MIGUEL M. ARIZTEGI / Alsasua
Como siempre, la escenografía de la cita estaba plagada de simbolismo. Fue en Alsasua -localidad navarra cercana al centro geográfico de Euskal Herria- donde se forjó durante la Transición la alianza de grupúsculos abertzales que desembocó en Herri Batasuna, y pretenden que sea en Alsasua, 33 años después, donde surja otra entente nacionalista que supere otro desafío histórico para sus militantes: la posibilidad de presentarse de nuevo a las elecciones municipales y forales de la próxima primavera.
Txomin Ziluaga en castellano y Arantza Arruti en euskara, acompañados por otras 12 caras conocidas de lo que denominaron «organizaciones políticas de carácter abertzale, progresista y de izquierda», leyeron un manifiesto que llamaba a una «alianza» entre fuerzas de izquierdas y soberanistas.
El rechazo a la violencia se daría «en su seno o fuera del mismo». Una referencia velada a ETA, a la que los comparecientes no mencionaron ayer ni de refilón. Su «rechazo» a la violencia fue genérico: ni se dirigieron a la banda terrorista ni pidieron su disolución. Como suele ser habitual en sus comparecencias, tampoco aceptaron preguntas de los periodistas.
Su «rechazo» a la violencia es un recurso que evita la «condena» del terrorismo, tal y como demostraron los tres ediles no adscritos de ANV en un pleno municipal en Alsasua el pasado mes de junio, cuando consiguieron cambiar la «condena» por el «rechazo» al ataque contra el coche de dos concejales del Ayuntamiento. Como el Pleno accedió al cambio, votaron a favor de la moción y fue aprobada por unanimidad. «No utilizamos esa palabra en análisis políticos por el circo mediático que hay a su alrededor», señaló entonces el edil Juanjo Goikoetxea.
Sea «rechazo» y no «condena» la fórmula finalmente elegida por la izquierda abertzale, los ayer presentes se esforzaron en revestir de importancia la convocatoria: sobre un fondo blanco, con el lema Gora ezker abertzalea! (¡Viva la izquierda abertzale!) y la única decoración de círculos rojos formando la figura de Euskal Herria con Pamplona como capital, los portavoces quisieron imprimir un carácter histórico a la comparecencia.
Citaron a Franco, hablaron de un nuevo «ciclo histórico», pidieron el «reconocimiento nacional y respeto a la voluntad popular democráticamente expresada por los hombres y mujeres de Euskal Herria»; recalcaron la «necesidad, hoy también», de formar un nuevo proyecto político e insistieron en su vieja idea de «soberanía y socialismo», tan parecido al leitmotiv de ETA «independentzia eta sozialismoa».
Es la apuesta de los militantes más veteranos, que ayer comparecieron ante los medios sin una sola cara actual de la primera línea de la autodenominada izquierda abertzale.
Estos buscando lo de siempre, la pasta de las instituciones.
ResponderEliminar