domingo, 13 de febrero de 2011

"nos guiamos por lo que dice eta"


CRÓNICA: Rufino Etxebarría: "nos guiamos por lo que dice eta"

EL Mundo.

Rufino Etxeberria, un 'halcón' dentro de Batasuna, enarboló el lunes la bandera blanca al rechazar en público el uso de la violencia de ETA. Conocido como «El Holandés», hace de Otegi. El periodista de Crónica logra 90 minutos de declaraciones dignas de interpretación

GONZALO SUÁREZ

Zapatero embustero

En 90 minutos de conversación, Rufi Etxeberria -el otrora duro entre los duros de Batasuna, el hombre que susurraba a los oídos de ETA, el halcón que este lunes alzó la primera bandera blanca de la banda en 52 años- sólo pronuncia la palabra «muerte» una vez. Lo hace para hablar de su adorada Real Sociedad: «Soy realista a muerte».

Pero no busquen referencias a su pasión futbolera en las hemerotecas. Aunque lleva un cuarto de siglo picando cebolla en la cocina batasuna, el chef Rufi apenas ha dejado rastro en los papeles. Tampoco encontrarán sus estudios de maestría industrial, ni su afición al cicloturismo, ni siquiera su «mili cómoda» como conductor en Madrid... Tan discreto fue cuando desfilaba vestido de verde por la capital como en sus siguientes 30 años como militante batasuno.

Y eso que su vida ha sido tan intensa como escueta su biografía. Es el único dirigente abertzale que ha vivido desde dentro los cuatro amagos de ETA de dejar las armas: con González, Aznar, Zapatero... y el actual. Pero siempre desde la penumbra: el hábitat predilecto de este batasuno apodado El Holandés por su aspecto centroeuropeo.

Todo cambió este lunes en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Decenas de fotógrafos le flashearon mientras presentaba en sociedad a la nueva Batasuna. Visiblemente inquieto, Rufi pronunció unas palabras que, hace sólo unos años, habrían resultado inimaginables en los labios de un ultraortodoxo como él: «La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia, o la amenaza de su utilización, para el logro de objetivos políticos, y eso incluye la violencia de ETA, si la hubiera, en cualquiera de sus manifestaciones...».

Días después, Etxeberría descuelga con voz recia el teléfono de su casa de Oiartzun (Guipúzcoa), donde vive con su esposa Igone y sus hijos Aitor y Maialen. «No voy a entrar en declaraciones políticas», avisa al principio. Luego accede a precisar algunos datos de su vida. Y, al final, se enzarza en una charla en la que no esquiva ningún tema. Eso sí, sus respuestas no se desprenden de la pegajosa ambigüedad que caracteriza a este mandarín abertzale.

-¿Usted habla regularmente con gente de ETA?

-No, no (se ríe). Mis relaciones las tengo con gente de mi formación política.

-¿Y ellos mantienen una interlocución con la banda?

-No, eso no existe...

-Eso es como decir que el Sinn Fein no hablaba con el IRA...

-No sé, no he tenido la ocasión de preguntarles.

-Si no está en contacto con ellos, ¿cómo sabe que esta vez van en serio?

-Porque lo han dicho públicamente.

-Lo han dicho muchas veces y luego han roto sus treguas.

-Pero nos guiamos por lo que han dicho. Y nunca lo han dicho como esta vez.

-La vez pasada tampoco lo dijeron como la vez anterior... Y también creían que era la definitiva...

-Nos guiamos por lo que dice ETA o por lo que puede decir Benedicto XVI. Si ETA dice lo que dice, nos guiamos por eso. Si luego no cumple, tendríamos que entrar en otras valoraciones que ya tenemos adoptadas y son públicas. No nos inventamos nada, solamente hacemos una lectura de lo que dice ETA.

-Pero en el pasado han dicho una cosa y han hecho otra.

-Efectivamente.

-Cuando volaron la T4 estaban en tregua.

-No le voy a decir que no. Eso es real. No voy a negar lo que ha ocurrido en el pasado.

Si alguien conoce este pasado de la izquierda abertzale, ése es Rufi Etxeberria. Lleva más de media vida en ese mundillo, con cuatro paréntesis de prisión -uno por colaborar con ETA, tres por sus actividades en Batasuna-. De ahí que, por ejemplo, le extrañe que alguien piense que los dirigentes de Sortu [la nueva marca abertzale] son los primeros batasunos encorbatados. «¿Es que no recuerda a los corbatudos de HB?», replica. «Gente como Iñaki Esnaola, Txema Montero... En los 80 se llevaba más que ahora».

prisión franquista

Rufino Etxeberria Arbelaitz (Oiartzun, 1959) mamó el nacionalismo desde pequeño. Hoy admite que no tiene familiares ni amigos cercanos del PSE o el PP: «Si acaso, alguno vota al PNV». Y justifica sus convicciones actuales con los tres años que el tío de su madre pasó en una prisión franquista. O con el día que, cuando tenía 12 años, la Guardia Civil «fue a buscar a un vecino y, como no lo encontraron, torturaron a sus hermanas».

El Holandés sólo vivió fuera del País Vasco cuando le tocó hacer la mili. Pero nunca se adaptó a Madrid, así que volvía a su tierra cada dos semanas. Probablemente cuando juró la bandera ya urdía su entrada en ETA. Nada más regresar a Oiartzun, ingresó en el entramado de la banda. Y en 1981 lo arrestaron como integrante del comando Txirrita y, tras pasar por la cárcel, dio el salto al brazo político.

En 1988, ingresó en la Mesa Nacional de Herri Batasuna, donde se alineó con los más inmovilistas. Él fue, según Interior, el impulsor de la ponencia Oldartzen. Ahí se propugnaba la socialización del sufrimiento que propició asesinatos tan sonados como los de Gregorio Ordóñez o Miguel Ángel Blanco. «Era el freno de los intentos de participar en política», recuerda un integrante de aquella mesa. «Era el hombre de KAS, el representante de la ortodoxia etarra. Y también el encargado de aislar a quienes cuestionaban la estrategia armada».

-¿En qué momento decidió que la violencia ya no tenía sentido?

-No es una cuestión personal. Ha sido un debate colectivo en la izquierda abertzale desde hace más de 10 años. No se ha dado de un día para otro, ha ido madurando.

-¿Fue usted de los últimos que dio el paso?

-En absoluto.

-¿De los primeros?

-Fui, junto con los demás, responsable...

-No cambiarían todos a la vez...

-(Se ríe) ¿Cómo voy a entrar en eso? Son cuestiones colectivas, hombre...

-¿Interesa que haya un poli bueno (Otegi) y uno malo (Rufi)?

-Pues puede ser. Siempre se habla de palomas y halcones... En la izquierda abertzale estamos aburridos. Y yo, personalmente, también.

-A usted se le ve como halcón.

-Ah, eso no lo sé. Tampoco ha sido siempre así...

A muchos les sorprendió que este halcón ejerciera de maestro de la histórica ceremonia del lunes. La clave se encuentra el 13 de octubre de 2009, cuando la Policía arrestó a 10 dirigentes abertzales: entre ellos, Arnaldo Otegi, Rafael Díaz Usabiaga y el propio Rufi. Al final, el juez dejó en libertad a Etxeberria por los «débiles indicios» en su contra. Ese día le cayó encima el liderazgo del proceso, que comparte con Usabiaga desde su excarcelación en abril.

Además, de los líderes congregados en el Euskalduna (Usabiaga, Permach, Landa, Barrena...), sólo él podía hablar sin arriesgarse a pasar la noche en el calabozo. Es el único a quien no se le impuso la prohibición de participar activamente en política. «Yo sólo sustituí a Arnaldo», recalca Etxeberria.

Otros, sin embargo, detectan claves más allá de las triquiñuelas legales. «Una cosa así no la podía decir un piernas cualquiera», apunta un veterano político nacionalista. Y coincide con este diagnóstico Brian Currin, el polémico mediador de la izquierda abertzale: «Si alguien puede influir a los duros, es Rufi. Sabe entender sus opiniones e, incluso, identificarse con ellas. Es una persona importante en ese mundo porque es capaz de arrastrar a los que más se resisten».

-¿Temen que aparezca una escisión en ETA que siga atentando?

-No lo contemplamos.

-¿Pero está seguro de que no va a ocurrir?

-No lo contemplamos, pero no tenemos una bola de cristal.

SIN RETROVISOR

Sean cuales sean sus motivos, parece que este duro se ha alineado con los posibilistas. Aunque su discurso sigue teñido de los típicos eufemismos abertzales. En sus labios, por ejemplo, el terrorismo de ETA se convierte en «lucha armada» y los etarras encarcelados, en «presos políticos».

Sus palabras también están plagadas de calculadas ambigüedades. Por ejemplo, recalca que rechazaría un nuevo atentado de ETA, pero se niega a condenar los crímenes del pasado. ¿Por qué? «Más que colocar el retrovisor, lo que importa es lo que vamos a hacer en el futuro», dice. «Lo trascendental es que la izquierda abertzale ha tomado la decisión de que la estrategia independentista es totalmente incompatible con la violencia política».

-Le pongo un ejemplo concreto, el atentado de la T4. ¿Lo condena?

-Ya dijimos que era una acción que dejó unas consecuencias dramáticas... En definitiva, tenemos una historia y la cargamos a nuestras espaldas. Podría ser hasta hipócrita por nuestra parte [condenar].

Igual de escurridizo se muestra ante las peticiones de que ETA se disuelva. Si no quiere que la banda cometa atentados, ¿por qué no pide su desaparición? Su réplica: «Con nuestra acción política vamos a contribuir a acabar con todo vestigio de actividad armada para que en este país reine un escenario de paz y democracia en el que todos los proyectos políticos, incluido el independentista, puedan desarrollarse en igualdad de condiciones».

-Pero la contribución más fácil sería pedir a ETA que se disuelva...

-Contribuiremos a la superación de esa realidad desde la declaración política.

-Pedir que ETA se disuelva es una acción política.

-Nosotros planteamos una intervención política. Y decimos que la acción independentista se tiene que desarrollar por vías políticas y democráticas.

Según Etxeberría, ETA todavía tiene un papel que jugar: resolver la situación de sus presos, de sus exiliados, el desmantelamiento de sus estructuras... «Y luego está la parte política, que no le corresponde a ETA, sino a las fuerzas políticas», dice. «Nosotros entendemos que la solución radica sobre dos ejes: reconocimiento nacional y aceptación del derecho a decidir».

-Si el Gobierno no cede a sus pretensiones, ¿podría volver la violencia?

-Tenemos la firme convicción de que no vamos a vivir nuevos episodios de violencia.

-¿Justificarían que volviera la violencia?

-No, no, ya hemos adoptado una decisión.

-¿En ningún caso? Imagine que el Gobierno mantiene esta política que ustedes consideran represiva...

-Exacto. Hemos tomado una decisión estratégica. Nuestra opción es esa, no tiene vuelta atrás, sean cuales sean los avatares políticos.

-Y si el Gobierno no cede en el asunto de los presos, ¿retomaría ETA las armas?

-No lo contemplo.

-¿Puede descartarlo?

-No soy quien para descartar nada. Nadie puede asegurar nada. Pero desde una posición política, con lo que ha hecho público ETA, entiendo que hay una voluntad de cerrar las cuestiones que a esa organización le competen.

-¿Entiende que la gente no se fíe de ETA después de que haya roto su palabra otras veces?

-Desde 1989, ha habido tres intentos y los tres han fracasado. Y es cierto que en la opinión pública pueda haber un nivel de cierta duda. Pero la izquierda abertzale ha encarado este nuevo proceso de manera unilateral. Esa es la diferencia cualitativa.

-La gente ve que hay una banda que puede actuar en cualquier momento. ¿No deberían dar pasos adicionales para calmarles?

-Nuestro proceder político está siendo claro. La guerra de la credibilidad la vamos a ganar con nuestra apuesta política que está siendo inequívoca.

Rufi Etxeberria cuenta que el momento más duro de su vida política fue el asesinato del diputado Josu Muguruza -amigo personal suyo- a manos de ultraderechistas el 20-N de 1989. Quizá le ayude a empatizar con los más de 800 muertos de la violencia etarra. ¿Pediría perdón a sus familias? «Siempre hemos mantenido una actitud de sensibilidad, un respeto absoluto».

-No es cierto. Incluso se les ha llamado asesinos en sus funerales...

-No creo que la izquierda abertzale como tal deba cargar con esos hechos. Puede que haya habido situaciones de ese tipo, pero la izquierda jamás ha organizado un acto así. En el País Vasco hay víctimas de realidades muy distintas y entendemos que todas merecen el reconocimiento.

-¿Acaso cree que los dos bandos han sufrido igual?

-Plantear diferencias en el sufrimiento... El conjunto del país ha sufrido y las familias que lo han sufrido directamente lo han padecido de forma brutal. Ante eso no somos insensibles, porque también lo hemos vivido en primera persona. La contribución de la izquierda abertzale es que no se vuelva a repetir.

-Si consideran que sus acciones han contribuido a que esa gente sufra, ¿por qué no piden perdón?

-Estamos convencidos de que una resolución del conflicto, como hemos visto en conflictos como el norirlandés, conllevaría que según se fueran alcanzando acuerdos las partes reconocerían situaciones del pasado. Seguramente esos momentos se van a dar aquí. Esperemos que sea más pronto que tarde.

Tras los actos de esta semana, el objetivo inmediato de Etxeberria es conseguir la legalización de Sortu. Pero el Ministerio del Interior ya ha frenado el registro del partido por su «evidente» continuidad con Batasuna. ¿Que haría la izquierda abertzale si no lo legalizan?

-No contemplo esa posibilidad.

-Pero tendrán un plan B...

-Sólo tenemos un plan A, que es la legalización. Pensamos que se cumple todo lo que exige la ley. La mayoría social, política y sindical del País Vasco opina que la izquierda abertzale debe ser legalizada.

-Pero eso lo decide la Justicia española, no la vasca. Y es posible que no les legalicen.

-Entenderíamos que es una decisión totalmente injusta y antidemocrática. Por eso, apelaríamos al resto de agentes políticos para encontrar una salida. Ya no sería una responsabilidad exclusiva de la izquierda abertzale.

-¿Cree que España es una democracia?

-En lo que respecta a los problemas nacionales tiene déficits claros. No hay reconocimiento de las identidades nacionales, del derecho que les asiste a decidir su futuro.

-¿Pero es una democracia?

-No se lo voy a negar, lo es, pero tiene déficits notorios y nítidos.

-¿Se fía de Zapatero?

-Tuvo una oportunidad que no pudo fraguarse. Ahora hay una segunda gran oportunidad en la que entiendo que debería actuar con una política de Estado.

-¿Pero se fía?

-No es cuestión de fiarme o no. Entiendo que actuará en conciencia... Si negociamos, defenderá sus posturas y nosotros las nuestras.

-¿Y de Rajoy?

-Yo me fío de la persona que tengo delante, en principio. Cuando hablamos en términos políticos, cada uno defenderá sus postulados y podremos llegar a un acuerdo o no.

-Si se legaliza Sortu, ¿qué cargo ocupará usted?

-No lo sé, ya lo veremos...

-¿De qué vive usted?

-De lo que hago.

-Pero se supone que no puede cobrar de un partido ilegalizado.

-Bueno... En los últimos tiempos, del subsidio social. Nos arreglamos como podemos.

En sus 30 años de militancia, Etxeberria ha estado a punto de renunciar en varias ocasiones. La más reciente, en septiembre de 2009, nada más salir de prisión, cuando pretendía dedicarse a la familia. Sin embargo, Otegi le rogó que lo intentara una vez más. Y Rufi no supo negarse a su amigo -otro realista a muerte- a quien él ungió como líder en 1997, cuando el Supremo encarceló a la Mesa de HB por emitir un vídeo de ETA en su espacio electoral. Desde entonces, forman un tándem irrompible. «Otegi es el portavoz y Rufi, su Pepiño: el que se conoce cada pueblo, cada taberna...», dice un influyente militante abertzale.

Hoy sobre su rubia coronilla pende una petición de 12 años de cárcel por su presunto papel en la financiación de ETA a través de las herriko tabernas. Mientras se resuelve el caso, su obsesión es que la izquierda abertzale regrese a la instituciones. Y que, según su particularísima visión de la Historia, «por primera vez en 200 años» exista «una generación de vascos que no viva las consecuencias de distintos signos de violencia».

-Viendo lo que le ha pasado a su país, el sufrimiento que ha ocasionado su bando. ¿No siente arrepentimiento?

-Es una realidad que está ahí, que no se puede mover.

-¿Pero le gustaría que no hubiera pasado?

-Efectivamente. Me hubiera gustado que el Estado español nos hubiera reconocido hace 200 años o antes.

-Me refiero a su parte de responsabilidad. ¿No le gustaría haber concluido antes que la política era la única vía? ¿Hace 20 años? ¿O cuando se acabó la dictadura?

-Puede haber consideraciones sobre si se debería haber alcanzado antes esta conclusión. Pero la cuestión trascendente es que, a día de hoy, la izquierda ha optado por las vías democráticas. Aunque entendemos que se quiera adoptar la política del retrovisor, esta política no sirve para avanzar. Lo que hay que hacer es mirar adelante y construir un futuro nuevo.

-Hay víctimas a las que les cuesta desprenderse del retrovisor. ¿Lo entiende?

-Lo entiendo.

1 comentario:

  1. Mucha palabrería y poca conciencia. Todo son intereses creados entre los asesinos y estos bandarras, que ahora tratan de vendernos la moto, y es tarde, porque el tubo de escape está roto y suena mucho.
    bla bla bla.....

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