miércoles, 17 de marzo de 2010
Tres buenos análisis
17 de Marzo de 2010
El pasado domingo, Jesús Cacho dedicaba su carta dominical en El Confidencial al tema del aniversario del 11-M. Aunque no comparto algunos de los matices del análisis, sí que coincido básicamente con la tesis de fondo del artículo: "Los atentados siguen despidiendo el mismo tufo que exhalaban pocos días después de ocurridos: operación típica de servicios secretos". Se plantea Cacho también la pregunta fundamental a la que quienes investigamos la masacre aún no hemos conseguido responder: "¿Servicios secretos extranjeros con apoyos puntuales internos, o viceversa?". Las matizaciones a las que me refiero se centrarían en el papel que pudieran haber jugado los muertos de Leganés: ¿mano de obra a la que luego se liquidó o simples cabezas de turco? Pregunta que está, a su vez, relacionada con el dilema fundamental de las investigaciones: si la prueba básica del caso (la famosa mochila de Vallecas) es una prueba falsa, entonces no tenemos ninguna prueba de que los muertos de Leganés (a los que los investigadores llegan a partir de la mochila de Vallecas) hubieran participado en el atentado, ni siquiera como mano de obra.
Merece la pena leer la carta de Jesús Cacho. Como también merece la pena leer el análisis que publicaba Cristina Falkenberg, también en El Confidencial: "Seguimos queriendo saber (I)". Recuerda Falkenberg las declaraciones de Carmen Baladía, que pusieron de manifiesto la ausencia de metralla en los cuerpos de las víctimas de la masacre. Llama la atención la forma en que todos nos hemos centrado en el asunto de los explosivos, cuando el tema de la metralla demostraría por sí mismo, con total contundencia, la falsedad de la mochila de Vallecas. En el caso de los explosivos, llevamos mucho tiempo mareando la perdiz con la pregunta de dónde están los análisis originales, por qué no se adjuntaron al sumario, etc... Sin embargo, en el caso de las autopsias de las víctimas del 11-M, los "análisis" originales ya están en el sumario desde el principio, y tenemos las declaraciones de quien coordinó la realización de todos esos informes de autopsia. Y esa persona (la Dra. Baladía) ha declarado públicamente que no apareció metralla de origen terrorista al realizar esas autopsias. Por tanto, es imposible que las bombas que estallaron en los trenes fueran como el artefacto de Vallecas, que sí que tenía clavos y tornillos embutidos en la Goma2-ECO. ¿Por qué nadie, absolutamente nadie, ha querido tirar judicialmente de ese hilo, mucho más claro que el tema de los explosivos? Recuerda Falkenberg en su artículo la responsabilidad, en lo que a impulsar las investigaciones se refiere, del Ministerio Fiscal. Porque todos nos centramos mucho en criticar la labor de los jueces que han enfangado las investigaciones hasta extremos bochornosos, pero en España existe un Ministerio Fiscal que está obligado a instar las diligencias de investigación destinadas a aclarar todos los delitos.
Por ejemplo, ¿qué ha hecho el Ministerio Fiscal para clarificar quién dio la orden de empezar a destruir los trenes 48 horas después de la masacre? Publican hoy Carmelo Jordá y Carlos Sánchez de Roda un excelente artículo en Libertad Digital sobre esa destrucción de los trenes, en el que se pone de manifiesto no sólo el contraste con otros casos en los que los trenes se han conservado durante años, sino también lo sencilla que hubiera sido esa conservación, dada la disponibilidad de lugares en los que guardar los trenes. Me hace mucha gracia ver cómo algunos acérrimos defensores de la versión oficial responden siempre con el mismo argumento absurdo cuando uno plantea esa cuestión: "Pues habría que preguntarle al PP, porque los trenes se empezaron a destruir estando el PP en el Gobierno". Bien, pues si eso cierto (que lo es), ¿a qué espera el actual partido gobernante, el PSOE, a sumarse a nosotros a la hora de investigar las responsabilidades en la destrucción de los trenes? ¿No dicen que, en cualquier caso, sería responsabilidad del PP? ¿Pues a qué esperan para pedir cuentas? Porque, a la vista de su inacción, da toda la sensación de que el primer interesado en que no sepamos quién y por qué ordenó destruir los trenes es José Luis Rodríguez Zapatero. Por mucho que el PP estuviera todavía ocupando el gobierno en funciones.
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Esto sigue siendo un golpe de estado, lo pinten verde, o lo piten azul. Y ningún partido, va a decir la verdad, porque ellos si saben lo que ocurrió.
ResponderEliminarLa verdad, os hará libres...