ANTONIO RUBIO / Madrid/ El Mundo
«Mi ventaja es que yo sé todo de todos». Esa frase, pronunciada por Alfredo Pérez Rubalcaba en junio de este año ante un magistrado del Tribunal Supremo, se ha convertido en auténtica realidad en el conflicto que los controladores aéreos mantienen con Aena y el Ministerio de Fomento desde el pasado día 3.
Tras la militarización de los controladores, el 4 de diciembre, Pérez Rubalcaba ha echado mano del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y de sus agentes para saber, de manera puntual, cada uno de los movimientos y contactos, especialmente telefónicos, que llevan a cabo los líderes de Usca, el sindicato de controladores.Sigue en página 4
El operativo de control y escucha telefónica de los controladores aéreos españoles se puso en marcha tras la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno, como respuesta al abandono masivo que éstos hicieron de sus puestos de trabajo en las torres de los aeropuertos. Los directivos del CNI que han elaborado el «proyecto» sobre los controladores aéreos han plasmado su protocolo de actuación en dos «notas internas» donde se reflejan, entre otras cuestiones, los elementos técnicos a utilizar, la correspondiente evaluación del objetivo y los domicilios de las personas a controlar.
El objetivo principal de los agentes operativos del CNI en el control de los controladores se centra en las escuchas telefónicas de los móviles de los principales líderes sindicales y en el posicionamiento de esos aparatos, a nivel de situación física en Madrid y las otras provincias que se han destacado en el paro, para poder determinar cuándo, cómo y con quién se han ido produciendo las reuniones de todos ellos y quiénes son los que en realidad llevan la voz cantante.
Para llevar a cabo este operativo, el Centro Nacional de Inteligencia tiene la obligación de solicitar la correspondiente autorización de interceptación de llamadas telefónicas al magistrado del Tribunal Supremo designado como juez del CNI, Pablo Lucas Murillo. La figura del magistrado encargado de autorizar las actividades de los espías españoles se aprobó en 2002, bajo la Presidencia de José María Aznar, y se encarga de supervisar las actuaciones del centro de inteligencia que signifiquen entrada en domicilio, intervenciones telefónicas o interceptaciones de la correspondencia o comunicaciones telemáticas con el fin de garantizar los límites que impone la Constitución.
Antes de que se pusiera en marcha el operativo del CNI, se estableció un gabinete de crisis en Moncloa. Esa reunión especial, que se celebró tras un breve almuerzo al mediodía del sábado día 4, fue presidida por José Luis Rodríguez Zapatero y asistieron a ella, entre otros, el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba; la ministra de Defensa, Carme Chacón; el ministro de Fomento, José Blanco; el secretario de Estado de Interior, Antonio Camacho, y el propio director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán.
En el reparto de funciones, al general Sanz Roldán le tocó el control e interceptación de las comunicaciones telefónicas y otras de los líderes del sindicato Usca. El secretario de Estado de Interior, Antonio Camacho, también recibió un plan de trabajo por parte de su ministro y vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, que consistió en que los agentes de los servicios de información de la Policía intentaran averiguar cuáles eran las auténticas intenciones de los controladores aéreos y hasta dónde estaban dispuestos a llegar en su pulso al Ejecutivo.
Los dirigentes del sindicato Usca, ante la sospecha de que podían ser escuchados o interceptados telefónicamente, dejaron de utilizar sus propios móviles y adquirieron otros de tarjeta prepago para evitar ese control. Sin embargo, los agentes del CNI, con la sofisticada tecnología de la que disponen en la actualidad, ya han logrado centrar algunos de esos nuevos teléfonos móviles y están elaborando diferentes estudios para determinar cuándo, dónde y con quién han ido manteniendo reuniones los líderes del sindicato.
EL MUNDO ha podido saber de fuentes internas del CNI que los técnicos de los servicios secretos españoles están cruzando datos de los teléfonos móviles con tarjetas prepago detectadas entre los líderes del sindicato Usca, y que ya han reconstruido encuentros y reuniones entre ellos y otras personas cercanas a algún partido político que considera ilegal la militarización de los controladores aéreos.
En esos controles de los controladores, los agentes del CNI ya han comenzado a saber cuáles son las aficiones y debilidades de algunos de los dirigentes del sindicato Usca y en qué domicilios suelen pernoctar.
Maquiavelo, es un verdadero diablo en la tierra.
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