QUICO ALSEDO
17/06/2011/El Mundo
Igual que el 15-M se gestó en un piso de Prosperidad en febrero, cuando Fabio Gándara creó un grupo de Facebook para «reunir a gente para salir a la calle a quejarse por el paro y la corrupción», el 19-J nació aquí, en la calle Marismas, cuando gente como Luis Gimeno y Pedro Casas, que vienen de movimientos «del año de la polka», admiten, como del «OTAN no», impulsaron una plataforma que acabó llamándose Asamblea de Trabajadores de Barrios y Pueblos de Madrid.
Ambos orígenes definen también el perfil inicial de las dos convocatorias: el 15-M nació con un aire más burgués, mientras que el 19-J, fecha que lleva marcada «al menos desde marzo» -es decir, mucho antes que su antecesor-, tiene los dos pies en la «lucha obrera» en los barrios, en la izquierda más ortodoxa, en «Vallekas». Ellos mismos lo admiten: «Nosotros tenemos un perfil mucho más anticapitalista, de hecho, ponemos el acento ahí». El 15-M creció, como admiten los portavoces de Democracia Real Ya, «porque los objetivos eran apartidistas, abiertos a todo credo».
De la izquierda al centro
El 19-J se gestó con un perfil netamente izquierdista y el Movimiento 15-M, que se constituyó desde un principio sobre un impulso de regeneración progresista, se apuntó rápidamente a la marcha del domingo necesitado de dar continuidad a su éxito. El domingo saben que podrían morir de éxito, como le pasó a Acampada Sol: «Asumimos que va a reventar de gente, está en el aire». Si se repite la anchura del 15-M, se daría la situación de que potenciales votantes del PP acudirían a una iniciativa montada por el izquierdismo clásico de la periferia madrileña.
«El inicio real de esta marcha está alrededor de la última huelga general, ahí se comienza a gestar todo», cuenta Luis Gimeno, un tipo afable con cierto parecido al cantante de Barricada. «Ahí vimos que había un descontento muy fuerte». Interviene Rafa, otro de los organizadores: «Se ve en todas partes, la gente no compra carne en el mercado, compra pimientos. Nadie llega bien a fin de mes».
Se comienzan a gestar, «entre la gente de la izquierda anticapitalista», movilizaciones. «Había un grupo de gente hablando en Vallecas, otro en Carabanchel... Lo que nosotros hicimos fue reunir a la gente, aunar voluntades, comunicarles. Son gente que viene de grupos autónomos, del sindicalismo no mayoritario, de grupos feministas, del pacifismo antimilitarista, de plataformas en defensa de la sanidad pública, de todo lo público, también asociaciones de vecinos. Conseguimos reunir a gente de su padre y de su madre, y el mérito es de ellos, que cada cual dejó sus pequeñas diferencias a un lado por un bien común. Nosotros nos limitamos a mandar miles de faxes, a mantener miles de conversaciones telefónicas...».
Se ha pedido a cada grupo -y «todos ellos han aceptado, en principio»- que no lleve sus insignias en la marcha, «que vengan a título de ciudadanos particulares para darle el aire de apartidismo».
Contactaron con Democracia Real Ya el 2 de mayo, apenas 13 días antes del estallido del 15-M, en una asamblea en el Retiro. Ése fue el punto de contacto de los dos mundos, de la Prospe a Vallekas.
«Cuando llegamos y vimos cuánta gente había, nos dimos cuenta de que iba en serio». Al final, el caldo de cultivo de todo es el mismo: el paro, el hastío frente a la corrupción política y el deterioro de las condiciones de ida. «Sabíamos que iba pasar algo», explican. Lo siguiente fue pergeñar el cómo: «Hubo quien proponía hacer una marcha alrededor de Madrid, pero luego nos dimos cuenta de que había que acabar en el centro».
P. H.
17/06/2011
Nines Maestro, en cabeza de una de las 'columnas'
Según varios organizadores de esta marcha, en Moncloa no estaba previsto montar una de las columnas por una posible falta de gente, pero en la asamblea celebrada en este distrito muchos mostraron su predisposición a organizar una de las cabeceras de la marcha.
La propia política, que es médico de profesión y trabaja en el Servicio Madrileño de Salud, pidió la autorización a la Delegación del Gobierno para celebrar esta manifestación.
Nines Maestro fue una de las fundadoras de Izquierda Unida y perteneció al PCE. La vallisoletana abandonó Izquierda Unida en 2004 y un año después el PCE, tras rechazar éste su propuesta de que se separaran de IU.
Como política también formaba parte de Corriente Roja, que se define como una «organización política revolucionaria y marxista implantada en todo el Estado español». Sin embargo, en los últimos días podría haberse escindido un pequeño grupo de esta formación, según un comunicado publicado en la web Kaos en la red. Este comunicado explica que una facción de Corriente Roja, encabezada por la propia Maestro, ha disentido de los principios originales de toda la organización tras mostrar su apoyo público a las dictaduras de Siria y Libia.
Explica el comunicado que Corriente Roja está en contra de todas las dictaduras, sean del color que sean, y que estos miembros han apoyado a Gadafi al criticar la intervención de la OTAN sin mencionar lo que ha hecho el dictador libio, y que han apoyado a Basar el Ashad sin criticar las recientes matanzas en Siria.
La política ha protagonizado muchas polémicas con sus antiguos compañeros de partido, aunque ha formado parte de numerosas comisiones de apoyo a la mujer, de control de RTVE, políticas sociales, etc. Maestro también formó parte de Iniciativa Internacionalista en 2009, presentándose con el número 5 de la candidatura. Ha mostrado varias veces su apoyo a la izquierda abertzale públicamente y ha sido criticada por ello.
La consideran cercana a los radicales, y el Tribunal Supremo dijo sobre esta mujer, en una sentencia dictada hace dos años, que junto a otros miembros de la formación Iniciativa Internacionalista presentaba «vinculación personal con dirigentes del entramado ETA-Batasuna».
Pues nada, ya tenemos la manifa preparada. Con tanto revuelo, esperemos que salga algo bueno para todos, porque si no, será una pérdida de tiempo. Haber si controlan a los indignados "ilegales", para que luego si hay leña, que no levanten el grito al cielo.
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