miércoles, 21 de diciembre de 2011

Amaiur: 'Estamos condenados a entendernos'


  • LUIS ÁNGEL SANZ MADRID 21/12/2011 ESPAÑA/El Mundo
  • Antigüedad insta a Rajoy a ser «estadista», y éste le responde: «No le debo nada»


    Rajoy PresidenteLa décima legislatura promete ser histórica por varias razones. Una de ellas es que supone la vuelta de la izquierda abertzale al Congreso tras el «cese de la actividad armada» de ETA. Y, esta vez, parece que Amaiur ha llegado para quedarse.

    El discurso del que ayer actuó como portavoz de la coalición, Iñaki Antigüedad, era el más esperado de la jornada. Y no defraudó. Con una forma exquisita y respetuosa -«un lobo con piel de cordero», lo calificó después un diputado del PP-, un tono conciliador y un discurso bien construido, el histórico dirigente batasuno instó a Mariano Rajoy a dialogar para conseguir «la resolución del conflicto que nosotros entendemos político».

    El silencio que se hizo en el Hemiciclo cuando el catedrático de Hidrogeología de la Universidad del País Vasco comenzó a hablar fue sepulcral. Antigüedad comenzó resaltando lo obvio ante Rajoy: «Estamos condenados a vernos y también a oírnos, sin perder las formas y sin prepotencia»; para terminar resaltando que la izquierda abertzale y el Gobierno del PP «estamos condenados a entendernos».

    El diputado -que ya fue parlamentario en la Cámara vasca- reivindicó «los derechos nacionales de Euskal Herria sin obsesiones identitarias»-, y añadió que su prioridad en el Congreso no será la independencia, aunque sea independentista, sino «la resolución integral del conflicto».

    Para ello, instó a Rajoy a «ser radical» en su acepción de «partidario de reformas extremas, especialmente en el terreno democrático». «Implíquese», le exhortó, «en este nuevo tiempo; sea radical, un estadista». Amaiur pretende que se acometa «una segunda Transición que acabe lo que dejó sin acabar la primera, que España es un Estado plurinacional, y que acate los derechos de sus nacionalidades históricas».

    El diputado quiso destacar «la apuesta firme» de Amaiur «por la reparación y el respeto de absolutamente todas las víctimas», equiparando a los asesinados por ETA y a los presos. Y pidió a Rajoy que «desactive las medidas restrictivas de los derechos de los presos».

    Rajoy no tuvo muchas contemplaciones en su respuesta, aunque tampoco escogió un tono muy duro. Comenzó resaltando que él es «muy consciente del tiempo que estamos viviendo» porque fue ministro del Interior y acudió a muchos funerales.

    Acto seguido, defendió el derecho de Amaiur a estar en el Congreso -«todas las ideas son defendibles»-, y rechazó de plano la existencia de ETA: «Pero lo que no son defendibles son los métodos no democráticos». Los diputados del PP le premiaron con múltiples aplausos.

    Finalmente, reclamó a Antigüedad lo que «todos los españoles estamos esperando»: «La disolución irreversible» de la banda. «Yo a usted no le debo absolutamente nada. Ni yo ni la sociedad española», espetó.

    Amaiur había conseguido lo que quería: introducir lo que llama «conflicto político vasco» en la investidura. Incluso arrancó al que hoy jurará como presidente una petición expresa a los abertzales: que consigan que el cese de la violencia se convierta en la disolución de ETA.

    «Seremos perseverantes y hasta nos atornillaremos a la mesa», dijo Antigüedad. A lo que Rajoy respondió en su última intervención: «Me parece bien que sea perseverante, sea perseverante en que ETA se disuelva; ése será el mejor ejercicio de perseverancia que podrá hacer».

    Tras el debate, vino la votación y saltó la sorpresa. Los siete diputados abertzales no se ausentaron ni votaron en contra. Se abstuvieron «para no participar en la votación de un presidente del Gobierno español», explicó Rafael Larreina.

    1 comentario:

    1. Lo único que dijo "sensato" y con razón: «No le debo nada». Por lo demás, nada nuevo bajo el sol. No se atrevió a dar pasos con la ley electoral, ya que eso es lo que les beneficia al bipartidismo. Debe realizar cambios en la política, no solo en la economía. Por tanto, si no hace nada de esto, no cambian las cosas.

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