domingo, 20 de febrero de 2011

Faisán: Rubalcaba se inventa una añagaza



08:25 (20-02-2011) |La Gaceta

“El acuerdo parlamentario para negociar con ETA continúa vigente y de él se van a colgar los socialistas, usándolo para defender que también servía para tomar en el ‘proceso de paz’, ‘determinaciones inexplicables”.

La mayoría de los periodistas que siguieron, de cerca, en el Parlamento, o en las redacciones, la lánguida respuesta de Rubalcaba a la enésima pre¬gunta del incansable Gil Lázaro el pasado miércoles, la interpretaron como una nueva fuga del vicepresidente, tras la huida vergonzante que protagonizó un día después de su reunión con Carlos Dívar, el bienhechor presidente del Consejo General del Poder Judicial. Las apariencias fueron esas: un personaje, ya puesto de perfil, que cumplió el trámite como quien se toma, sin tener un esófago de amianto, un sopicaldo tórrido. Cierto es que la intervención del diputado valenciano –el hombre que está llevando en Madrid la real oposición del PP en el caso de mayor trascendencia política de toda la era zapaterista– le dejó noqueado: las imputaciones fueron tan nítidas que, una de dos: o se fajaba en un duelo destrozón con el contrario o sencillamente se limitaba a esperar la campana para marcharse cuanto antes a otro cuadrilátero. Cierto es eso, pero la impresión que ofreció el vicepresidente no pudo ser más lamentable, hasta el punto de que, como suele suceder, en los cenáculos de la Villa y Corte a partir de ese momento comenzaron a chiflar los rumores: que si abandono político, que si hartura mental, que si un cierto comezón patológico... Esas eran las triquiñuelas al uso, algunas de ellas, desde luego, alimentadas por la tradición de un Rubalcaba que, cuando quiere transmitir una sensación de víctima obligada por las circunstancias a sacrificarse por el país, echa mano de alguna dolencia identificada que ¡ojalá! nunca le dé un disgusto.

El miserable acuerdo

Pero, terminada aquella sesión parlamentaria, recibí una llamada extraordinariamente significativa. Un personaje cercano al PSOE me dijo literalmente: “La gente no se ha enterado de nada; Rubalcaba ha empezado la nueva estrategia de defensa en el Faisán”. “¿Y cuál es ella?”, pregunté entusiasmado. “Pues mira, fácil, respondió: recuerda que aún sigue vigente, porque no se ha derogado, la resolución parlamentaria que autorizó al Gobierno de Zapatero a negociar con ETA, ¿recuerdas?”. Efectivamente este acuerdo miserable que debió ser reventado y anulado hace tiempo, aún permanece incólume.

Durante años, no ya meses, algunos hemos insistido en que tal soporte si siempre fue repugnante, una vez que los asesinos demostraron que no tenían la menor intención de no matar, no podía durar vivo un minuto más. Pero duró; no ha habido manera: el PSOE se hizo el loco y todavía hoy este Congreso de los Diputados sigue autorizando a la cuadrilla de amiguetes que encabeza el aún presidente a sentarse con la banda, por eso, entre otras cosas, sus enviados especiales y los paniaguados internacionales, con el mercenario Currin a la cabeza, han proseguido las conversaciones con los bandidos.

Lo próximo de Rubalcaba

El acuerdo continúa vigente y, al parecer, de él se van a colgar los socialistas. La pregunta es cómo articular esa estrategia. La contestación no es más que una: usándolo ampliamente para defender que aquella indignante proposición servía en todo momento como escudo y parapeto, incluso como coartada para que el Estado pudiera, en el deleznable proceso, tomar “determinaciones inexplicables”. El sustantivo y el adjetivo no son míos: pertenecen a un abogado que esta misma semana me intentaba explicar cuál iba a ser la estrategia de defensa del Gobierno, y básicamente de Rubalcaba, en los próximos tiempos. Naturalmente que en el saco de esas “determinaciones inexplicables” podía caber para un Ejecutivo con una moral tan de plastilina nada menos que abortar cualquier operación que sentara mal a la otra, una operación como la del Faisán que no consistía en otra cosa que en la entrega de dinero por parte de un mediador para que su interlocutor lo enviara a ETA. Recuérdese que el mismo día, 4 de mayo de 2006 en que se produjo el famoso chivatazo, el presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero se aprestaba a recibir al entonces máximo líder del PNV, Josu Jon Imaz, que le iba a refrendar su apoyo a la negociación con ETA. ¿Qué hubiera sucedido si Zapatero no hubiera parado directamente la detención de Gorka Aguirre, el peneuvista que iba a entregar el dinero al propietario del Faisán, Joseba Elosúa? No hay que ser muy imaginativo: con uno de los suyos apresado por colaboración con banda armada, Imaz hubiera regresado rápidamente a Bilbao y el Gobierno se hubiera quedado sin el apoyo del PNV. Tampoco ETA se hubiera sentado a la misma mesa que el inefable dúo de enviados especiales de Zapatero: Moscoso-Gómez Benítez.

Pues bien: esto es lo que trama ahora el agónico Zapatero y su falaz vicepresidente Pérez Rubalcaba. Y la respuesta no puede ser más que una: siendo cierto que el Parlamento autorizó a Zapatero a negociar con ETA, no lo es menos que nunca le pudo autorizar a cometer delito alguno. Si lo hubiera hecho, todos los diputados que votaron a favor estarían incursos en un delito de traición, penal y constitucionalmente muy castigados en nuestra legislación. Por tanto, basta ya de artimañas. Primero fue la mentira, después la mentira y el insulto, y ahora la mentira, el insulto, la huida y el despiste, ¿cuál será lo próximo ideado por la factoría del vicepresidente? Esta misma semana, sus epígonos, que todavía le quedan, han soltado por el campo la especie de que el hombre está muy afectado, incluso tocado orgánicamente. Bien: no parece –lo he escrito antes– que sea verdad, y de ello hay que felicitarse, lo que pasa es que no es la primera vez que para desarmar a los críticos el entorno del ministro hace circular añagazas de este jaez, más que nada para conmover al público en general para que este, al fin conmiserativo, diga: “¡Pobre hombre, la que tiene encima!”.

ETA nunca miente

Y la pregunta es: la “que tiene encima” ¿va a acabar por fin con su carrera política? Bien sabe él que si Zapatero lo destituye o él, en un momento preclaro de honradez personal, decide abandonar, el presidente se quedará sin su última defensa en el escándalo del Faisán. Por tanto, no es probable que se produzca ni una, ni otra decisión, pero la semana que ya empieza va a resultar apasionante: nada menos que toda la cúpula del Ministerio del Interior de 2006 y la de ahora mismo van a pasar por el despacho del juez Ruz, al que se le supone rodeado de presiones, pero al que se le supone también –esperemos no errar– capacidad de resistencia.

A este respecto, un detalle: hace sólo unos días una paisana del magistrado me decía: “¡Vaya la que le ha caído, pero el hombre es fuerte!”. Pues eso esperamos: que lo sea y que, por favor, no prorrogue un mes más el secreto del Sumario. Es imprescindible conocer lo que ya se adivina: que los nueve folios que le envió en su momento la juez francesa Le Vert contienen las actas de lo tratado en las negociaciones de ETA con el Gobierno de Zapatero. Hace meses, el diario terrorista Gara (terrorista no lo digo yo; lo dice el Supremo) anticipaba que en una de las bochornosas reuniones en las que los monaguillos de Zapatero daban garantías a ETA, uno de ellos Gómez Benítez, abogado de Garzón por cierto, y hoy miembro, no se sabe con qué méritos, del Consejo General del Poder Judicial, se expresaba más o menos así: “La prueba –le decía a los asesinos– de que vamos en serio es lo del chivatazo”. Rubalcaba siempre dice: “ETA nunca miente”. Veremos.

1 comentario:

  1. “La prueba –le decía a los asesinos– de que vamos en serio es lo del chivatazo”.Esto es lo que le atenaza, pero como no tiene honor, se la trae al pario.
    Espero que sus conciencias les pasen factura.

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