lunes, 8 de marzo de 2010
El etarra Cau no huyó ni rompió pruebas tras el «chivatazo»
Pasó la frontera sin precauciones en los días posteriores
El etarra Cau no huyó ni rompió pruebas tras el «chivatazo»
El llamado «caso Faisán», en el que se investiga un supuesto «chivatazo» a ETA sobre una operación policial en marcha, suscita, por lo investigado hasta ahora, no pocas incógnitas. Una de ellas y quizás la más importantes, es la de las actuaciones de los supuestos terroristas una vez recibido el aviso: ninguno huyó ni hizo el menor movimiento (seguían vigilados) de preparar una fuga. Ni Joseba Elosúa, el dueño del bar «Faisán», que habría recibido la delación, ni José Antonio Cau, al que debía advertir de que no cruzara la frontera hacia España, ya que sería arrestado, adoptaron medidas especiales.
Por el contrario, prosiguieron normalmente con sus actividades y esperaron (de ser cierto el «chivatazo») en sus casas a que, varias semanas después, acudieran agentes españoles y franceses a detenerlos.
En sus domicilios, guardaban importantes pruebas que no habían destruido, como la que tenía en el salón de su vivienda José Antonio Cau Aldanur: un recibo de ETA, que se reproduce en estas mismas páginas, por valor de 45.000 euros que dos empresarios navarros (los nombres han sido borrados por razones de seguridad) habían entregado a la banda. Un documento tan comprometedor que implicaba a Cau en la red de extorsión, tan fácil de destruir como cualquier papel, pudo ser incautado por la Policía francesa sin ningún problema.
Si llamativo es el caso de este documento, que obra en poder de la Audiencia Nacional, no lo son menos los movimientos que realizaron los beneficiarios del supuesto «chivatazo», tras recibirlo el 4 de mayo de 2006.
Seis días después, el 10, José Luis Cau, al que, según la versión que se ha mantenido hasta ahora, se había avisado de que sería detenido en caso de entrar en España, cruzó la frontera, según se recoge en la correspondiente acta de vigilancia de la Policía Judicial gala. Tras parar en la cooperativa Sokoa de Hendaya (que se hizo tristemente famosa en 1996, al encontrarse en su interior un «zulo» con la «contabilidad» de ETA), pasó la frontera sin ningún problema. En territorio nacional, la vigilancia fue seguida por agentes del Cuerpo Nacional de Policía.
Por su parte, Joseba Elosúa volvió a Francia el día 18 del mismo mes, 12 días después del supuesto «chivatazo», para reunirse con José Ramón Badiola Zabaleta, alias «Ondarru». Comieron en un restaurante. «Ondarru» adoptó, esta vez sí, grandes medidas de seguridad para saber si era objeto de algún tipo de seguimiento.
La verdad os hará libres...
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