Bajo el paraguas del "apoyo" al Gobierno, Rajoy ha constatado que "vivir" con Zapatero es ir "de sobresalto en sobresalto". Le acusó, en este sentido, de dejar que los problemas "envejezcan" ante su total "incapacidad". Sobre Blanco, apuntó que no será él quien le llame "inútil total".
La gestión del Gobierno de Rodríguez Zapatero para solucionar el caos aéreo que azotó a España este puente de la Constitución no merece dimisiones en opinión del Partido Popular. Así se constata después de escuchar a su líder en el pleno monográfico sobre el plante de los controladores, en el que Mariano Rajoy ni tan siquiera reclamó el cese de Gaspar Zarrías, como así se filtró horas antes.
Lo que sí que hizo el jefe de la oposición fue constatar que "vivir" con el presidente es "ir de sobresalto en sobresalto". En este punto, también citó la última crisis de los mercados, el enésimo conflicto con Marruecos, la ausencia de Zapatero en la cumbre Latinoamericana y la celebración del día de la Constitución en estado de alarma.
Un panorama desolador que le sirvió para lanzar una petición, que más bien parecía una súplica: "Procuren ustedes que las cosas se hagan bien y que se hagan en su momento" porque lo que hoy se preguntan los ciudadanos es "si hay alguien que gobierne en España".
Precisamente, el gancho que utilizó Rajoy para aniquilar al gabinete gubernamental fue que se guió, una vez más, por "la pasividad, la desidia y el no hacer nada". Y es que, tal y como recordó, "en seis años no han sido capaz de acordar un nuevo convenio colectivo", y eso derivó en la crisis del pasado fin de semana.
"No existen más culpables directos que los controladores", observó, si bien acabó sucediendo "lo de siempre" a ojos de Rajoy; que el Gobierno "no desarrolló los instrumentos que "hubieran evitado" la crisis.
Fue en este punto cuando llegó el momento más polémico de su intervención, que redobló en tensión por las quejas de la bancada socialista. "El ministro de Fomento es un inútil total", dijo, provocando el barullo y la intervención de José Bono, que tuvo que llamar al orden.
"Con dosis importantes de cara dura", añadió, suscitando una nueva oleada de quejas. El golpe de efecto llegó cuando dijo: "No seré yo quien diga esto", sino que, apuntó, estaba citando al vicepresidente Rubalcaba "sobre un ministro de Fomento" durante la crisis de Barajas. Fue entonces cuando los populares se tomaron la revancha en forma de cerrada ovación.
Lo que no se calló Rajoy es que Blanco es "un ministro de Fomento a tiempo parcial" porque a lo que se dedica es "acusar con insidias" al principal partido de la oposición.
Por último, y retomando el meollo de la cuestión, Rajoy afirmó que la declaración del estado de alarma es, en síntesis, una "declaración de impotencia" que, además, crea un complicado "precedente". "Es curioso que tenga que llegar usted al Gobierno para que se declare un estado de alarma" a fin de "solucionar un conflicto social", ironizó.
Instó, en este sentido, a que la nación recupere la "normalidad" y a que el Ejecutivo garantice en el Congreso que "todos los perjudicados serán resarcidos".
Hoy, se aportado Rajoy, a puesto las cosas en su sitio.
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