JUAN MANUEL BELLVER / París/El Mundo
Corresponsal
Benslimane está implicado en el caso del secuestro y asesinato del líder opositor marroquí Mehdi Ben Barka, en 1965, que aún no ha sido resuelto debido, fundamentalmente, a la protección que las autoridades del país magrebí proporcionan a algunos de los encausados y a constantes fallos en la difusión de la euroorden por parte de las autoridades galas.
Porque, eso sí, el mandato de arresto internacional firmado por el magistrado parisino Patrick Ramaël sigue activo, según la información recabada por el EL MUNDO en las oficinas de la corte en Île de la Cité.
Este periódico ha tenido acceso a un documento, enviado al Cabinet de Instruction el 6 de octubre de 2009 por François Cordier, en el cual el adjunto al Fiscal de la República confirma que dicha orden de detención fue difundida a todos los países del área Schengen el 14 de septiembre de 2009. La copia del mismo fue proporcionada por el abogado de la acusación privada, Maurice Buttin, que lleva 45 años trabajando en el caso por encargo de la familia Ben Barka.
«Ni al Gobierno francés ni al español ni, por supuesto, al marroquí, les interesa que declare Benslimane y aclarar este asunto. De los seis letrados que empezamos en esto, yo soy el único que sigue vivo. Estoy jubilado desde hace 4 años, pero sigo trabajando en este único caso porque se lo debo a Rita, la viuda de Ben Barka».
Buttin, que a pesar de haber nacido en Mequinez tuvo prohibida la entrada en Marruecos durante 17 años, publicó el pasado 29 de octubre de 2010 el libro Ben Barka, Hasasn II, De Gaulle: ce que je sais d'eux (Ed. Karthala), donde ofrece testimonios parciales de cómo el líder socialista marroquí fue apresado, torturado, asesinato por sus captores -probablemente por accidente- y su cadáver disuelto en ácido para ocultar pruebas.
En su lucha de tantas décadas por saber la verdad ha hallado un aliado en el juez Patrick Ramaël, un magistrado independiente que no tiene miedo a la Administración francesa, como ya demostró en el reciente caso Kieffer, donde investigó la desaparición de un periodista en Costa de Marfil.
Según la legislación francesa, un juez no puede hablar con la prensa. Pero fuentes próximas a su gabinete informaron a este diario que Ramaël estaba redactando ya una carta de protesta destinada a la Fiscalía de París para pedir explicaciones por la dejadez policial ante la visita de Benslimane a Madrid.
No es la primera que el magistrado envía una carta sobre este tema. En verano de 2008, cuando el general marroquí acudió a los juegos de Pekín como Presidente del Comité Olímpico de su país, Ramaël descubrió que Interpol había hecho caso omiso de su orden de arresto internacional porque el dossier de Benslimane «estaba incompleto».
«Interpol ha bloqueado la orden de arresto debido a 'procesos internos confidenciales' que responden a intereses políticos y diplomáticos. Por tanto, estimo inútil e hipócrita proporcionar elementos complementarios para justificar dicha orden», rezaba su carta del 7 de octubre 2009.
Una nueva misiva redactada en términos similares saldrá destinada a la Fiscalía y a la Interpol en los próximos días.
«Las órdenes de detención internacionales tienen que pasar por el Ministerio de Justicia y luego por el Bureau Central National, que depende del Ministerio del Interior, hasta que por fin llegan a la Interpol y a las fuerzas de seguridad de los países que han firmado el acuerdo de Schengen. En ese recorrido, es fácil que un papel se pierda o se archive indefinidamente en un cajón. Pero seguiremos luchando», concluye Buttin.
Los papeles judiciales franceses
>Los documentos judiciales no dejan lugar a la duda. El adjunto al Fiscal de la República francesa notificaba, en fecha 6 de octubre de 2009, que la orden contra el Benslimane fue difundida en septiembre de 2009.
>El Ministerio del Interior español aseguró que en sus archivos policiales (tanto de la Policía como de la Guardia Civil) no había ninguna instrucción contra este mando marroquí.
Valla laberinto, una cosa tan simple, como la complican cuando priman interes políticos por medio, lo cuál quiere decir, que la ley no es igual para todos. Porca miseria.
ResponderEliminar