Alerta Digital
Partidos musulmanes de Ceuta y Melilla reclaman la oficialidad del árabe y el tamazigt (dialecto del árabne que se habla en el Rif, región al norte de Marruecos) para las ciudades autónomas. Con la reivindicación de los partidos musulmanes, financiados por Marruecos, de la cooficialidad del árabe, o del tamazigt en Melilla, y de la enseñanza en esas lenguas se pretende dar una nueva vuelta de tuerca a la estrategia anexionista marroquí.
Estas demandas son apoyadas en el parlamento por otros grupos peninsulares separatistas minoritarios como CiU, ERC y el PNV, que ven una manera de buscar aliados y contribuir a desvertebrar el estado español y su ya precaria unidad. La retirada de la lengua española en estas ciudades sería un argumento de separación tan eficaz como lo está siendo en Cataluña, País Vasco o Galicia. Forjar de manera artificial una identidad cultural por sustitución da réditos pasadas dos generaciónes. Este tipo de reclamaciones son siempre bien acogidas por gobiernos como el de Jose Luís Rodríguez Zapatero, que en sus planes de ingeniería social, proyectos federealistas y sus veleidades aliancistas pro musulmanas, ven con buenos ojos estas iniciativas considerándolas confluyentes con sus intereses de partido.
Ceuta y Melilla se enfrentan al declive económico, a la amenaza terrorista y a la división étnica, con el pronóstico de la conversión en mayoría de la población de origen marroquí. Y el uso de la lengua o la cultura son otras armas muy útiles en este proceso, dado que si se logra mostrar a las masas ignorantes en España las ciudades de Ceuta y Melilla como plenamente árabes y musulmanas, se las puede convencer de cara a un posible referéndum de independencia. Marruecos ha aprendido muy bien las tácticas del separatismo español y no solo emplea dichas tácticas, sino que establece alianzas con estos grupos en España, dados sus objetivos comunes de desestabilización. Para el primo Marroquí, como lo define el Rey Juan Carlos, la debilidad de España es una ventaja en sus aspiraciones anexionistas e incluso económicas.
La población de origen marroquí aumenta continuamente y se convertirá en mayoritaria en pocos años en Ceuta y Melilla por su mayor natalidad y el matrimonio con nacionales marroquíes, pero la economía de las ciudades se encuentra en un declive que impide la absorción laboral de esta nueva población. En el 2012 terminará el actual proceso de desarme arancelario de Marruecos frente a la Unión Europea y el pequeño comercio irregular fronterizo que constituye la principal actividad económica de las ciudades disminuirá abruptamente. Mientras tanto, las diferencias sociales entre musulmanes e hispanos son fuertes lo que dificulta la integración y ha favorecido una división étnica del voto.
Efectivamente, es otra vuelta de tuerca, para este gobierno débil y amigo de los marroquíes.
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