lunes, 8 de marzo de 2010
ETA inició en enero una campaña de extorsión telefónica a empresarios
La debilidad operativa y la falta de dinero obliga a la banda a aumentar las amenazas
ETA inició en enero una campaña de extorsión telefónica a empresarios
El tono de las llamadas es duro, cortante e incisivo y se amenaza al empresario si no paga en el plazo de un mes.
ETA ha dado una vuelta de tuerca a sus métodos de chantaje a los empresarios. Fruto de su debilidad y de la resistencia de los industriales a pagar el «impuesto revolucionario», realiza, desde enero, llamadas a los domicilios y despachos de los que se han negado a aceptar la extorsión.
Las llamadas, según fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN, tienen una duración muy breve y se realizan, normalmente, desde cabinas. Los pistoleros saben que las Fuerzas de Seguridad cuentan con modernos sistemas de localización y no quieren arriesgarse. El tono es brusco, cortante e incisivo y el mensaje siempre el mismo: «Le damos un mes para pagar o, en caso contrario, se convertirá en objetivo militar de nuestra organización».
No es la primera vez que, en su siniestra historia, ETA ha llamado a sus víctimas para amedrentarlas. En la década de los noventa ya lo hizo aunque el entramado que llevaba a cabo la extorsión fue desarticulado por la Ertzaintza. En los primeros años de la existencia de la banda, cuando los teléfonos no constituían un problema, era algo habitual.
La presión sobre los empresarios coincide, según las citadas fuentes, con una nueva remesa de cartas de extorsión desde enero y contrasta con una aparente inactividad, en lo que al envío de misivas se refiere, durante el segundo semestre de 2009.
Los expertos llaman la atención sobre este hecho, ya que el último atentado contra un industrial que no había cedido al chantaje se produjo en marzo de 2009. El funcionamiento del «aparato de extorsión», GEZI en la terminología etarra, debe ser bastante deficitario, ya que los terroristas han decidido asumir bastantes riesgos con las llamadas.
En las últimas operaciones realizadas en Francia y España, las Fuerzas de Seguridad se han incautado de ciertas sumas de dinero y, sobre todo, de gran cantidad de material que ETA tiene que reponer con su adquisición en el mercado negro, donde los productos suben de precio de forma considerable. Los atentados que pretenden cometer no son posibles sin una serie de instrumentos electrónicos, materiales para fabricar explosivos y dinero en efectivo con el que alquilar casas y otros locales, para que sus «comandos» se puedan esconder o montar «bases logísticas».
La disminución en la recaudación del «impuesto revolucionario» y las incautaciones de material, con el levantamiento de decenas de «zulos» (escondites) a ambos lados de la frontera, han obligado a los cabecillas a dar órdenes tajantes para que, a corto plazo, se incrementen las reservas de dinero, que deben estar bajo mínimos. Eneko Gogeascoechea, jefe del «aparato de logística», hermano de Ibon, «Emil», recientemente detenido en la Normandía francesa, es el que, según las referidas fuentes, está detrás de esta estrategia de «urgencia».
País Vasco y Navarra
Las llamadas se realizan a empresarios del País Vasco y Navarra. Cuando se telefonea al domicilio, el que descuelga puede ser el industrial u otra persona, con lo que ello supone llevar el terror a toda la familia. Esta crueldad no es nueva en ETA, ya que, en ocasiones, cuando los terroristas comprobaron que el extorsionado rompía las cartas sin abrirlas, se las enviaron a su mujer o a sus hijos.
Las Fuerzas de Seguridad insisten en la necesidad de que las personas que se vean sometidas a este tipo de presión lo denuncien nada más producirse. El plazo de un mes para pagar y la posibilidad de que las amenazas telefónicas se repitan (algo muy difícil, ya que los pistoleros saben el riesgo que corren) pueden provocar que algún empresario piense que lo mejor es pagar.
ETA se encuentra en el peor momento de su historia gracias a la eficacia de los cuerpos policiales y la colaboración internacional. Sin dinero, el plazo para su definitiva desaparición será más breve y a ello deben contribuir todos los ciudadanos.
Como siempre, pidiendo dinero para sus fechorías.
ResponderEliminarCaña es lo que hay que darle.