martes, 4 de enero de 2011

El laicismo, peste de nuestro tiempo




Alerta Digital

Es en esta “era”, en la que el hombre alcanzó su máxima libertad e independencia, cuando el hombre tiene una mayor inseguridad interior, viviendo en medio de angustias e incertidumbres, y llenando los divanes de psicólogos y psiquíatras. Una encuesta en Estados Unidos muestra que a comienzos del siglo XX, alrededor de un 3% de los americanos tenía problemas psicológicos, mientras que ahora llegamos al 30%.

La pérdida de valores morales, que no han sido sustituidos por los discursos superficiales sobre ética y libertad, es una característica más acentuada en este comienzo del siglo XXI. El laicismo, más que cualquier ideología, ha destruido lo que el ser humano tiene de más profundo. La humanidad recuerda al célebre personaje de “Los hermanos Karamazov” de Dostoievski que decía: “Si Dios no existe, todo está permitido”. Y ese “todo” genera el “vacío de la plenitud” y la sensación de que viviendo sólo para sí mismo se está cosiendo con una aguja sin hilo.

El ser humano sin Dios y sin Fe no consigue explicar las cuestiones más elementales del ser humano. ¿Quién soy? ¿Por qué vivo? ¿De dónde vengo? ¿a dónde voy? ¿cuál es el significado de la existencia? ¿por qué existe el universo? ¿quién lo creó…? y otras preguntas que jamás fueron respondidas por los adoradores de la Razón, la diosa entronizada por Robespierre, y que sólo produjo ruina y muerte, por que era una diosa creada por el hombre.

La situación en España

Por otro lado, el laicismo radical que nos encontramos en la actualidad en España constituye una utilización del poder del Estado para fundar una sociedad como si todos los ciudadanos fueran ateos, sin aceptar la realidad de la libertad religiosa y sus repercusiones en la vida social y pública.

En la España de hoy se detecta el interés por extender un modo de vida en el que la referencia a Dios sea considerada como una deficiencia en la madurez intelectual y en el pleno ejercicio de la libertad.

Se hace necesario que la comunidad católica española se comprometa en desenmascarar el nacional-laicismo que se nos trata de imponer, pues no deja de ser un fundamentalismo que nada tiene que ver con la sana laicidad. Con el apoyo total del Estado, estas maniobras laicistas pretenden desestructurar la familia cambiando sus valores fundamentales por otros calificados de “progresistas”.

Desde hace unas décadas, las ideologías laicistas quieren hacer suyo el concepto de familia. Poco a poco, esas mismas ideologías van introduciendo variaciones sobre las notas esenciales del matrimonio, hasta vaciar incluso su carácter de alianza entre la complementariedad de los sexos. De hecho, el respeto y protección de la familia se fundamenta en su contribución al bien común y a la mejora de la sociedad.

En ese sentido, se equivocan gravemente quienes afirman que la familia basada en el matrimonio heterosexual pertenece a “un modelo conservador y del pasado”. Con el pretexto de acoger la ‘diversidad familiar’ y sus derechos, los promotores del laicismo han realizado una maniobra de desestructuración familiar. Nunca en la historia se ha dado algo como lo que ha ocurrido entre nosotros.

Educación para la Ciudadanía

Asimismo, tenemos que denunciar que la asignatura de “Educación para la ciudadanía” es otra estrategia del laicismo, que busca adoctrinar a los jóvenes en materia de sexualidad y familia, cambiándoles sus convicciones por otras nuevas que estén acordes con el nuevo marco que se autoproclama progresista. Para ello quieren comenzar “por los niños en edad escolar”.

Otras de las maniobras del laicismo son los ataques e injurias al estamento católico por parte de determinados grupos que llevan su libertad ideológica más allá de lo que es admisible, sin que se atrevan nunca a utilizar esa libertad para atacar ni cuestionar los postulados del islam que son contrarios a nuestro concepto de la libertad y de la dignidad humana.

Los cristianos firmemente comprometidos en la defensa de nuestra fe no deben dejarse engañar por activismos radicales y ser conscientes de que tras esas campañas progres en favor del laicismo se esconde su profundo odio a la llamada salvadora de Cristo Resucitado, principio y fin de nuestra existencia al servicio de Dios y no sólo de las normas interesadas creadas por algunos hombres.

1 comentario:

  1. Y a quien hay que agradecer todo esto?? pues a los pijosrojos, progres etc..

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