
El Departamento de Estado norteamericano ordenó ayer desconectar este servidor de la base de datos clasificada
Se suponía que era una red de comunicaciones segura y secreta, pero su información se guardó en un disco de Lady Gaga. La respuesta a cómo unos documentos de tal envergadura han podido ser desvelados se encuentra en una sola palabra: «Sipdis».
 
                    Vayamos por partes. «SipDis» en inglés significa  distribuido por SIPRnet, una red cibernética similar a internet a la que  sólo tiene acceso un grupo de personas autorizadas por el Departamento  de Defensa de EE UU. Ayer el Departamento de Estado norteamericano  ordenó, al cierre de esta edición, la desconexión de esta red a la base  de datos de los cables.
El sistema se diseñó para resolver distribuir de manera secreta  información confidencial entre muchos funcionarios repartidos por todo  el mundo. Según el rotativo «The Guardian», uno de los cinco periódicos  que han tenido acceso a los archivos de Wikileaks, después de los  ataques terroristas del 11-S, EE UU amplió el número de usuarios para  que los documentos claves pudieran estar al alcance de más expertos. En  2002, 125 embajadas estaban en SIPRnet; en 2005, había 180.
En 1993, había 3.067.000 personas con acceso a SIPRnet. En estos días el  Departamento de Estado se negaba a decir exactamente cuántos individuos  podían conectarse a la base de datos, pero se sabía que el número se  había disparado. Los usuarios privilegiados reciben un nombre y una  contraseña que debe ser cambiada cada 150 días. Al menos en teoría,  tienen que permanecer en todo momento delante del equipo mientras están  conectados, apagándolo incluso si van al baño o a tomar un café. El  código también especificaba que cualquier dispositivo personal que se  conectara a un ordenador con este sistema –como un iPod, por ejemplo–  podía ser confiscado.
El problema es que, en la práctica, todas estas medidas de seguridad se  relajaron para facilitar su manejo a los nuevos usuarios después, al  parecer, de las quejas de militares estadounidenses destinados en Irak.
Y era precisamente en una base de Bagdad donde estaba destinado Bradley  Manning, el soldado de 23 años detenido el pasado 26 de mayo acusado de  haber filtrado toda la información. Supuestamente ignorado por sus  compañeros por su homosexualidad, el joven pasaba horas en foros de  internet, donde conoció a Adrian Lamo, un ex hacker. Fue él quien le  denunció cuando le contó el plan que llevaba a cabo. En sus  conversaciones, Manning le contó cómo estaba robando la información:  «Llegaba con un CD de Lady Gaga, borraba la música y luego grababa un  archivo comprimido –le explicó– nadie sospechó nada porque escuchaba y  cantaba sincronizadamente ‘‘Telephone’’ mientras grababa los informes.  Fue un juego de niños». En el chat, el soldado también detalló cómo a  Hillary Clinton le iba a dar «un ataque al corazón» cuando se levantaran  una mañana y vieran todo aquel material en la Prensa. «Será hermoso y  horripilante», dijo.
 
Vaya fiasco, eso pasa por relajar la seguridad.
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