Alerta Digital
Se sabe que es la estrategia general del PSOE andaluz: ocupar las instituciones, las empresas, los entes y todo lo que se ponga a su alcance de su mayoría. Ahora se ha sabido que el gerente de la empresa municipal de limpieza de Sevilla (Lipasam), el socialista Rafael Pineda, ha enchufado y convertido en cargos de la compañía pública a compañeros de militancia durante los cuatro últimos años, en los que ha dirigido la empresa tras haber sido concejal. Es sólo la punta del inceberg de Lipasam, porque hay muchos otros “colocados”, especialmente “sindicales”.
Entre esas personas que han llegado a la empresa de la mano de Pineda —de la familia política de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y, por ende, de Alfredo Sánchez Monteseirín— por el vínculo político, está Enrique Herbello, colocado sin más como jefe de servicio. O también Asunción Jiménez, contratada fija igual que el primero como jefe técnico; ambos procedían de la Agrupación del PSOE de Triana, aunque desaparecieron de la misma tras la llegada a la misma de Susana Díaz. Los dos han pasado del partido a ser cargos de Lipasam, jefes técnicos.
Tambièn es de mencionar la colocación de Marián Capón, que es pareja del gerente de Urbanismo, el socialista Miguel Ángel Millán; éste y Capón, son íntimos de Pineda y ella fue contratada a través de una empresa externa como secretaria. En el momento en que se le contrató había hasta tres secretarias en la gerencia de Lipasam, pero se creó la plaza nueva para colocar a la pareja de Millán como secretaria personal de Pineda.
El último gran fichaje del gerente de Lipasam fue Daniel Zambrana, director en el Ayuntamiento con Celis que se quedó sin empleo en el Consistorio tras la caida de Celis y que fue nombrado jefe de servicio de la noche a la mañana y sin proceso selectivo alguno a pesar de que carece absolutamente de experiencia en asuntos de gestión medioambiental.
Y Comisiones Obreras, amigos del enchufe
Pineda ha ascendido a un inspector sin cualificación pero referente en Comisiones, Manuel Reinoso, a jefe técnico, pasando a ser subordinado directo de Herbello y actuando de puente permanente con la representación de los empleados. A cambio, el comité de empresa interviene poco en contrataciones y despidos.
Además, el secretario de este sindicato en Lipasam ha realizado un curso financiado a través de la Agrupación de Interés Económico (AIE) con un coste de 3.000 euros pese a no pertenecer éste al personal técnico de la compañía. Ha pasado al turno de noche, con un salario muy superior, aunque está liberado por el sindicato.
Y amiguetes personales
Además, se acusa al gerente de incorporar a los puestos directivos a amigos suyos aunque ajenos al PSOE, señalándose, por ejemplo, a Alejandro Andújar, cuya esposa ha sido socia de la mujer del gerente. En este caso, se le nombra jefe de servicio y es colocado directamente como director en el departamento de Operaciones, la espina dorsal de la sociedad municipal, pese a carecer de conocimiento en empresas públicas o de limpieza, ya que es ingeniero.
Otro amigo de su etapa como estudiante de Derecho, Alejandro Pulido, que estuvo en la Fundación DeSevilla —donde no encontró acomodo por su mala relación con los comunistas— fue colocado en Lipasam como jefe de servicio pese a su falta de experiencia en el sector; nada más entrar en la empresa e incluso fue con Pineda a China para “ver unos contenedores de basura de cuya compra nada se supo nunca”.
Pineda contrató a Manuel Torreglosa como director de Recursos Humanos procedente de una gran superficie comercial y auténtico desconocedor del mundo de la gestión medioambiental y la empresa pública. Con él al frente se han acometido una serie de despidos de cargos afines a la anterior dirección con elevadísimo coste, como los de Juan Moreno, director de Infraestructuras, o Máximo Gavete, director de Comunicación. Con estas salidas, Pineda descabezó definitivamente la cúpula que no lo era afín.
Pineda había «limpiado» los altos cargos gastándose 1,2 millones de euros en indemnizaciones de directivos «improductivos» que, curiosamente, era recolocados a continuación. El que fuera director de Recursos Humanos Manuel Fernández Gómez, cabeza visible del «antiguo régimen» de antes de Pineda, fue despedido con una cantidad cercana a los 300.000 euros y, curiosamente, fue recolocado en la Delegación provincial de Empleo de la Junta de Andalucía.
En su lugar entró José Joaquín Velázquez, pero pronto chocó con el propio Pineda y acabó también despedido por otra suculenta cantidad.
Eugenio Pajuelo, director de calidad enfrentado con Pineda, fue también despedido y recolocado por Alfonso Mir —exgerente de Lipasam— en la asociación de transportistas de cubas.
Manuel García de Diego, con más de 20 años en la empresa, director de Operaciones y jefe de Andújar, fue otro director cesado, quedando casi desmantelado el organigrama directivo.
Se marchó también Alejandro Rodríguez, que terminó despedido en las mismas condiciones que Fernández y recolocado a su puesto de funcionario del Ayuntamiento como jefe de servicio de Parques y Jardines.
Vaya entramado, o andamio que tienen en el cortijo de andalucía. Estos del prisoe se lo montan chachi piruli, vaya cuadrilla de cuatreros que están echos. Todo esto, con la bendición del gobierno del cortijo.
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