jueves, 19 de noviembre de 2009

11M: El extraño viaje (y IV)



11M: El extraño viaje (y IV)
Colaboraciones - 11-M
Escrito por Lucía Velasco
lunes, 29 de junio de 2009

La Mina

En abril de 2005, el Servicio de criminalística de la Guardia Civil elaboró un informe sobre el terreno de Mina Conchita y alrededores. En su declaración en la vista oral, los peritos que realizaron este informe nos transmitieron la idea, aportando videos y fotografías, de que debido a la orografía del terreno donde se ubica la mina, y a las condiciones meteorológicas de aquellos días, habría sido imposible que alguien que no conociera el terreno pudiera haber llegado por sí solo a la zona de los minipolvorines, y mucho menos haber dado con el lugar donde estaba escondida la dinamita.

Imágenes de Mina Conchita en la actualidad:

Vista desde el embalse.

Vista frontal desde la carretera al otro lado del río.

Vista aérea de Mina Conchita

Buena muestra de las dificultades que ofrecía el terreno inspeccionado por los peritos son estos comentarios, ofrecidos en la vista oral durante la jornada en que prestaron declaración:


… aquí ya cualquier descuido puede suponer una precipitación al vacío.

… hay que conocer el terreno, hay que ser estar muy eh... muy próximo y conocer digamos lo que es la orografía para intuir que eso es un camino, los que trabajan en la mina lo conocen, pero los que vienen de fuera cuesta. También ha hay que resaltar una cosa y es que en la noche del 27 y 28 de Febrero de 2004 se produjeron las grandes nevadas de… en Asturias, de manera que lo que ahora ven ustedes, que por la noche ya sería dificultoso véanlo a las…a de madrugada que sería todo una un manto blanco, es decir, no hay caminos, no hay referencias, no sé si estoy pisando una piedra o no, se complica.

… la única iluminación que puede haber en la mina por la noche es, es la iluminación que viene de la presa, en este punto concreto sería todo oscuro y de aquí, en principio, saldrían los caminos. Aquí se, se ve claramente lo abrupto de, de lo que sería la mina, la mina en sí.

Foto del informe de los peritos donde se ve el sendero de acceso a la galería base

Estas declaraciones son un arma de doble filo, ya que podrían ser utilizadas tanto por la fiscalía y las acusaciones para inculpar a algunos de los asturianos, como por las defensas: por un lado, refuerzan la idea de que alguien les tuvo que acompañar y de que debió de haber un contacto en la mina que les indicara donde estaba escondida la dinamita; y por otro supone un factor más que permite poner en duda la veracidad de la historia del robo de explosivo por los terroristas, por lo improbable, ilógico y arriesgado, máxime si no se pudiera probar que hubo tal colaboración de trabajadores de la mina.

¿Y quiénes eran los cómplices de los moritos en Mina Conchita? Trashorras había trabajado en la mina durante varios periodos en los años 2000, 2001 y 2002, que es cuando causa baja definitiva. Necesitaba un contacto que trabajara en ese momento allí para que le indicara dónde podía encontrar el explosivo.

Así lo argumentan los peritos que declararon en el juicio:

… el explosivo no está ni en las veredas ni, ni lo puedes localizar. Solamente la gente que lo conozca, conozca el interior, o pueda entrar dentro de la mina podría localizar ese tipo de de cantidades, (…). El terreno tiene tanto monte bajo, tiene tantas piedras grandes que se podría esconder una cantidad grandísima –como posibilidad- de explosivos sin que nadie, ni paseando –porque no va por allí- se lo pudiera encontrar. Únicamente aquel que lo ha escondido sería capaz de localizarlo.

De la misma manera la fiscal Olga Sánchez, entre tartamudeos, explica en su informe de conclusiones quienes eran los cómplices de Trashorras en Mina Conchita: Emilio Llano (encargado y vigilante) y Raúl González (minero).

A través de José Emilio Suárez Trashorras, entramos en el grupo, en el grupo de Asturias. A través de El Rulo... Perdón, de Raúl González Peláez, que le denominaban Rulo, que conocía perfectamente la dinámica de trabajo de la mina dónde él trabaja... trabajaba en aquellas fechas, hasta finales de aquél año en la Mina Conchita, (…) conocedores ambos de la desidia que había en el control de los explosivos en Mina Conchita, del descontrol que había en la entrega de los mismos y de los detonadores, de la falta de profesionalidad del que era su vigilante, Emilio Llano Álvarez; es cómo se pudo conocer, es cómo se pudo obtener los explosivos que posteriormente sirvieron para los trágicos sucesos de Madrid del año 2004.
(…)
A través de Emilio Llanos Álvarez es cómo se conoce, cómo se realizaban las entregas a los mineros, que no se anotaban las mismas, la peligrosidad del material, los efectos devastadores que este material podía producir, y era consciente de los fines ilícitos que la sustracción constante de material explosivo que salía de la mina, podía... y que podía ser utilizado.
(…)
José Emilio Suárez Trashorras y Raúl González Peláez, eran conocedores de este descontrol, y este descontrol permitió que poco a poco Raúl González Peláez, que cómo más tarde diremos por la relación que tiene con otros del... con... eh... a través de las llamadas telefónicas, era la persona que iba sustrayendo poco a poco los distintos cartuchos que guardaba en cualquier lugar de la mina...

Además de estas dos personas, inicialmente, había otro minero acusado de suministro de explosivos y colaboración con banda armada, Javier González Díaz, pero casi todas las acusaciones le retiraron los cargos antes del fallo de la Sentencia.

Está claro que Trashorras necesitaba cómplices dentro de la mina para poder robar tal cantidad de explosivo y para hacerlo sin que se dieran cuenta. A una parecida conclusión llegó también Bermúdez en su sentencia, condenando a Raúl González a cinco años por el delito de suministro de explosivos. Sin embargo absolvió a Emilio Llano del delito de cooperador necesario. Queda por lo tanto un cómplice de Emilio en la mina que sustenta las teorías de la fiscalía y acusaciones, pese a que, como no se cansó de repetir su defensa, Raúl González dejó de trabajar en Mina Conchita el 7 de diciembre de 2003. Así explica Bermúdez como se realizaba el robo.

La diferencia de dinamita entre lo realmente consumido y lo recibido y anotado en los libros se dejaba escondida en el monte de la mina en un sitio previamente convenido, de donde los recogía Emilio Suárez u otra persona por encargo de éste.

Pero luego llegó la sentencia del Tribunal Supremo, que ratificó la absolución de Emilio Llano y además absolvió también a Raúl González, echando por tierra toda la argumentación de la fiscalía y del propio Bermúdez, dejando sin explicar cómo se las ingenió Emilio Suarez Trashorras para preparar el robo de semejante cantidad de explosivo sin contar con ayuda de nadie de dentro, cuando hacía por lo menos 2 años que había dejado de trabajar allí.

Y es que una cosa es distraer unos pocos cartuchos y otra es llevarse mochilas llenas de explosivo sin que nadie se percate de ello. Este es el cálculo estimado que hizo el Servicio de información de la Guardia Civil de la cantidad máxima de goma2 ECO proporcionada a Jamal Ahmidan mediante la sustracción llevada a cabo entre el 28 y 29 de febrero de 2004 en Mina Conchita:

CANTIDAD MÁXIMA DE EXPLOSIVO (GOMA 2 ECO) QUE PODRÍA HABERSE TRANSPORTADO EN 06 MOCHILAS (03 MOCHILAS TEIDE DE 45 LITROS y 03 MACUTOS VAL2K1040090), EN DOS VIAJES CONSECUTIVOS: 270.000 gramos (270 Kg).

Esta es la cantidad máxima, aunque atendiendo a lo que declaró El Gitanillo pudo ser un poco menos, ya que, según él, utilizaron cinco mochilas, no seis.

Para juzgar si esta cantidad es significativa debemos conocer el consumo de explosivo en Mina Conchita por aquellas fechas:

Si se consumían 1.200 kg en un mes, eso supone unos 300 kg a la semana. Por lo tanto, de un día para otro desapareció de la Mina casi lo que se consume en una semana y nadie se dio cuenta. Parece una cantidad muy elevada para poder hacerla desaparecer sin levantar sospechas de los trabajadores, del encargado o del Ingeniero Técnico de Minas de la empresa, y sin contar con ayuda alguna dentro de la explotación minera.

Primero nos cuentan que, aprovechando la falta de rigor del encargado de la mina Emilio Llano al apuntar la dinamita consumida, el minero Raúl González iba distrayendo cartuchos de dinamita y escondiéndolos para entregárselos a Trashorras a cambio de droga. Luego Bermúdez absuelve al primero y el Supremo al segundo, pero nadie nos explica cómo Trashorras consiguió sacar unos 270 Kg ese fin de semana más lo que se transportó a Madrid en autobús (unos 42 Kg). Pues así hay que creérselo: un señor que lleva más de dos años sin aparecer por la Mina, se hace con más de 300 Kg sin ayuda y sin que nadie se entere.

Conclusión

Después de analizar con detenimiento todo lo que rodea este viaje a Asturias, en el que supuestamente se robó la dinamita utilizada en los atentados del 11 de marzo, nos damos cuenta de que la historia oficial no se sostiene. El hecho de que lo que se encontrara en Leganés y en otros escenarios fuera goma 2 ECO o restos de envoltorios cuya numeración pudiera coincidir con la de Mina Conchita, no quiere decir, ni mucho menos, que el explosivo utilizado en los trenes fuera el mismo y tuviera ese origen. Después de todo lo que hemos visto no queda más remedio que desconfiar de lo que nos contaron los días inmediatamente posteriores a los atentados. Además, la instrucción está plagada de incongruencias, pruebas que se demostraron falsas, otras que desaparecieron, ocultaciones y diferentes versiones para explicar un mismo hecho.

Hoy sabemos, gracias al informe del perito independiente Antonio Iglesias, y aceptando la cadena de custodia de las escasas muestras entregadas para realizar la pericial ordenada por Bermúdez, que al menos en uno de los focos explotó Titadine, y que no podemos asegurar que se utilizara goma 2 ECO.

Para colmo también demuestra Antonio Iglesias en su informe que los restos de goma 2 ECO encontrados en la Kangoo tienen el mismo origen que la muestra patrón aportada por el Jefe de los Tedax Sánchez Manzano.

Estas recientes revelaciones refuerzan la hipótesis de que el robo de dinamita en Mina Conchita ese fin de semana de febrero posiblemente no se produjo, ya que hay multitud de indicios de que el explosivo utilizado en los trenes no fue goma 2 ECO, y de que en los escenarios donde sí apareció esa sustancia hay graves irregularidades que hacen sospechar que puedan ser pruebas falsas o manipuladas.

La versión oficial sobre el origen de los explosivos ha posibilitado que, durante el juicio, se deslizaran acusaciones generales hacia los mineros, como la que se realizó en la lectura de conclusiones de una acusación particular:

Emilio Suárez Trashorras nos ha puesto de manifiesto que cualquier minero por seis mil euros o por cinco mil euros se vende, y conocedor de los vicios, de al menos, uno de sus antiguos de sus compañeros, Iván, Iván, Raúl González, evidentemente cambia, droga por los explosivos como viene detallado efectivamente en, en las declaraciones que se han venido prestando.

Sin embargo, la intención de las palabras de Trashorras que dieron pie a este comentario no era desacreditar a su antiguo gremio, sino presuponer a los mineros las mismas tentaciones deshonrosas que al resto de profesionales, por muy íntegros que aparenten ser.

¿Recuerda usted haber dicho que cualquiera puede sobornar a un minero por cinco mil o seis mil euros?

Igual que se puede sobornar a un Juez o a un Fiscal.

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