domingo, 13 de marzo de 2011

«La Policía me pidió ayuda para investigar en el Líbano y Siria los atentados del 11-M»


ANTONIO RUBIO / Madrid / El Mundo

Monzer Al Kassar, sirio y colaborador de los servicios secretos y de la Policía española en temas de terrorismo, fue extraditado desde España, donde residía, a Estados Unidos el 13 de junio de 2008 por una supuesta venta de armas a los guerrilleros de las FARC colombianas. Ahora, Al Kassar está cumpliendo una pena de 30 años en la prisión de Still, en el sur de California.

Desde este centro penitenciario, Al Kassar ha respondido a un cuestionario de EL MUNDO en el que revela y descubre, entre otras cuestiones, que tras los atentados del 11-M se desplazó hasta Siria con el comisario general de Información y otro inspector jefe: «El jefe policial Pepe me pidió ayuda por unos teléfonos del Líbano que tenían relación con los atentados del 11-M y organicé un viaje del jefe Telesforo y del jefe Pepe».

Al Kassar también relata en su carta que se sorprendió por la actitud que tuvo el jefe Telesforo con el inspector jefe Pepe y con las autoridades sirias: «Nunca comprendí por qué, al final, prohibieron que viajara el jefe Pepe y que el jefe Telesforo dijera en Siria, cuando ya tenía todas las relaciones y contactos telefónicos, que esos datos ya no eran necesarios. Fue todo muy raro [...], tenía información que nadie antes tuvo y no quiso o supo usarla».

El ex colaborador de los servicios secretos va aún más lejos cuando descubre los comentarios del jefe Telesforo sobre el inspector jefe Pepe: «Además, dijo que si se conseguían nuevas informaciones se las dieran directamente a él, ya que el jefe Pepe no era de fiar porque era de un sindicato de derechas. Finalmente, el jefe Telesforo me dio en ese viaje su número personal para que lo llamara a él y no al jefe Pepe»

Zapatero embustero

[Ese viaje del comisario Telesforo Rubio y los datos obtenidos no aparecen reflejados como tales en el sumario del atentado del 11-M].

Monzer Al Kassar, cuya mujer e hija tienen nacionalidad española, ha prestado multitud de servicios «delicados y secretos» a las Fuerzas de Seguridad españolas. Su extradición a Estados Unidos fue aprobada por el Consejo de Ministros el 8 de junio de 2008 y estuvo rodeada de presiones políticas y judiciales, de intentos de chantajes económicos y palizas en la cárcel, según relata el propio colaborador de los servicios secretos a este periódico.

Los papeles del Departamento de Estado difundidos por Wikileaks a finales de 2010 a través de diversos medios de comunicación revelaron parte de las presiones ejercidas por el embajador de EEUU en Madrid, Eduardo Aguirre, ante el Gobierno español y la Audiencia Nacional para conseguir la extradición del traficante de armas. Todo eso ocurrió entre febrero y junio de 2008.

Pregunta.- Lo detuvieron en España en junio de 2007 por vender armas a las FARC y después, en junio de 2008, fue extraditado a EEUU. ¿Por qué vendió armas a los guerrilleros?

Respuesta.- No vendí armas a las FARC. Intermedié en la venta de una partida de armas de Rumanía al Gobierno de Nicaragua, tal como acreditaban los documentos de «último destino» -certificado que emite el país receptor del armamento-. Además, la Policía española estaba informada puntualmente de la operación. Fue un encargo que me hicieron dos gánsteres basura que luego supe que trabajaban para la DEA (departamento antidroga norteamericano), que se presentaron como representantes del Gobierno de Nicaragua y que tenían documentación falsa proporcionada por los agentes norteamericanos.

[Al Kassar ha sido objetivo prioritario de los agentes norteamericanos desde octubre de 1987, cuando un grupo de terroristas árabes dirigidos por Abú Abbas secuestró el trasatlántico Achille Lauro y mataron a Leon Klinghoffer, ciudadano estadounidense de origen hebreo. El juez Garzón detuvo a Al Kassar en 1992 por su presunta implicación en esos hechos y en 1995 fue juzgado por la Audiencia Nacional y salió absuelto de todos los cargos].

P.- Antes de ser extraditado tuvo un juicio en la Audiencia Nacional.

R.- Sí, pero todo fue un teatro. Sólo fue honesta la juez Teresa Palacios, que dijo que todo aquello era un montaje burdo y escandaloso y lo puso por escrito [la magistrada fue la presidenta del tribunal y emitió un voto particular contra la extradición argumentando que era un delito provocado]. Los jefes de Policía P. y E. declararon que yo les había contado toda la negociación de la venta de armas. Si hubiera sido un delito por qué se lo iba a contar a la Policía.

P.- ¿Cómo salió de España?

R.- Los agentes norteamericanos me llevaron secuestrado. Sin la orden de la Audiencia Nacional, ni los papeles del Consejo de Ministros y despreciando la soberanía española. Los americanos argumentaron ante la Policía española antes de subir al avión que tenían la autorización verbal del ministro. Así salí de España, sin papeles, porque se los habían dejado en el Consejo de Ministros. [En junio de 2008 el ministro del Interior era Alfredo Pérez Rubalcaba].

P.- Volvamos al tema del 11-M y los atentados yihadistas de Madrid.

R.- Nunca he traicionado a los árabes de verdad, pero siempre he ayudado a perseguir a los terroristas que usan el islam para hacer daño […], no son verdaderos musulmanes y siempre los combatiré. Ahora me siento traicionado por aquellos a los que di mi respeto [apunta directamente al CNI y a la Policía por los múltiples servicios prestados en Oriente Próximo a los dos cuerpos]. No voy a contar todas las veces que los servicios secretos españoles me pidieron ayuda, sólo diré que tanto el jefe Telesforo como el jefe Jesús [se refiere a Jesús de la Morena, comisario general de Información antes y durante los atentados del 11-M], que estuvo antes, no querían saber nada de los peligros del terrorismo de los falsos musulmanes.

[Al Kassar, a pesar de la dificultad que ha tenido para contestar el cuestionario desde la prisión estadounidense de Still y después sacarlo de ese centro penitenciario, intenta profundizar en cada una de las respuestas].

Cuando viajaron [sigue hablando de los comisarios Rubio y De la Morena] a mi país, Siria, se les trató con privilegios, con información que nadie antes tuvo y no quisieron o supieron usarla para evitar atentados en España.

Zapatero embustero

[Y Al Kassar, que el 1 de julio cumple 66 años, sentencia desde la celda de la prisión donde está cumpliendo una pena de 30 años]:

Sigan a quienes les han premiado por ocultar la verdad sobre el 11-M.

P.- En los documentos de Wikileaks se indica que entre febrero y junio de 2008 el juez Bermúdez avisó a los norteamericanos de que la Audiencia Nacional ya había decidido mandarlo a EEUU, que la embajada presionó al ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y que el embajador llamó a Bernardino León, secretario general de la Presidencia, para saber si Siria estaba presionando al Gobierno español. ¿Cómo se explica todos esos movimientos?

R.- Efectivamente. Todas esas presiones salieron reflejadas en los papeles de Wikileaks, no son cosas que diga yo. Y todas ellas confirman el servilismo de los poderes de España, que sacrifican sus propias leyes para quedar como lacayos ante Estados Unidos. Con todas esas acusaciones y esos documentos oficiales estadounidenses ahora podrían juzgar y condenar al propio embajador Aguirre, al juez Bermúdez y a los ministros Rubalcaba o Moratinos. La juez Teresa Palacios, con su protesta, dejó muy claro que no tragaba con las presiones y plasmó esa vergüenza por escrito. Es una mujer honesta, de verdad.

[Al Kassar sube el tono de sus comentarios y califica algunos de los cargos públicos que informaron a los norteamericanos sobre las interioridades de la Audiencia].

Gracias a Alá hay jueces que no se venden y otros, como El Calvo, que hablan con el embajador y le dice lo que va a pasar. Que Alá los confunda y que al final paguen por sus actos.

P.- Wikileaks ha descubierto las presiones políticas, pero sabemos que tras su detención en España y posterior ingreso en prisión ocurrieron más cosas.

R.- Sí. Muchas más. Cuando estaba en la cárcel de Aranjuez me pidieron 10 millones de euros para no ser extraditado a Estados Unidos. En esa operación, al parecer, estaba involucrado un sirio de nombre Taisir, dueño de un restaurante donde iban a comer los jueces de la Audiencia Nacional, un abogado y funcionarios de la propia Audiencia.

P.- ¿Y qué ocurrió?

R.- Presionaron a mi hermano mayor, Gasshan, para intentar cobrar los 10 millones de euros y, además, yo tenía que cambiar de abogado y contratar a uno determinado para que todo funcionara. A Gasshan, que después murió de un infarto por todas las presiones sufridas, le dijeron que funcionarios de la Audiencia Nacional que tenían que decidir sobre mi extradición estaban negociando con los americanos y que había que hacerlo ya. Que no había tiempo.

P.- Es evidente que usted o su hermano no pagaron esos 10 millones de euros porque ahora se encuentra en prisión y en Estados Unidos. ¿Cuál fue el siguiente paso?

R.- Una noche entraron varios hombres con pasamontañas en la celda en la que estaba en la prisión de Aranjuez y me dijeron que dinero o palo. Me dieron una gran paliza. Algunos de los que me pegaron no eran funcionarios de prisiones. Entraron en la cárcel desde fuera. Le he mandado una carta a la juez Teresa Palacios denunciando todos esos hechos.

Monzer Al Kassar se despide de EL MUNDO advirtiendo de que si muere en prisión no será porque se haya suicidado: «Soy consciente de que si se publican estas declaraciones mi vida en la prisión de Estados Unidos será más difícil. Asumo este riesgo, pero no me importa. Tengo la fuerza de la verdad y con ella me siento fuerte y no me parará nadie. Pero quiero decir muy alto que voy a luchar, que no quiero suicidarme y que estoy muy bien del corazón y si muero en poco tiempo, será porque alguien lo ha querido para callar mi boca. Alá es grande y me ayudará en esta difícil prueba».

Los documentos de Wikileaks
La carta de Al Kassar a EL MUNDO

>En uno de los documentos revelados por Wikileaks se informa de que el 13 de marzo de 2008 el embajador de EEUU en Madrid, Eduardo Aguirre, se quejó ante las autoridades españolas porque no se materializaba la extradición de Al Kassar.

>Monzer Al Kassar contestó al cuestionario de EL MUNDO el pasado 6 de febrero y para que no hubiera dudas sobre su autenticidad firmó la correspondiente autorización para su publicación a nombre de Antonio Rubio, subdirector de este diario.

luis oz

Los complots del 11-M

Nadie en su sano juicio puede negar que el 11-M (192 muertos, más de 1.800 heridos y el cambio de gobierno en España tres días después) es el resultado de una de las conspiraciones más exitosas en la historia de nuestro país.

Que, siete años después, la mayor parte de la izquierda española y de los medios de comunicación, con El País y la Ser a la cabeza, siga acusando de conspiradores a los pocos medios y periodistas que se empeñan en investigar lo que sucedió dice más sobre la salud de nuestra prensa y de nuestra democracia que mil libros de periodismo y de política.

«Siete años después hay quien sigue intentado inyectar aun más odio con sus tesis de la conspiración», repetía José María Izquierdo en su Ojo crítico nada neutral (Ser). «Y la infamia de la conspiración la encabezan Pedro J. Ramírez y Federico J. Losantos».

«No tengo duda de que existió una trama policial o bien para colocar pruebas falsas o bien para manipular lo encontrado», reiteraba Pedro J. Ramírez en su encuentro digital del viernes con los lectores de ELMUNDO.es. «Ese fue el caso del explosivo hallado en la Kangoo, de la mochila de Vallecas, del Skoda Fabia o de los falsos terroristas suicidas. Sanchez Manzano es la punta del iceberg de esa trama. En el ámbito judicial Del Olmo fue un incompetente y Bermúdez un oportunista que cambió de caballo mientras cruzaba el río».

«Prácticamente todas las pruebas que se exhibieron en el juicio eran falsas o estaban manipuladas, sobre todo la prueba clave, la de los explosivos», afirmaba Federico J. Losantos en su programa de esRadio.

«Lo más importante es que seguimos sin saber quién organizó, planificó y puso las bombas del atentado», decía Ernesto Sáenz de Buruaga en la Cope. «La sentencia deja un montón de incógnitas -y no menores- sin resolver», añadía Iñaki Gil. «Los autores intelectuales, los que pusieron las mochilas en los trenes, lo que estalló…»

¿Por qué tratamiento periodístico tan distinto?, preguntaba sin inocencia Inocencio Arias. «Es más fácil navegar con la corriente que contra ella», respondía Gil. Los amigos de Izquierdo, que siguen siendo mayoría, seguro que tienen otras explicaciones.

«Que de cuatro trenes, y 10 bombas (más las dos que no explotaron) sólo se conservaran 23 tornillos (ni siquiera la acetona con la que se lavaron) prueba que se hicieron muchas cosas mal», afirmaba Casimiro García-Abadillo en Onda Cero.

1 comentario:

  1. Sigan a quienes les han premiado por ocultar la verdad sobre el 11-M, dice Al Kassar. Esa es la mejor respuesta que he oído, asi que, si hubiera jueces en este país con lo que hay que tener, y no les hayan dado ninguna medalla, pues enseguida se sabría todo el entramado siniestro de los de la kgb.
    Espero que sus conciencias les pasen facura.

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