no fue percutida por el mortero y cayó a los pies de los dos soldados que lo manejaban. La zona tuvo que ser evacuada y acudieron los artificieros, que comprobaron que los sistemas de seguridad de la granada habían funcionado, evitando males mayores.

Un portavoz del Ejército confirmó el incidente, aunque lo definió como «menor», asegurando que entra dentro de lo probable en este tipo de evaluaciones, en las que se somete a las armas a condiciones extremas.

El Ejército no le da mayor importancia y calcula que a finales de este año ya se podrán enviar a Afganistán las primeras unidades, que estarían así disponibles para el crucial año 2012, en el que España pretende comenzar a retirar las tropas. No obstante, Expal ha presentado un recurso contra su exclusión y ha pedido paralizar todo el proceso. Sobre este asunto, el Ejército dice que se ha seguido el procedimiento habitual y que, simplemente, en 2010 se vio la necesidad de adquirir un modelo con otros parámetros, que Expal no ha logrado cumplir. «Cambian las amenazas y las necesidades», resumieron las fuentes consultadas

1 comentario:

  1. En vez de darle el contrato a una empresa de España, se lo dan a una extranjera, manda güevos. Algún interés tendrán, o pagar algún favor.Casi se los dan, cuando tienen que volver.

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