lunes, 21 de diciembre de 2009

A hacer puñetas


A hacer puñetas
21 de Diciembre de 2009 - 11:11:36 - Luis del Pino
24 de febrero de 2005. Cinco y media de la tarde. Debate en el Parlamento autonómico catalán sobre el hundimiento del barrio de El Carmelo, con acusaciones cruzadas entre PSC y CIU, que se echan mutuamente la culpa del desastre.

Inicialmente, es Joaquim Nadal el que se encarga de dar explicaciones por parte del gobierno tripartito, pero Artur Mas utiliza sus intervenciones para provocar a Maragall, exigiéndole que sea él el que suba a la tribuna.

Después de la tercera intervención de Mas, Pasqual Maragall termina por entrar al trapo y saltar al ruedo y, en un momento determinado, dirigiéndose a Artur Mas, le espeta: "Ustedes [CIU] tienen un problema. Y ese problema se llama 3%".

Entre el comprensible barullo parlamentario, Artur Mas toma la palabra y le contesta "... Usted ha perdido completamente los papeles. Si el presidente de la Generalitat hoy tiene que acabar este turno parlamentario de esta manera, usted ha perdido completamente los papeles. Usted ha perdido completamente los papeles, señor Maragall. Si era por eso, realmente se podía haber ahorrado esta intervención. Yo le pediría, señor Maragall..., señor Maragall, le pediría ... (voces de fondo), le pediría una cosa, y se lo digo también con toda la modestia y espero que con toda la corrección y con todo el respeto: entre ustedes y nosotros en estos próximos meses tenemos que hacer cosas muy importantes al servicio de este país, no lo olvide. Para hacer estas cosas importantes es muy necesario que un cierto círculo de confianza entre ustedes y nosotros siga existiendo, y que este círculo de confianza, que no es de amistad, pero es de confianza política, de intentar hacer cosas juntos al servicio de nuestro país y de su gente, de la gente del Carmel y de mucha otra gente, que eso no se rompa. Y con su última intervención eso se rompe definitivamente. Usted manda la legislatura a hacer puñetas. Supongo que es consciente. Y, por lo tanto, le pido, formalmente, con modestia y con pleno respeto, que usted retire esta última expresión y que podamos volver a restablecer este mínimo de confianza que nuestro país necesita."

Ante esa respuesta, Maragall recula y le contesta, de forma casi inmediata: “Honorable señor diputado, accedo a su demanda. Pero accedo a su demanda por una sola razón, porque usted acaba de decir una cosa muy importante, que interesa más al país que todo lo que nos ha dicho antes. Y eso tan importante es que Cataluña se enfrenta a cosas muy importantes que hay que hacer y espero de usted y de su grupo que estén en condiciones de hacer frente efectivamente a su parte de esa obligación en los meses que vendrán, en los cuales se jugará el Estatuto de Cataluña, la Constitución española y, en buena medida, nuestro futuro."

Y se acabó el enfrentamiento con la aceptación de las disculpas por parte de Artur Mas.

Reflexionemos sobre ese intercambio verbal. Maragall le echa en cara a CIU el tema de la corrupción y la contestación consiste en decir: si no retiráis esas acusaciones, no vamos a apoyar esas "cosas importantes" que tenemos que hacer en los próximos meses, con lo que estaréis mandando la legislatura "a hacer puñetas". Y Maragall acepta el chantaje y retira sus acusaciones, no sin antes dejarnos claro a qué "cosas importantes" se están refiriendo: el futuro del Estatuto, el futuro de la Constitución y "en buena medida, nuestro futuro" (sic).

Primera pregunta: Cuando Mengano amenaza a Fulano con no apoyar algo, está claro que ese algo es más importante para Fulano que para Mengano. En caso contrario, la amenaza no tiene sentido. Así que la pregunta obligada es: ¿por qué razón el sacar adelante el nuevo Estatuto era más importante para el PSC (y, por tanto, para el PSOE, como atestigua la posterior intervención de Zapatero para desbloquear el redactado final del Estatuto), que para los propios nacionalistas de CIU? ¿Qué es lo que hace que el Estatuto sea, no un proyecto nacionalista, sino un proyecto "de estado"?

Segunda pregunta: El Partido Popular se embarcó, posteriormente, en la curiosa estrategia suicida de abrir la brecha de las reformas estatutarias con la reforma del Estatuto de la Comunidad Valenciana (con lo que era el propio PP el que enterraba la pretensión de Aznar de dar por cerrado el desarrollo autonómico). Ese estatuto valenciano, aunque teóricamente era el último de la primera ronda de reformas estatutarias, en realidad pavimentó el terreno para abrir una segunda ronda de reformas, de la que el estatuto catalán fue el primer ejemplo. Pero es que después de aprobado (y recurrido) el estatuto catalán, el PP vuelve a hacer algo aparentemente incomprensible, como es apoyar un estatuto andaluz en el que se incluían muchos preceptos similares a los que el PP había recurrido en el estatuto catalán. Con lo cual, la segunda pregunta también es obligada: ese proyecto de estado llamado "estatuto catalán" ¿es sólo un proyecto de estado del PSOE, o lo es también del PP (o al menos de un cierto sector del PP)? En ese caso, ¿quién o quiénes son los que impulsan, en último término, ese "proyecto de estado" capaz de unir a ambos partidos nacionales?

Tercera pregunta: Volviendo a la intervención de Artur Mas, cuando alguien lanza una amenaza, es porque está en condiciones (al menos teóricamente) de llevarla a la práctica. Por tanto, cuando Mas le espeta a Maragall que "la legislatura se va a hacer puñetas" es porque está en condiciones (al menos teóricamente) de mandarla a hacer puñetas. Teniendo en cuenta que los votos de CIU no eran imprescindibles para la mayoría de Zapatero en el Parlamento Nacional, ni para la mayoría de Maragall en el Parlamento autonómico, Artur Mas sólo podía estar refiriéndose a que, al retirar el apoyo al Estatuto, eso conllevaba, automáticamente, el colapso de la legislatura. Esa interpretación se ve reforzada, de nuevo, por la sorprendente intervención posterior de Zapatero, que desbloquea el redactado final del Estatuto en un mano a mano en La Moncloa con Artur Mas (lo que, por cierto, apunta a que la legislatura que se iba "a hacer puñetas" si el Estatuto no salía adelante era la del propio Zapatero). Por lo tanto, la tercera pregunta es igual de obligada que las anteriores: ¿qué poderoso motivo podía haber para que el bloqueo del Estatuto catalán significara que la legislatura se iba "a hacer puñetas"? ¿Qué consecuencias directas hubiera podido tener ese bloqueo, que a su vez hubieran provocado que la legislatura de Zapatero tocara a su fin?

"¿Y qué tiene que ver todo esto con el 11-M?", se podrían preguntar ustedes.

Pues me temo que lo tiene todo que ver. De la misma manera que no se puede comprender el pre-11M sin analizar el modo en que se escenificó esa reunión de Perpignan entre Carod-Rovira y ETA (reunión que sirvió para acorralar al electorado nacionalista y de izquierda, preparándolo así para dar rienda suelta a su ira en los tres días posteriores a la masacre), tampoco se puede comprender cuáles fueron los objetivos de la masacre sin antes responder a una pregunta que resulta aparentemente absurda: ¿qué es lo que puede hacer que un proyecto de destrucción nacional se convierta en un auténtico "proyecto de estado", asumido por los dos partidos nacionales?

Una vez respondida esa pregunta, resultan comprensibles casi todas las actitudes políticas de estos últimos cinco años. Como también resulta comprensible por qué algunos accedieron a colaborar en el proceso de construcción de la versión oficial del 11-M, o se resignaron a la inevitabilidad de ese proceso. Y por qué continúan callando.

Todo esto en mi modesta opinión, claro. Aunque puedo estar perfectamente confundido. Todos los seres humanos nos equivocamos muchas veces al día.

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