«No rectificaremos ninguna biografía, ni la de Franco ni otras...», dice Gonzalo Anes

ANTONIO LUCAS / Madrid

31/05/2011 / El Mundo

El director de la Real Academia de la Historia avala el contenido del 'Diccionario'
Los ministros de Educación y Cultura sugieren modificaciones de algunas entradas

La gran apuesta científica de la Real Academia de la Historia (RAH) irrumpe con una pedriza de voces contrarias. El Diccionario Biográfico Español, que reúne más de 40.000 entradas y en el que han participado 5.000 especialistas, ha desatado la polémica. El monumental proyecto de la institución, que presentó el pasado jueves los primeros 25 volúmenes, viene enlodado por algunas entradas que suavizan o adulteran a ciertos protagonistas contemporáneos de la historia de España.

Es el caso de la voz dedicaca a Francisco Franco, de la que es autor el historiador Luis Suárez Fernández, presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos y miembro de la RAH. En su texto, donde en ningún momento cita la palabra dictador o dictadura, sostiene que el régimen de Franco era «autoritario y no totalitario», además de ensalzar sus hazañas y ocultar sus tropelías. Y del personaje sostiene que era «inteligente y moderado», «valeroso y católico». Sin tacha ni estigma.

Esta apreciación escasamente imparcial ha desatado las alarmas no sólo de un amplio coro de historiadores, sino de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y del de Educación, Ángel Gabilondo. Ambos reconocen la necesidad de «modificar» esas entradas. Y, en el caso de Sinde, plantea «una revisión de equilibrio de género, ya que sólo un 8% de las biografías corresponden a mujeres», informa Álvaro Argote.

Todas estas son sugerencias que, en principio, el director de la RAH, Gonzalo Anes, no contempla. «En la edición impresa del Diccionario... no se van a hacer modificaciones», dijo ayer a EL MUNDO.

- ¿Y en la edición digital?

- Podrán enriquecerse algunas biografías, pero no se van a rectificar. Ni la de Franco ni otras... Además, yo viví aquella época y en el texto de Luis Suárez creo que queda implícitamente claro lo que fue.

- Es una sugerencia de dos ministerios.

- Pero lo importante de todo esto es que tenemos un trabajo de grandísima importancia, algo que sólo tiene parecido con el que realizó la Universidad de Oxford. Además, la Real Academia de la Historia no es responsable de los textos. Lo es cada uno de los autores que firman.

- ¿Y ustedes no los han revisado?

- Claro que se ha revisado todo, pero para que la edición sea buena y sin erratas. No para alterar ningún contenido. En esta institución no estamos para censurar a nadie.

- ¿Cree que una polémica así desacredita el rigor de la Academia?

- Claro que no. El Diccionario Biográfico Español es una obra fundamental que contendrá en sus 50 volúmenes definitivos más de 43.000 biografías... Y discúlpeme, no puedo seguir hablando con usted. Tengo una reunión.

Los 25 tomos que han visto ya la luz suman un coste de más de un millón de euros. Y el presupuesto final de este proyecto superará los seis millones, con el Ministerio de Cultura y el de Educación entre los mecenas.

En el origen de esta aventura se intentó cuidar que no hubiese sesgo político por parte de los autores implicados en la confección de las entradas. Ése era el propósito, pero... Tampoco sale bien parado, aunque en sentido contrario, el presidente de la República Juan Negrín: «Su situación se agravó durante su Gobierno, prácticamente dictatorial...».

La polémica llegó ayer al Congreso de la mano de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds y Esquerra Republicana de Catalunya. Los diputados Gaspar Llamazares y Nuria Buenaventura (IU-ICV) y Joan Ridao (ERC) preguntaron al Gobierno, para que conteste por escrito, si va a promover la retirada del tomo más polémico de ese diccionario, y que la referencia a Franco sea escrita «por un historiador de acreditada solvencia» y no por uno «vinculado» a la Fundación Francisco Franco, según informa Agustín Yanel.

Además de esa iniciativa, el senador de ICV Joan Saura ha solicitado la retirada de los 25 primeros tomos del citado diccionario y la paralización de los 25 restantes, porque considera que su contenido es «una recopilación de ideas que forman parte del pensamiento fascista español».

Tanto Saura como los diputados de IU-ICV y ERC han solicitado que comparezca en el Congreso y en el Senado el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, para que explique los pormenores de la subvención de 6,4 millones de euros que ha concedido el Gobierno a la Real Academia de la Historia para editar el polémico diccionario.

Iba a ser al tesoro del carambolo de la RAH, pero a pocos días de su estreno no ha sido más que el generador de la estupefacción de muchos. Y lo que vendrá.

A. LUCAS / Madrid

31/05/2011

«Franco sólo tenía capacidad para indultar»

Luis Suárez (Gijón, 1924) afirma que la estupefacción que ha desatado su entrada sobre Franco en el Diccionario Biográfico Español, impulsado por la Real Academia de la Historia (de la que es miembro), le parece exagerada. Es de formación medievalista y presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos. «Un grupo religioso en el que nos dedicamos a rezar por los caídos de ambos bandos», informa. A la dictadura franquista no le dice dictadura. Ni acepta que el dictador firmara sentencias de muerte.

Pregunta.- ¿No sospechó que su entrada sobre Franco causaría este revuelo?

Respuesta.- En ningún momento. No entiendo esta polémica. Algunos intentan exigir de los historiadores que tomemos partido político o que directamente contemos mentiras.

P.- Decir que Franco fue un dictador no parece una falacia.

R.- Vamos a ver: la palabra dictador o dictadura no se utilizó en ningún momento del Régimen.

P.- ...Disculpe, no se utilizó por el Régimen pero tenía todos los síntomas de ser una dictadura sin fisuras.

R.- Permítame acabar... Decía que la palabra dictador o dictadura no se utilizó durante aquel periodo. Se buscó una fórmula distinta. Franco fue el Jefe del Estado desde el punto de vista político y el Generalísimo desde el punto de vista militar... También le gustaba que le llamasen caudillo... Mentiría y sería inexacto si dijese alegremente lo de dictador o dictadura.

P.- ¿Y no falta a la realidad cuando afirma que «montó un régimen autoritario pero no totalitario»?

R.- El concepto de totalitarismo, según Lenin, se refiere a esos casos en los que el Estado queda sometido a los partidos. En este sentido, autoritario es lo contrario. Y es lo que Franco deliberadamente impone. Cada vez que alguno se le desviaba echaba a unos cuantos... Todo residía en él. Y quizá es posible que en algún momento fuese demasiado personalista.

P.- En su texto del Diccionario Biográfico Español no se refiere tampoco a la represión franquista tras la Guerra Civil, ¿no le parece destacable?

R.- Es que eso ya lo traté en un libro más amplio, titulado Franco, que publiqué en 2005. Hay quien también me ha dicho que me extiendo muy poco en la Guerra Civil, pero es que mi contribución al Diccionario... es sobre la figura de Francisco Franco y no tenía mucho espacio para detenerme en todo lo que fue aquel momento...

P.- Y tampoco hay mención a las penas de muerte en aquellas cuatro décadas, ¿no habrían merecido unas líneas?

R.- Vamos a ver, vamos a ver. Ningún jefe de Estado firma sentencias de muerte. Franco no tenía potestad para ello, sino para firmar indultos... Por cierto, igual que Azaña.

P.- O sea, que lo de firmar sentencias de muerte mientras el dictador tomaba café...

R.- Qué quiere que le diga... La gente se rinde a la propaganda. No entiendo de dónde salen cosas así.

P.- El Ministerio de Cultura y el de Educación sugieren la rectificación de las «biografías cuyo contenido no responda a la necesaria objetividad de los trabajos académicas», ¿qué piensa?

R.- No tengo previsto modificar nada. Y si se modifica, será sin mi firma.

D. P. / Madrid

31/05/2011

La Historia frente a los historiadores

Preston, García de Cortázar, Juliá y Fusi, entre otros, discuten sobre la Academia

¿Desacredita el Diccionario Biográfico Español a la Real Academia de la Historia? ¿Puede o debe ser enmendada una obra de estas características? ¿Es necesario un código de buenas prácticas o algún otro mecanismo de control para este tipo de proyectos? Las preguntas a cuento de la polémica sobre el diccionario presentado el pasado jueves están sobre la mesa. Diversos historiadores tratan de resolver los interrogantes.

-Paul Preston. Autor de varias biografías y estudios sobre Franco (Franco: Caudillo de España, El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco), Preston considera que «evidentemente, debe haber un comité de historiadores» que vigile y debata sobre cómo debe hacerse cada entrada y quién tiene el perfil más adecuado para hacerla. Un diálogo, según él, similar al que tiene lugar en la Real Academia Española (RAE). «De todos modos, creo que ésta es una polémica estéril porque creo que no van a cambiar nada y porque nadie se acordará de esto en tres meses», apunta Preston. Aún, así anima a protestar «a los historiadores que no estén de acuerdo» con el contenido de la obra. «Lo mismo que si el diccionario de la RAE dijese que lo blanco es negro».

-Fernando García de Cortázar. Autor de más de 60 libros y Premio Nacional de Historia en 2008, García de Cortázar fue requerido para hacer una entrada en el diccionario. «Era una entrada que, humildemente, no me parecía relevante, cuando, por otra parte, tengo entendido que ha habido otras personas que se han encargado de 1.000 voces». El historiador vasco es «académico correspondiente» de la Real Academia de la Historia -«lo que viene a ser un becario», afirma- y no considera que la polémica desacredite en exceso a la institución. Más bien apunta a otro sitio: «¿Cómo puede ser que Javier Tussell, que en el momento de su muerte se le reconoce como el mejor historiador político del país, nunca entrase en la Academia?»

-Santos Juliá. Aunque no quiera hablar demasiado, puesto que todavía no ha visto el Diccionario, propone que obras de este calibre «sean más de equipos que de personas». «No he participado y no sé cómo se ha hecho, pero dado el carácter oficial de la institución, creo que lo más conveniente sería que la responsabilidad sea de un equipo que debata cada voz. Un poco como se hacía en el Antiguo España», explica el Premio Nacional de Historia 2005 por su libro Historia de las dos Españas.

-Juan Pablo Fusi. Doctor por la Universidad de Oxford y especialista en nacionalismos, Fusi rompe una lanza por la honorabilidad de la institución y afirma que ésta «no es una polémica histroriográfica, sino de un sector de la prensa». Fusi señala también que «la Academia de la Historia es un organismo colegiado que ha hecho un esfuerzo colosal de colaboración, coordinación, localización de especialistas, corrección y supervisión». Por ese motivo, aplaude el esfuerzo y se muestra «sorprendidísimo» de que «prácticamente al día siguiente de su publicación pretenda cambiarse el diccionario».

-Carlos Martínez Shaw. Académico y autor de tres voces en la obra dice que «no siempre se hace lo que se quiere, sino lo que se puede» y apunta a la posibilidad de correcciones «siempre y cuando no implique la libertad de los autores a escribir lo que ellos crean conveniente». También considera que «hay que consensuar aquellos perfiles especialmente conflictivos o que puedan ser objeto de polémica, como Franco, Carrillo o Azaña».

-José Enrique Ruiz-Domènec. Para el medievalista, «un diccionario no tiene que emitir juicios, sino que tiene que ser lo más aséptico posible, para que pueda pervivir a lo largo del tiempo». Así, pone como ejemplo los casos de otras obras de carácter nacional, como las de Escocia e Inglaterra. «Los datos no son interpretables. Esto es, cuándo nació, qué cargos ocupó, etcétera». Una información «escueta», según la máxima de Baltasar Gracián, que se aleje del Historia».