El promotor inmobiliario Rodríguez Tapia declara como testigo ante la Policía
El promotor inmobiliario Andrés Rodríguez Tapia, impulsor de un proyecto turístico y de golf en Jaén, ha reconocido expresamente ante la Policía Judicial que se valió de la influencia de Iván Chaves Iborra para que le abriese las puertas de la Junta de Andalucía en los tiempos que la presidía su padre, Manuel Chaves, hoy vicepresidente segundo del Gobierno y presidente del PSOE.
El testimonio de Rodríguez Tapia desmiente, de forma rotunda, las afirmaciones del propio Iván Chaves, quien en abril y tras destaparse el escándalo de sus negocios como comisionista, aseguró que nunca había prestado servicios «relacionados con la intermediación comercial ante administración pública alguna para la consecución de ningún contrato a favor de sus clientes», llegando a amenazar con acciones judiciales.
Rodríguez Tapia era perfectamente conocedor de la facilidad del hijo de Manuel Chaves para acceder a los despachos de la Administración andaluza cuando firmó dos contratos con el socio de Iván, Javier Olaegui, con quien compartía negocios y beneficios al 50%.
Así se deduce de la declaración que prestó ante los policías que investigan la presunta sustracción de documentos que denunció el pasado mes de abril el hijo del vicepresidente. Esos documentos, publicados por aquellos días, daban cuenta del negocio que como comisionista había montado Iván Chaves y de los pingües beneficios que obtenía por sus gestiones, principalmente, ante la Junta de Andalucía, donde tenía acceso directo a los despachos principales de diversas consejerías.
Según ha podido saber EL MUNDO, Rodríguez Tapia fue interrogado, como testigo, por el grupo V de la Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado (Udyco) de Sevilla. El empresario dio cuenta de sus estrechas relaciones con el vástago del ex presidente andaluz y llegó a afirmar, literalmente, que contrató a Javier Olaegui -a efectos de negocios es lo mismo que decir a Iván Chaves, por el contrato privado en el que acordaron trabajar juntos y repartirse la mitad de cada comisión- para que le «facilitase el acceso a la Administración andaluza».
Alude el empresario jienense a un «proyecto» que él impulsaba y en relación al cual requirió los servicios de Olaegui/Chaves, el complejo Paraíso Golf, proyectado en la finca Chillón de Jaén sobre 1,3 millones de metros cuadrados. Rodríguez Tapia contrató al hijo del presidente de la Junta justo en el mismo verano (2006) en que Chaves dio un inesperado giro de 180 grados a la política autonómica sobre campos de golf para permitir proyectos como el impulsado por el promotor jienense en pleno boom del ladrillo, hasta entonces vetados por el Gobierno andaluz, que presumía incluso de haber mantenido una «moratoria encubierta».
El cambio legislativo fue tan inesperado y sorpresivo que dejó en fuera de juego hasta a la consejera de la Junta responsable de la materia, la por entonces titular de Obras Públicas y Transportes y actual diputada nacional del PSOE Concepción Gutiérrez, quien llegó a asegurar que el Gobierno andaluz había renunciado definitivamente a aprobar un decreto porque no era «necesario». Chaves interrumpió sus vacaciones de agosto para comparecer en rueda de prensa y desmentir a la consejera, garantizando la nueva normativa del golf que aprobó en el último Consejo de Gobierno de la legislatura, con su hijo ya vinculado al negocio, más personalmente de lo que pueda parecer.
En su declaración ante la Policía, Rodríguez Tapia también afirma que era «amigo» del hijo del vicepresidente segundo desde hacía cinco o seis años y que ha tenido acceso a tres de sus oficinas en Sevilla.
Por si fuera poco, añade que llegó a tener llaves de una de ellas -en la calle Ramón Carande-, un piso que era el domicilio particular del comisionista. Si las tenía, añadió, es porque Iván confiaba en él y ésa es la forma de mantener contacto frecuente y la relación profesional «adecuada» para seguir de cerca el proyecto que «desarrollaban».
H. R. M. Mª B. SEVILLA
El padre queda en evidencia
La declaración policial del empresario Andrés Rodríguez Tapia, en la que reconoce que contrató los servicios de Iván Chaves para que éste le facilitara el acceso a la Administración andaluza, deja en evidencia también al vicepresidente segundo, Manuel Chaves, quien ha llegado a negar que su hijo hubiera hecho negocios ante la Junta.
La última vez que Chaves ha hecho referencia ante la opinión pública a la labor profesional de su hijo fue en una entrevista publicada el 25 de septiembre por el Grupo Joly en la que, al ser preguntado sobre si algún colaborador le debió advertir del peligro político que suponía los negocios de Iván con la Junta, zanjó: «Mi hijo no se ha movido profesionalmente en los aledaños de la Junta».
En esa entrevista, Chaves achacó los «ataques» al comisionista de su familia a la falta de «ética» de quienes llegan a «utilizar sin ninguna razón a la familia en el debate político». «En este caso no me hace daño a mí, sino a mis hijos», añadió. Y es que, cuando saltó el escándalo, el ex presidente andaluz defendió que la labor de su hijo era «lícita, legal y profesional».
Esas afirmaciones parecen difíciles de sostener tras la declaración de Rodríguez tapia ante la Udyco. Hay que recordar que la Jefatura Superior de Policía en Andalucía Occidental destituyó a mediados de noviembre al jefe de la Udyco y máximo responsable de esta investigación, Francisco R.B., que también supervisaba otro caso que podría terminar salpicando al PSOE andaluz, el del fraude en las subvenciones del denominado plan Bahía Competitiva, en Cádiz. Según el Sindicato Profesional de Policía (SPP), el ya ex jefe de la Udyco recibió «presiones políticas» en relación a estos casos y su oposición a las mismas determinó su relevo.
Siguen aflorando las corruptelas en el cortijo de andalucía. Luego se quejan de que les decimos mentirosos, si es lo que son, por lo que se va viendo en los medios, son mentirosos compulsivos entre otras cosas.
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