Boixasa le adjudicó la venta de inmuebles de la Generalitat
El director general de Patrimonio de la Generalitat, Jacint Boixasa, ha sido durante los últimos seis años «socio de la consultoría de empresas Roca Junyent», según se desprende del currículo que facilitó a los periodistas el Ejecutivo catalán el pasado 1 de febrero, cuando aprobó su nombramiento.
Este político, que formó parte del último Gobierno de Jordi Pujol como director general de Seguros del Departamento de Economía y Finanzas, es el encargado de pilotar el proceso de venta de los inmuebles de la Generalitat, que el presidente catalán, Artur Mas, puso en marcha a principios de año con el fin de obtener liquidez para las mermadas arcas públicas.
Como presidente de la mesa de contratación, Boixasa ha adjudicado al bufete de abogados de su ex socio Miquel Roca Junyent -junto a la inmobiliaria Jones Lang Lasalle- un jugoso contrato para «la prestación del servicio de gestión comercial, la mediación en la alienación y el asesoramiento a la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat para la investigación y selección de posibles compradores de inmuebles propiedad de la Generalitat».
Se trata de un lote compuesto de 13 edificios, que incluye la sede del Departamento de Agricultura y la de la Consejería de Trabajo. También comprende el edificio de la Agencia Tributaria catalana y otras fincas situadas en puntos estratégicos de la ciudad de Barcelona.
En total, 13 inmuebles de cuya venta la Generalitat espera obtener 228,5 millones de euros. Por la intermediación en la operación, el bufete Roca Junyent y la inmobiliaria Jones Lang Lasalle percibirán una retribución de 2,18 millones de euros, según se indica en las cláusulas del contrato, que fue adjudicado el pasado mes de septiembre.
El despacho de Roca, que fue secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y portavoz de CiU en el Congreso antes de dejar la política, también recibió en agosto la adjudicación de otro contrato, que licitó el Institut Català de Finances, para vender otros nueve inmuebles públicos.
Roca también se presentó a ese concurso con la inmobiliaria Jones Lang Lasalle. Juntos venderán 11 edificios, entre ellos la sede de la Consejería de Política Territorial, de la avenida Tarradellas número 2; nueve locales del Servei d'Ocupació de Catalunya y una nave industrial en Sant Sadurní d'Anoia. Por estas fincas, la Generalitat espera obtener cerca de 100 millones de euros. La comisión para Roca y Jones Lang rondará el millón de euros.
Boixasa adjudicó más contratos para vender edificios públicos a otras empresas de ex dirigentes de CiU. PwC, que fichó en enero a Joaquim Triadú, ex consejero de Presidencia con Pujol como socio, se encargó de dividir los edificios en lotes. Deloitte, que cuenta con David Madí, ex portavoz de CDC, como director de área de Consultoría Estratégica a tiempo parcial, venderá otro lote de 13 edificios por 221,4 millones.H
Protesta contra la corrupción
>Alfons López Tena, líder de Solidaritat (SI), denunció ayer la «deriva que sufre desde hace tiempo el oasis catalán, que se ha convertido en una charca ponzoñosa». «Nuestra obligación es drenar y limpiar la charca, para evitar que en Cataluña haya corrupción», dijo.
>Citó la información que publicó ayer EL MUNDO, según la cual la Generalitat vende inmuebles públicos a través despachos vinculados a ex dirigentes de CiU como Miquel Roca, Joaquim Triadú y David Madí.
>Para protestar por la corrupción, SI ha convocado una manifestación el próximo día 11 de noviembre, en plena campaña electoral.
Malos tiempos para la lírica
Experimentos recientes en el campo de la física de partículas confirmaron que ciertos entes subatómicos de materia, los célebres neutrinos, alcanzaron velocidades superiores a la de la luz (300.000 km/segundo) canonizada por Albert Einstein. Como secuela del hallazgo reaparecieron las cuánticas supercuerdas o las fantasías Sci Fi de los agujeros de gusano y los viajes en el tiempo.
Para presentar esta columna, inesperado viaje sentimental hacia un tiempo pasado súbitamente reaparecido, utilizaré algo metafísicamente más rápido que fotones y neutrinos, capaz de viajar en un instante a instantes a miles de millones de años luz, al alumbramiento mismo del incierto Big Bang: el vuelo inaprensible de la imaginación, la misma que Albert Einstein decía preferir a cualquier otro don, por entender que es la gran palanca que mueve el mundo con su poder formidable.
La imaginación literaria de Scott Fitzgerald creó un extraño viaje al pasado en El curioso caso de Benjamin Button (1921), que envejecía al revés, desde la ancianidad a la cuna de recién nacido, y que quizás inspiró a Alejo Carpentier para trenzar una historia con la musicalidad caribeña de su prosa bellísima, faenando entre negros viejos y jícaras de chocolate, el relato del Viaje a la semilla (1944) de Marcial, desde el borde de la sepultura hasta el vientre materno.
Mi viaje de hoy es el retorno a este nuevo lugar en las páginas de EL MUNDO. Tras ser, durante décadas, editor de todo lo editable, escribidor hasta de lo inimaginable, director de un rotativo nacional (Diario 16), este retorno me ha hecho recordar tantos años de columnista -mi último afán, cada día durante más de 13 años, tras el heterónimo de Erasmo, en las páginas de Opinión, aquí mismo- desde Cambio 16 o en aquel glorioso Diario 16, también con Pedro J. Ramírez.
Aquella Ventana indiscreta, o Gran reserva, y la incomprensión y falta de respeto democráticos -además de las consabidas querellas- a mis opiniones y escritos de entonces, por parte de los primeros gobiernos socialistas.
Como no podía ser de otra manera, van aflorando las corruptelas de los de la casta en cataluña.
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