lunes, 30 de mayo de 2011

Mientras los inmigrantes copan todas las ayudas, casi el 70% de los jóvenes españoles quiere emigrar por la falta de trabajo


Alerta Digital

No hay salida. No hay trabajo para tantos desempleados, sobre todo para los jóvenes a los que directamente está golpeando la crisis económica (más del 45% de los parados son jóvenes). Y eso, que es la generación más preparada. Nunca antes había tenido España una juventud con un porcentaje tan alto de estudios superiores –el 39% de los españoles entre 25 y 35 años tiene un título universitario o de FP de grado superior; en la Unión Europea (UE)de los 19 se sitúa en el 34%–…Pero parece que esto no será suficiente para encontrar un trabajo a corto plazo y, encima, que sea digno. Según las previsiones de la OCDE, se tardará unos 15 años en reducir la tasas de paro a los niveles anteriores al 2008. ¿Qué hacer entonces? La juventud española lo tiene claro: el 68% quiere marcharse al extranjero, bien por un tiempo determinado (36%) o sin perspectivas de regreso (32%), el caso es marcharse y buscar una salida laboral digna.

Así lo pone de manifiesto la encuesta del Eurobarómetro sobre la movilidad juvenil publicada este mes, a partir del resultado de entrevistas telefónicas realizadas entre el 26 de enero y el 4 de febrero pasado a 57.000 jóvenes de entre 15 y 35 años, de los 27 países de la UE, además de Croacia, Islandia, Noruega y Turquía.

De este trabajo, se desprende que España se encuentra entre los seis países europeos con un mayor porcentaje de población joven que expresa su deseo de coger las maletas e iniciar una nueva etapa en otro país, bien sea para ampliar los estudios o para encontrar trabajo. Sólo son superados por los jóvenes de Islandia, Suecia, Bulgaria, Rumanía y Finlandia. En el lado opuesto, es decir, entre los europeos que menos deseo tienen de emigrar se encuentran los turcos (sólo el 28% quiere ir al extranjero), italianos (38%) y holandeses (44%).

Las causas que esgrimen para irse son las conocidas: el desempleo juvenil de sus países de origen, la falta de perspectivas vitales y la necesidad de ampliar conocimientos, incluidos los idiomas…¿Cuál es el perfil del que se plantea un futuro más allá de sus fronteras nacionales? Varones (56%), menores de 19 años (63%) y entre 30 y 35 años (42%), que viven en áreas urbanas (62%) y con estudios superiores (55%).

“La crisis ha hecho cambiar muchos conceptos. Uno de ellos es que ya no se busca un trabajo maravilloso para tener dinero, ahora sencillamente el fin es encontrar trabajo. Y, además. que el horizonte del mercado laboral ya no es tu propia ciudad o tu comunidad, sino Europa o el resto del mundo. Todo se ha globalizado”, señala Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y responsable de numerosos estudios sociológicos sobre la sociedad actual y la juventud.

Un estudio realizado por la consultora PwC apunta que el porcentaje de jóvenes españoles que trabajará en el extranjero se incrementará en el 2050 en un 50% por efecto de la globalización del comercio, la tecnología, el capital y la regulación, que favorecen la movilidad.

El informe indica que entre los jóvenes nacidos a partir de 1980 el 82% ha expresado su deseo de trabajar fuera de España y un 70% se muestra convencido de que utilizará una lengua no nativa en el trabajo. La consultora prevé que a medio plazo el horizonte laboral se ampliará más allá de Europa. Así, estima que en los próximos 15 años, el 45% de las multinacionales se crearán en China e India.

Eusebio Megías, quien hace apenas dos semanas presentó una investigación sobre Bienestar en España que incluía entrevistas con jóvenes, matiza: “una cosa es lo que uno expresa y otro lo que realmente luego hace. Porque frente a unos jóvenes que quieren abrir horizontes te encuentras a otros que, a la hora de elegir, siguen optando por mantenerse en el nido familiar”. Uno de los problemas que encuentran los jóvenes para emigrar es la falta de recursos económicos. De hecho, sólo uno de cada siete jóvenes europeos, según el Eurobarómetro, ha realizado estudios o prácticas en el extranjero.

La gran mayoría de los jóvenes que ya se habían ido al extranjero señalaron que lo habían hecho gracias a subvenciones privadas o a ahorros (el 65%). Pocos consiguieron becas o ayudas públicas (los programas Erasmus financiaron un 15% de las estancias), lo que impide el objetivo que se ha marcado Europa de ampliar la movilidad. Y de esos pocos que se fueron destaca el hecho de que más del doble eran residentes en ciudades. De nuevo, hay menos mujeres, quienes alegan problemas familiares para poder ampliar formación o buscar trabajo.

“Estos datos demuestran la nacesidad de reforzar nuestros programas Erasmus”, indica Androulla Vassiliou, comisaría europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, quien insiste que la manera de afrontar el desempleo juvenil y el bajo crecimiento económico es con “una mayor movilidad de la población estudiantil y de la mano de obra”.

Una de las consecuencias de este deseo expresado de irse “por los mundos”, indica Megías, es la posibilidad de que los jóvenes españoles comiencen a independizarse antes de lo que actualmente hacen –entorno a los 30 años, muy por delante del resto de los países europeos–. “Habrá que ver cómo evoluciona la crisis, si dura o no, pero todo parece indicar que si esta situación se mantiene un tiempo, la emancipación llegará antes”.

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