domingo, 6 de diciembre de 2009
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA / Los hechos
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA / Los hechos
Zapatero se rinde ante Rabat y Haidar afirma que «morirá»
La embajada de Marruecos deja en evidencia al Gobierno: Nunca autorizó el regreso de la saharaui a su casa de El Aaiún en el avión español
MARISA CRUZ / YIRA ARREDONDO
Madrid / Lanzarote
El caso Haidar se encuentra más estancado que nunca. La activista saharaui lleva 21 días en huelga de hambre y ayer aseguró que «morirá», después de la fallida operación montada por el Gobierno para tratar de devolverla al Sáhara Occidental.
La embajada de Marruecos dejó ayer en evidencia a España después de revelar que nunca llegó a autorizar el retorno de Aminatu Haidar. Ésta subió al avión el viernes únicamente con un permiso técnico de vuelo emitido por el aeropuerto de El Aaiún.
Pero el sí político de Rabat, el que hubiera permitido que la Ghandi saharaui volviera a su casa, no llegó a concederse. Fuentes de Exteriores reconocieron ayer que las señales que les llegan desde el país vecino son «complicadas» y ven muy pocas salidas por su parte.
El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero está prácticamente rendido ante Rabat, mientras anoche se conocía que la salud de la activista empeoraba por momentos.
«España es incapaz de resolver mi situación. Se vulneran mis derechos y me están llevando hacia la muerte», expresó Haidar en una carta que fue leída por su abogada, Inés Miranda, en el aeropuerto de Lanzarote, donde la activista prosigue con su huelga de hambre después del juego de la oca que ha emprendido el Gobierno español.
Porque los despropósitos y retrocesos se han sucedido desde la tarde del pasado viernes, cuando Haidar fue llevada en ambulancia al avión en el que todo el mundo creía que regresaría por fin a casa.
La operación se suspendió 20 minutos después de subir a la aeronave. Supuestamente, y según explicó el jefe de Gabinete del Ministerio de Asuntos Exteriores, Agustín Santos, porque Marruecos dio una contraorden en el último momento: como el aeropuerto de El Aaiún tiene un uso civil y militar, las autorizaciones de aterrizaje se debían pedir con 24 horas de antelación.
Haidar y su entorno creyeron que al día siguiente estaría todo solucionado y se intentaría un nuevo viaje. Dieron por hecho que se había pedido un nuevo permiso. Se mostraron convencidos de que el avión saldría. O que, por lo menos, se intentaría.
Pero Marruecos saltó. Su embajada en España emitió ayer una nota de prensa en la que aseguraba que su ministro de Asuntos Exteriores, Tahib Fassi Fihri, comunicó al embajador de España en Marruecos, Luis Planas, la negativa al traslado de Haidar a las 19.00 horas del viernes. Es decir, cuando ésta fue subida al avión, a las 18.40 horas, no había autorización de alto nivel por parte del país vecino.
Según la versión marroquí, el embajador de Marruecos en España, Omar Azziman, fue convocado a las 15.45 horas del viernes por el secretario de Asuntos Exteriores, Ángel Losada, en el Ministerio para una reunión a las 16.30 horas. En ese encuentro, y siempre según la versión marroquí, Losada le entregó una «nota verbal» en la que se le solicitaba una autorización «para el sobrevuelo del territorio y el aterrizaje en El Aaiún de un avión fletado» que trasladaría a Haidar.
La nota fue trasmitida a Tahib Fassi Fihri, prosigue el comunicado, «quien a su vez convocó al embajador de España en Marruecos a las 18.00 horas [19.00 horas en nuestro país] para notificarle la respuesta negativa de las autoridades marroquíes».
«Marruecos nunca dio una contraorden», insistía ayer Mbarka Bouaida, presidenta de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa del Congreso de los Diputados marroquí. «España nos echa la culpa a nosotros cuando desde el primer día hemos actuado dentro de la legalidad. No hemos cambiado de posición». La diputada del Partido Nacional de los Independientes (RNI), de la derecha moderada, trasladaba el «malestar» que ayer existía en Rabat con el Gobierno español.
Tanto desde Moncloa como desde Exteriores se aseguraba el viernes que había una orden de sobrevuelo concedida por el país vecino para trasladar a Haidar. Las fuentes consultadas sostenían que, una vez que se recibió esa autorización, España emitió el salvoconducto especial que, en teoría, permitiría que Haidar llegara a su casa y se reuniera con sus dos hijos. Después, añadían, el poder político marroquí se echó para atrás y llegó la contraorden.
La versión de Exteriores, ayer, tras conocer el comunicado de la embajada marroquí, era que sí habían obtenido un permiso por escrito de carácter administrativo concedido por las autoridades aeroportuarias marroquíes en El Aaiún a la compañía privada que fletó el vuelo de Haidar. Las fuentes consultadas reconocieron que no era una autorización política -fundamental, en un país como el vecino, para que cualquier acción se ponga en marcha-, sino un visto bueno puramente administrativo.
Añadieron que, pese a que sólo se tenía esta autorización y que se sabía que existía la eventualidad de que el gobierno alauí no diera el sí definitivo, se tomó la decisión de emprender el viaje, dada la urgencia de los acontecimientos. Justo cuando el avión iba a despegar, llegó el no de Rabat.
Y aseguraron que van a seguir «insistiendo» y haciendo todo lo posible para que la situación se arregle. Marruecos dice que, «de momento, está totalmente bloqueada la situación» y que Haidar «no podrá volver». España va a seguir presionando al país vecino, pero también intentará por todos los medios que la activista ponga fin a su huelga de hambre. De momento le han ofrecido alojamiento y gestionar la visita de sus hijos y familiares, residentes en El Aaiún, pero Haidar ya ha dicho que no.
Los que acompañan a la activista manifestaron ayer que se sienten «engañados» por el jefe de Gabinete de Exteriores y pidieron nuevos intermediarios.
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA / Los hechos
Riesgo de «deterioro irreversible»
YIRA ARREDONDO
Lanzarote
La salud de la activista saharaui Aminatu Haidar empeora por momentos, su reserva física se agota y existe la certeza de un riesgo de «deterioro irreversible de su salud», que se aproxima y que es «incompatible» con la vida, según el último informe médico realizado por el doctor Domingo de Guzmán Pérez Hernández. Haidar se encuentra en huelga de hambre desde el día 15 de diciembre y sólo ingiere agua azucarada. Además, desde hace varios días ha dejado voluntariamente la medicación para la úlcera péptica que padece. Tras 21 días sin ingerir ningún tipo de alimento, la activista saharaui presenta hipotensión ortostática, cefalea, desvanecimientos frecuentes, dolor ocular, fotobia, pérdida ponderal, dolor muscular, articular y óseo en diferentes localizaciones. Además, sufre cólicos intestinales, lesiones en mucosa orofaríngea, dificultad para mantener el equilibrio y la consiguiente dificultad para realizar una marcha normal, por lo que los desplazamientos se hacen con silla de ruedas. A esto se le une que las condiciones de vida en el aeropuerto son «poco confortables» y que Haidar había sufrido anteriormente una hemorragia digestiva y que padece anemia crónica, así como múltiples molestias articulares, musculares y óseas como secuelas de las «pésimas condiciones» de sus años de cárcel
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA / Incidente en el puesto fronterizo
«Me da una orden ilegal; se la pido por escrito»
El policía que se negó a permitir el viernes la entrada irregular de Haidar, destituido
ANA DEL BARRIO
Madrid
Si rocambolesca fue la entrada de la activista saharaui Aminatu Haidar en territorio español, más kafkiana ha sido aún su frustrada salida. El episodio terminó con un fuerte rifirrafe entre la delegada del Gobierno en Canarias, Carolina Darias, y el responsable policial del puesto fronterizo, que fue destituido del servicio.
Rondaban las seis de la tarde del pasado viernes, cuando Aminatu Haidar veía la luz al final del túnel y tocaba con los dedos su sueño de reencontrarse con sus dos hijos en El Aaiún.
Acompañada de su médico, del director de gabinete del Ministerio de Exteriores, Agustín Santos y de la diputada socialista Delia Blanco, se subía al avión que le iba a trasladar desde Lanzarote hasta el Sáhara Occidental.
No hizo falta ni estatuto de refugiada ni pasaporte español o marroquí, sino que bastó con un salvoconducto, una autorización excepcional para salir del territorio español firmada por el director de la Policía y de la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez.
La comitiva embarcó en el avión junto con Aminatu Haidar y fue entonces cuando el inspector de policía, jefe del puesto fronterizo del aeropuerto de Arrecife, se subió a la nave para estampar el sello de salida en el citado documento. De esta forma, pretendía asegurarse de que la conocida como la Gandhi saharaui se marchaba de España tras permanecer casi tres semanas en huelga de hambre.
La compuerta del avión se cerró y se encendieron los motores, pero pasados unos minutos el avión no despegó. Los pilotos recibieron una segunda comunicación de la torre de control de El Aaiún que les denegaba el permiso para aterrizar.
La disidente saharaui descendió del avión y se dispuso a volver a entrar en territorio español y, en ese momento, comenzaron los problemas legales.
El agente que estampó el sello de salida solicitó un nuevo salvoconducto para permitir la entrada en el país de Aminatu Haidar, según informaron fuentes del aeropuerto. La activista había cruzado la frontera y había salido de España y, por tanto, para volver a entrar necesitaba una nueva autorización. Entonces, el director del gabinete de Moratinos le pidió al agente que estampase el sello de entrada en el salvoconducto, a lo que él se negó porque el documento sólo servía para salir.
Comenzó a cundir el nerviosismo y la diputada Delia Blanco reclamó al funcionario que no fuese tan intransigente porque estaban todos en el mismo barco. El policía contestó que su única obligación era hacer cumplir la ley.
El agente argumentó que lo más lógico era que Aminatu Haidar se quedase en la zona de tránsito del aeropuerto, que es el lugar donde aguardan los extranjeros que van a ser devueltos a su país porque no tienen la documentación en regla. De esta forma, sería más fácil presionar a Marruecos, ya que la activista no se encontraría en territorio español, sino en una zona internacional.
En ese momento, llegó la delegada del Gobierno en Canarias, Carolina Darias, visiblemente alterada, y le ordenó que dejase entrar a Aminatu en España. Entonces, el policía le contestó: «Usted me está dando una orden manifiestamente ilegal y, por eso, se la pido por escrito». El agente se defendió alegando que él no puede cumplir órdenes ilegales porque estaría cometiendo un delito.
Finalmente, intervino el comisario del aeropuerto de Arrecife que le dijo al policía que se fuese porque estaba destituido del servicio. Aminatu Haidar volvió así a entrar, muy a su pesar, en territorio español.
Curiosamente, el pasado 14 de noviembre se produjo una situación similar cuando los agentes recibieron órdenes de permitir la entrada en España de Haidar, a pesar de que no tenía pasaporte, un requisito indispensable para los marroquíes. Cuando ese mismo día quiso salir del país en otro vuelo a El Aaiún, no se lo autorizaron porque carecía del citado documento.
El PP critica el 'número folclórico'
El diputado del PP Rafael Hernando ha afirmado que José Luis Rodríguez Zapatero debe intervenir «seriamente» en el caso de la activista Aminatu Haidar ante la «torpeza» del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Hernando opinó que el caso de Haidar es un «problema que tiene vicio de origen», ya que, a su juicio, el Gobierno ha «violado sus propias leyes» tras aceptar la «entrada ilegal» de la activista en España tras ser expulsada por Marruecos.
«Las autoridades marroquíes se nos han subido a las barbas», dijo. Para el diputado 'popular', la situación vivida el viernes cuando la activista llegó a subir a un avión fue un «numerito folclórico». Criticó la presencia en el aparato de la diputada socialista Delia Blanco
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA
Se le alimentará a la fuerza
MARISA CRUZ / YIRA ARREDONDO
Madrid / Lanzarote
Aminatu Haidar comerá, aunque sea a la fuerza. Así lo aseguran fuentes gubernamentales, que sostienen que no se va a dejar morir a la activista saharaui y que, en caso de que empeore, se actuará como se hizo con el etarra José Ignacio de Juana Chaos: alimentarla tras conseguir una orden judicial.
En septiembre de 2006, la Audiencia Nacional ordenó a Instituciones Penitenciarias que se alimentara por la fuerza al preso de ETA, después de que éste llevara 40 días de ayuno, bajo el argumento de que no podía permitir que su huelga de hambre pusiera en peligro la salud y la vida del recluso.
Las fuentes gubernamentales sostienen que en el caso de Haidar también se pedirá una orden judicial si su estado de salud empeora.
Sin embargo, según la Organización Médica Colegial, alimentar a la fuerza a una persona es un delito contra la Ley de Autonomía del Paciente, que dice que todo ciudadano tiene derecho a decidir si quiere o no un tratamiento o si quiere comer.
La 'Ghandi saharaui' se encontraba ayer muy debilitada y sus allegados comentaban que el traslado fallido y su regreso al aeropuerto la dejó «bastante peor de lo que estaba».
«Se echa para atrás porque tiene los músculos tan blandos que le cuesta encontrar postura para descansar», explicaba uno de los activistas que la acompañan. Haidar, de hecho, se quedó todo el día en una sala de la terminal de autobuses del aeropuerto y se resistía a ser fotografiada. Hoy cumplirá 21 días de ayuno
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA / Historia de un sainete
«Esto que os cuento es secreto»
Llamadas a la discreción, consignas y bronca en la tarde del 'regreso fantasma'
PEDRO SIMÓN
La cosa pintaba parda, no se movía ni una hoja tampoco aquella tarde de hambre en el aeropuerto de Lanzarote y Aminatu adelgazaba un poco más en su decimonoveno día en huelga. Hasta que el emisario del Gobierno -un hombre colgado al móvil todo el día- hizo corro y puso cara de haber ganado el último quesito del Trivial.
-Esto que os cuento es secreto. Tenemos que ir rápido. Hay que ser discretos: en media hora Aminatu va a salir en un avión.
Era Agustín Santos, jefe del Gabinete del Ministerio de Asuntos Exteriores -alias Buster en su época de troskista-, que llegaba a las 18.30 horas con la bola de el Gordo y la cantaba con voz contenida en medio de la terminal.
A las preguntas de la quincena que rodeaba a Santos, el jefe de Gabinete mostró la baraja e hizo ver que no estaba marcada.
-Tranquilos. Está hablado con Marruecos. Tenemos la conformidad y el compromiso de que le van a dejar llegar hasta su casa.
De haber existido cava, se habría puesto a enfriar.
De haber sido una película aquello que empezaba así, los seguidores de la activista saharaui le hubieran puesto título ayer: La noche en que España hizo el ridículo.
«Nos vino a decir que la idea era la discreción. Para no montar un tumulto en El Aaiún ni con las autoridades marroquíes. Y lo entendimos», señala uno de los interlocutores. «Así que se lo dijimos a Aminatu».
Hubo bisbiseos, abrazos discretos, más de una llamada por el móvil, y mil ojos puestos en una puerta, la del cuarto de seis metros cuadrados donde descansaba aquella mujer de cristal.
Fue Inés Miranda, su abogada, quien entró y le contó en persona los detalles de lo que el Gobierno transmitía. Aminatu exigió que estuviera «hablado con Marruecos». Le confirmaron que así lo había asegurado el representante del Gobierno. La mujer, al cabo, comenzó a vestirse para volver a su tierra.
Afuera esperaba una diputada socialista que metía prisa una y otra vez y gesticulaba como si hubiera un incendio.
-¡Decidle a Aminatu que se dé prisa! ¡Que se dé prisa!
-Bueno, es que no sé si sabes que lleva 19 días en huelga de hambre y está débil... En fin.
-¡Que se dé prisa! Venga, venga. Es cuestión de minutos.
Era la diputada Delia Blanco, presidenta de la Comisión de Cooperación Internacional del Congreso y recién llegada al final del cuento. Delia Blanco, ex presidenta de la Comisión española de Ayuda al Refugiado y criticada por aquel viaje parlamentario a Nueva York vacío de contenido que costó unos 40.000 euros al erario público. Que se dé prisa.
Veinte minutos después, Aminatu está en el avión. Con ella sube más gente, también la diputada Blanco. La salida está prevista para las 19.10 (hora insular). En la terminal, que es como una jaima sin arena, comienza una tibia celebración de todos los que la han estado acompañando este tiempo. Aunque hay que esperar.
En efecto, Haidar vuelve al rato. Llega en ambulancia, es bajada en silla de ruedas, hace la uve de la victoria y, lánguida, entra en el cuarto.
«Nos habían dicho que había 'permiso del más alto nivel' y resulta que la única autorización que tenían era la de la torre de control», bromea una integrante de la Plataforma de Apoyo a Aminatu Haidar. «Sospechamos que esto es un tinglado que ha montado Exteriores para colársela a Marruecos».
Así que tampoco hoy saldrá. La mayoría mira pidiendo explicaciones a los hacedores del entuerto. ¿Qué hacer? Delia Blanco se encara con el actor Guillermo Toledo.
-Os dije que se diera prisa. Ha sido por tu culpa.
-¿Por nuestra culpa? Le habéis hecho una putada a esta mujer, con la salud tan delicada que tiene, haciéndole ver que se iba. Tres horas de emociones para nada.
-Tú te callas. No sabes nada. Tú no has estado con Aminatu y yo sí.
Y Guillermo Toledo, que suma tres semanas durmiendo sobre un colchón en el suelo al lado de Aminatu, se tensa como una cuerda.
Agustín Santos los separa. Coge del brazo a Delia Blanco y se la lleva.
-Esto no puede seguir así -concede Santos-. Dejadlo. Vale. Así no se hacen las cosas.
En un cuartito aguarda una mujer de agua y azúcar. En la terminal del aeropuerto de Guacimeta, el quesito rojo puede esperar
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA
La población local defiende a Mauritania tras el secuestro
ERENA CALVO. ESPECIAL PARA EL MUNDO
Nuakchot
Nancy Ajram, Amr Diab, Haifa Wajbi y otros éxitos del panorama musical árabe se apiñan en la raquítica tienda de Mustafa junto a los discursos del presidente mauritano y alocuciones de líderes religiosos. «Este cedé es de Sidi Yahya, uno de los jefes espirituales más reconocidos en Mauritania», muestra el joven.
«Jamás ha incitado a la violencia; practicamos un Islam moderado», continúa, mientras afirma rotundo que «los responsables del secuestro no pueden ser musulmanes, son perturbados».
Hablan del secuestro de Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez. Hace ya una semana que recorrían el país con una caravana de la ONG Barcelona Acció Solidària. Su historia protagoniza estos días las páginas de la prensa local y las conversaciones de los mauritanos.
«También las prédicas de las mezquitas», apunta Mustafa. «El viernes, todos los imanes tuvieron presentes a los españoles y recordaron que los actos de los terroristas, si han sido ellos, atacan a nuestra religión».
Yussef Mohamed regenta una farmacia en la capital mauritana. «Siento mucho lo que ha pasado», dice apenado. Uno de sus clientes, Mohamed Sheriff, asegura que no están acostumbrados a estos ataques; «lo que ha pasado es un hecho aislado».
«No hay psicosis»
Sebastián Benotti, cooperante en Mauritania de Asamblea de Cooperación por la Paz, coincide. «La preocupación es lógica, pero no hay psicosis». A pesar de estar tranquilo y de no haber cesado sus actividades, la que sí ha pedido extremar las precauciones ha sido la Embajada española.
Normalmente, «se nos recomienda no salir sólo con un vehículo y comunicar nuestros trayectos». Además de evitar rutinas y desplazamientos al Este o al Norte (las zonas más peligrosas). «Tenemos vigilancia por la noche y viajamos con conductores locales que conocen bien las rutas», añade. «Pero nos sentimos seguros; para los mauritanos es peor porque saben que todo esto afectará a las inversiones extranjeras y al turismo».
Los primeros efectos ya se han dejado notar y ha habido cancelaciones de reservas para diciembre y enero (su temporada alta), relata el operador turístico Mustafa Sibani. En 2007, se redujeron drásticamente las visitas tras la muerte de cuatro turistas franceses a manos de los radicales: «Se suspendió el Dakar, un golpe tremendo». Pero a Sibani lo que más le duele es pensar en el destino de los cooperantes. «Están en nuestras oraciones».
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA / Historia de un sainete
La vía del salvoconducto
OLGA R. SANMARTÍN
Madrid
Un «salvoconducto». Así define Exteriores la resolución firmada por el director general de la Policía y Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, que supuestamente iba a llevar a Haidar hasta su casa. Este documento se expide «frecuentemente» -según explican policías de fronteras- a los que les roban su pasaporte y tienen que viajar. Es una dispensa especial para recorrer un trayecto específico, con un origen y un destino fijados. Pero «no sustituye al pasaporte», admite una portavoz de Exteriores, que apunta que la solución adoptada ha pasado por aplicar el Reglamento de la Ley de Extranjería, que permite salir de España con una documentación defectuosa o incluso sin ella. Esta medida -propuesta por IU, ERC, PNV y otros grupos minoritarios- la lleva pidiendo Haidar casi desde el primer día. Y desde el primer día se podía haber planteado, sin tener que ofrecer la nacionalidad española o el asilo, vías que fueron rechazadas por la activista.
JAQUE A LA DIPLOMACIA ESPAÑOLA / Historia de un sainete
Tensión en el Sáhara
ANA DEL BARRIO
La noche del viernes se vivió con una especial tensión en El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, donde Aminatu Haidar reside junto a su madre y sus dos hijos.
En cuanto se conocieron las primeras noticias de que la activista embarcaba en un avión rumbo a la ex colonia española, varias personas se acercaron a la casa de Haidar. Desde allí, se trasladaron en tres vehículos al aeropuerto para recibirla. Pero, según el relato de una saharaui testigo de los hechos, los agentes marroquíes les impidieron acceder a las instalaciones y les instaron a marcharse. «Entonces, apagaron las luces del aeropuerto y nos quedamos en la oscuridad».
Momentos después, se desplazaron a la casa de Haidar, donde comenzaron a llegar decenas de saharauis. Tras la llegada de la Policía marroquí, las personas concentradas se fueron dispersando. Según el Frente Polisario, agentes de paisano se encuentran custodiando la casa de Haidar.
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Impresentable la actuación del gobierno en este tema.
ResponderEliminarY como siempre, queriendo hacer comulgar con ruedas de molino, a los funcionarios que no les dejan hacer su trabajo, imponiéndoles órdenes ilegales.