viernes, 6 de mayo de 2011

ETA dispone de tres misiles


ÁNGELES ESCRIVÁ / Madrid/El Mundo

05/05/2011

El dirigente encargado de dar instrucciones a Batasuna, Aitor Elizarán, llevaba la constatación de la compra cuando ésta preparaba la Declaración de Alsasua
«Misiles recibidos». Si realmente Brian Currin, el verificador internacional de la tregua impulsado por la izquierda abertzale quiere ponerse a trabajar, puede empezar por exigirle a ETA que le diga dónde están esos misiles; concretamente, tres. La frase en la que se constata que la banda terrorista recibió esas armas en octubre de 2009, y que desde entonces dispone de ellas, venía en una nota incautada en esas fechas a Aitor Elizarán, uno de los jefes del aparato político de la organización, cuya misión era «dar instrucciones a la izquierda abertzale».

Cuando el instructor de Batasuna fue arrestado con ese papel encima, prueba de una transacción reciente, los ex dirigentes de Batasuna estaban preparando la Declaración de Alsasua, que harían pública un mes después, en noviembre de ese año, y en la que aseguraban que apostaban por las vías exclusivamente políticas sin pedir la disolución de ETA.

El post-it interceptado a Elizarán por la policía francesa recoge una lista de la compra bastante macabra. «Sauer, 700.000 dólares (espe)», había encargado el dirigente de ETA. Los expertos deducen que la banda había destinado esa cantidad a comprar pistolas de la citada marca que, como mucho, cuestan unos 200 euros la unidad.

«Santa, 9 milímetros, 200.000 dólares (150.000 NASA)». Se refiere a munición Santa Bárbara por ese valor para la que el aparato internacional, incluido en el político y dedicado a las compras de armamento, había adelantado 150.000 dólares. «380.000 dólares, la mitad pagado», no viene especificado. Y finalmente en el papel consta: «Misiles recibidos, 35.000 dólares por 3; misiles, 115.000». Según las Fuerzas de Seguridad, los 10.000 restantes pudieron ser destinados a comisiones. La nota acaba con un enigmático «SM-in-ri».

En el post-it no viene recogida la marca de los misiles ni la procedencia, pero en ocasiones anteriores ETA había adquirido SAM-7, fabricados en Rusia y procedentes del mercado negro de los países del Este. Aunque también es cierto que en 2009 pudieron haber cambiado de intermediario -el IRA- y de origen, decantándose por los Stinger de fabricación estadounidense porque en 2004 sus socios simplemente les estafaron vendiéndoles material averiado.

Según los expertos, tiene lógica que Elizarán tuviese en su poder esa nota, dada su posición dentro de la organización. Este etarra, condenado varias veces en rebeldía por ser uno de los dirigentes de Segi -las juventudes de la organización-, dirigía el aparato político en el que, a su vez, está incluido el Nasa, el aparato internacional encargado de las compras. Los miembros del Nasa se ponían en contacto con los terroristas irlandeses, a los que llamaban gorris (rojos), y éstos se encargaban del resto de la operación; al menos hasta la compra fallida de 1998.

En aquel año, mientras la organización terrorista iniciaba sus contactos con el Gobierno de José María Aznar, adquiría dos misiles destinados a asesinar al presidente. Esperó hasta las elecciones autonómicas de 2001, en las que el líder popular se trasladó en tres ocasiones al País Vasco.

Un etarra, Pedro Mari Olano, se desplazó con otros tres terroristas hasta Guethary, en Francia, para recoger las armas y entregarlas a un comando desconocido. Primero escondieron los misiles en una casa del pueblo de Lizarza y, pasado un tiempo, los entregaron con el fin de que el comando designado derribase el Falcon en el que iba Aznar. Realizaron una segunda entrega en Oyarzun y una tercera en Burgueta, en las cercanías de Vitoria, donde el presidente tenía previsto dar un mitin. Las tres veces fallaron los dispositivos comprados en el mercado negro de Europa del Este.

Las consultas a los gorris para recibir instrucciones sobre el funcionamiento e intentar descartar la falta de pericia como causa del fracaso fueron en vano. También lo fueron las protestas posteriores. En el año 2004, la policía francesa localizó en un zulo el material y confirmó que los misiles habían sido detonados, pero no funcionaban.

Antes, en el año 1999, José Javier Arizkuren Ruiz, Kantauri, uno de los jefes etarras más destacados, también hizo referencia a la adquisición de unos SAM-7 por parte de ETA. Y 10 años antes, la organización había tenido también problemas con los que guardaba en Sokoa que, vendidos por indicación del Gobierno a la banda, llevaban un dispositivo que facilitó la desarticulación de una buena parte de su aparato financiero.

MANUEL MARRACO / Madrid

05/05/2011

85 años de cárcel por matar a dos policías y una embarazada

Esparza Luri les disparó tras un secuestro fallido en Bilbao en 1983
Veintiocho años después de los hechos, cuando otros autores del atentado están ya en libertad, el etarra Félix Ignacio Esparza Luri ha sido condenado por matar al policía al que iban a secuestrar, a otro agente que les sorprendió y a la mujer de éste, embarazada de siete meses. El bebé tampoco sobrevivió.

La Sección Segunda de la Audiencia Nacional impone al etarra 85 años de prisión. La misma sentencia condena a otro miembro del comando Vizcaya, Juan Manuel Inciarte, a 39 años de prisión, al responsabilizarle únicamente del asesinato del policía al que iban a secuestrar y de retener al dueño del coche que robaron. El fiscal Vicente González Mota reclamaba 101 años de cárcel para cada uno de los acusados.

El relato de los hechos lo ofreció ante el tribunal un vecino que aparcaba en el mismo garaje que el policía al que el comando Vizcaya quería secuestrar. Cuando estaba ya dentro de su coche, le pareció oír «como un sollozo, un lamento». Era el teniente, que ya estaba amordazado y encadenado. En ese momento vio pasar a una pareja y se tranquilizó; sólo unos instantes, porque a continuación oyó disparos y vio fogonazos por el espejo. La pareja que había visto era un matrimonio que casualmente iba a coger el coche. Él era cabo y, cuando se percató de lo que pasaba, sacó el arma. Llegó a disparar, pero murió tras recibir cinco disparos. A su mujer le metieron otros tres, dos cuando ya estaba en el suelo. «Vi la silueta de un terrorista rematando a sus víctimas», dijo el testigo, que logró escapar por un despiste del comando.

La condena fijada ayer para Esparza Luri es idéntica a la impuesta en 1995 por la misma Sección Segunda contra Enrique Letona Viteri y José Félix Zabarte. Ambos testificaron en el juicio del pasado 8 de abril. El segundo está en prisión, pero el primero llegó y se fue por su propio pie. Pese a los 311 años de condenas que llegó a acumular, Letona Viteri quedó libre en 2003, gracias a los beneficios penitenciarios. Entonces no existía la doctrina Parot y, desde su arresto en 1987, había cumplido 15 años y medio.

La sentencia, que fija una indemnización de 180.000 euros para las familias de los fallecidos, ha sido elaborada por los magistrados Fernando García Nicolás (presidente), Julio de Diego (ponente), y José Ricardo de Prada, que ya firmó la condena de 1995 contra los otros miembros del comando

1 comentario:

  1. Las hazañas de estos "valientes", que ahora quieren estar en las instituciones. Espero que paguen por ello y se mueran en la carcel.

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