27 de Julio de 2010 - 13:47:40 - Luis del Pino
Pues no me podía yo imaginar, cuando escribí el anterior artículo del blog, que todo el mundo se empeñara en darme la razón con tanta rapidez.
Publicaba anteayer Felipe González un artículo al alimón con Carmen Chacón hablando de Cataluña como "nación sin estado" y afirmando que la inmersión lingüística "cohesiona a Cataluña" (¿la inmersión lingüística en español cohesionaría por tanto a España?), lo que viene a confirmar que el proyecto de confederalización de Zapatero es cualquier cosa menos de Zapatero: se trata de un proyecto compartido por todo aquél que en el PSOE tiene la posibilidad de fijar el rumbo del partido. No existe en el partido gobernante ningún sector que no esté comprometido con el proyecto de desbordamiento de la Constitución.
Pero es que, en el otro extremo del espectro político, Rajoy se descolgaba este domingo en ABC defendiendo los pactos con los nacionalistas, mientras que uno de los institutos dependientes de la Consejería de Cultura de la Junta de Galicia abogaba, en un manifiesto publicado el mismo domingo, por "la necesidad de poner al día nuestro autogobierno, a la par del resto de Nacionalidades Históricas. De abordar, por fin, la reforma de nuestro Estatuto de Autonomía". Todo apunta a que veremos, por tanto, a corto plazo, como decía en el artículo anterior, una nueva arremetida contra la Constitución, esta vez desde Galicia, como forma de abrir paso al nuevo estatuto vasco con el que habrá de culminarse el proceso.
Y, por si fuera poco, ya ETA anda anunciando que el País Vasco "está a las puertas de vivir un período de cambio, para poder recuperar su propia voz". Así lo hacían tres encapuchados en su nombre, en un homenaje a un etarra, celebrado el pasado sábado en Francia.
Al menos, a los etarras cabe agradecerles que sus análisis son coherentes. El comunicado de la banda se felicitaba de lo bien que les han salido las cosas: "Sabemos lo que ha costado llegar hasta aquí, pero ahí está el resultado fructífero de la lucha llevada a cabo hasta ahora". Vamos, que no puedo estar más de acuerdo con ese análisis: asesinar a casi mil españoles les ha salido rentabilísimo.
De la coherencia de nuestra clase política no cabe decir lo mismo, por la sencilla razón de que sus acciones y sus palabras no pueden cuadrar nunca: nuestra clase política depende, para subsistir, de los votos de esos mismos ciudadanos contra cuyos intereses actúa de manera sistemática. Lo cual obliga a nuestros dirigentes, de todos los partidos, a disfrazar sus acciones de manera vendible: así, por ejemplo, a "trabajar de forma activa para destruir la Constitución" se le llama "lograr el encaje de las distintas autonomías en el marco de una España plural".
Marketing, se llama eso. Y lo malo es que una buena parte del electorado les compra la mercancía.
Lo cual es la razón, por supuesto, de que ETA vaya a ganar la partida: entre una clase política dispuesta a engañar a los ciudadanos y actuar contra sus intereses, y una ciudadanía dispuesta a dejarse engañar y robar la cartera, España en su conjunto no tiene ni media bofetada.
España está bizcochable, como diría ese otro gran impostor llamado Alfonso Guerra.
Vaya sociatas de pacotilla, espero que sus conciencias le pasen factura.
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