lunes, 1 de marzo de 2010

El Estado Mayor reconoce la guerra de guerrillas en la que están los españoles



Informes internos constatan zonas «impracticables» para Isaf por los ataques con lanzagranadas y morteros
«La zona está al sur del conflictivo barrio de Siahvashan, que es una zona tremendamente hostil, hasta el punto de que la pista al sur de esta población es impracticable para Isaf (misión de la OTAN en Afganistán) por los ataques continuos de que son objeto por parte de la población hostil, que emplea armas ligeras, RPGs (lanzagranadas) y morteros». Es la descripción del territorio por el que se mueven las tropas españolas destinadas en Herat, donde cayó el cabo Cristo Cabello, y que da idea del avance de los talibanes en Afganistán antes de la ofensiva aliada de febrero sobre las provincias del sur del país como Helmand. Y así consta en un informe oficial del Estado Mayor de la Defensa al que ha tenido acceso ABC.
Pese a la consigna oficial de prohibir el uso de la palabra guerra, los militares españoles están inmersos en un escenario bélico de emboscadas, escaramuzas, combates para despejar de talibanes las rutas principales y patrullas de reconocimiento para impedir que los «insurgentes» establezcan sus propios controles de carretera en pasos clave como los de la «Ruta Litihum» que une las localidades de Qala-i-Naw y Bala Murghab.
En esas misiones murieron víctimas de los artefactos explosivos de los talibanes el cabo Cabello en octubre pasado y el soldado John Felipe Romero, en febrero.
Ataques, no atentados
El citado informe insiste en describir como muy inseguros los alrededores de Herat, que patrullan los españoles y donde se produjo el anterior ataque: «El distrito de Gozareh, donde está la Base de Camp Arena, es una zona de riesgo moderado, pero el barrio de Siahvasham es la zona más peligrosa de este distrito. El ataque IED se produjo al sur de este barrio y posiblemente por individuos que salieron de él».
Los militares no hablan de «atentados» como en los comunicados del Ministerio de Defensa, sino de «ataques IED» en referencia a las trampas explosivas de alta potencia que colocan los talibanes para producir «el mayor daño posible» entre los ocupantes de los blindados españoles. Después, como ocurrió la última vez, el mes pasado cerca de Qala-i-Naw, atacan al convoy detenido con fuego de fusilería y lanzagranadas. Son emboscadas clásicas de guerra de guerrillas, que es la amenaza diaria a que se enfrentan nuestras tropas.
Los también llamados «insurgentes» conocen las debilidades de los vehículos BMR en que se mueven los españoles -que serán relevados durante el mes de marzo por los modernos RG-31- y cuentan con la ventaja de dominar el territorio. En el informe levantado sobre el terreno, el oficial de Ingenieros que investigó el ataque de octubre anotó: «Se trata del vado seco de un arroyo, con una anchura de 32 metros aproximadamente y cuyas orillas tenían accesos poco pronunciados de forma que se podía cruzar por diferentes zonas próximas».
El vado era paso obligado para las patrullas españolas y, como relató el conductor herido en el ataque, la columna de BMR se veía obligada a pasar por allí a una velocidad de unos 10 o 15 kilómetros por hora. La nube de polvo que levantan los blindados permite localizarlos a gran distancia.
«Es muy probable que los individuos o individuo que colocasen la carga explosiva observasen el convoy durante el itinerario», apunta el informe militar. Las tropas con base en Herat repiten la misma ruta de ida y vuelta. Tampoco en Afganistán hay pistas alternativas en provincia alguna. Se reconoce en el mismo documento que los talibanes vigilan sin problemas las columnas de los aliados: «Se tiene información de que es muy posible que este ataque sea fruto de varios intentos anteriores fallidos. Se sabe que los individuos que realizaron el ataque hacen ensayos previos sin grandes dificultades».
Además de destacar la precisión con que los «insurgentes colocan sus artefactos explosivos para causar el mayor daño posible (ver ABC del 25 de febrero), en el informe se incluye como un dato negativo el hecho de que las informaciones actualizadas del Mando Regional Oeste en Afganistán confirmen que el ataque sea «uno más de los que se producen en zona, con el mismo sistema y procedimientos». El oficial concluye y lamenta el hecho de que «no sacamos provecho a la información que tenemos a nuestra disposición». Hay elogios para el CNI.
Ir al origen de los «IED»
Para evitar en lo posible ese tipo de ataques y emboscadas, se propone potenciar el adiestramiento de las unidades frente los «IED,s», crear equipos preventivos para neutralizar la colocación de ese tipo de artefactos con fuerzas de operaciones especiales o equipos de reconocimiento aéreo. «Hay que neutralizar o dañar la infraestructura IED, afectando a los que lo colocan, los que lo transportan, los que lo fabrican, los que suministran los materiales, «el Ingeniero», la red de apoyo intelectual, económica y logística», se añade.
Después de la muerte del cabo Cabello, los militares recordaron la urgencia de contar con nuevos vehículos en la zona, más medios técnicos y reformas en los BMR que no podrán relevar hasta finales de este mismo mes. Entre las propuestas del informe citado se plantean desde la posibilidad de contar con perros detectores de explosivos, utilizar vehículos tipo «Búfalo» al frente de las columnas o reforzar los equipos de detección de explosivos que, por entonces, estaban en alerta continua sin posibilidad de descanso.
Entre los nueve cambios propuestos en los BMR se incluía la conveniencia de reforzar el suelo del vehículo y las posiciones del tirador y del conductor, además de dotar de elementos de amortiguación el interior del blindado. Sobre los procedimientos se planteaba la necesidad de vigilar las 24 horas del día los pasos de uso frecuente y evitar la rutina de repetir rutas a la ida y la vuelta de cada misión.

1 comentario:

  1. Era de esperar, vamos, que no están haciendo de ong, si no en una guerrra con todas las de la ley.
    Y zp venga decirnos lo contrario, este vive en el mundo de yupi, será pijorojo.

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