MARISA CRUZ / MANUEL SÁNCHEZ Madrid
29/05/2011 / El Mundo
Todos a una, los dirigentes del PSOE mantuvieron la virtud de su método de elección como el verdaderamente democrático y defendieron contra toda evidencia que su próximo candidato a la Presidencia del Gobierno será elegido con la fórmula de las primarias.
Sin embargo, la realidad es que Alfredo Pérez Rubalcaba fue designado de facto por decisión de la cúpula, incluso antes de que el Comité Federal, máximo órgano entre congresos, diera por oficialmente abierto el plazo de presentación de posibles aspirantes.
Rubalcaba, ni siquiera tendrá que pasar por el trámite de recabar los 22.000 avales necesarios (correspondientes al 10% de la militancia) que acreditarían a cualquier otro como candidato. En su caso se ha optado por la vía puramente institucional, la de contar con el respaldo de la mayoría del Comité y el de los 17 secretarios generales territoriales. Así las cosas, resulta difícil pensar en un nombre alternativo capaz de enfrentarse a la decisión de todos los dirigentes en bloque.
No obstante, el PSOE abre formalmente el proceso de unas primarias que, a todas luces, será fantasma. Incluso se ha precisado un calendario que muy probablemente finalizará el próximo 18 de junio cuando se escenifique la proclamación de Rubalcaba como candidato único de los socialistas a la Presidencia del Gobierno. El último acto de la representación se llevará a cabo el 2 de julio, fecha en la que, de nuevo, el Comité Federal confirmará su designación.
El PSOE se aferra a la posibilidad que queda abierta, a partir de hoy y hasta el 13 de junio, para que cualquier militante que lo desee presente los avales que le permitirían competir con el favorito, para afirmar que el método es escrupulosamente democrático.
En cualquier caso, el vicepresidente primero del Gobierno, un hombre de la vieja guardia y que no pertenece a la cultura de primarias nacida en la etapa de Zapatero, se ha prestado a desempeñar su papel conforme a lo que prevén ahora los Estatutos del partido, y por ello anunció ayer su intención de visitar durante las dos próximas semanas las distintas federaciones socialistas, si bien emprenderá la gira a sabiendas de que no se topará con ningún obstáculo.
Él mismo lo dio ayer por hecho cuando «honestamente» dijo estar convencido de contar con el apoyo de mucha gente. En el mismo vaticinio coincidió el propio Zapatero: «Rubalcaba tiene todas las cualidades para esta responsabilidad: es capaz de generar toda la confianza y credibilidad que el partido necesita y es», añadió, «la persona que quieren nuestros compañeros y nuestros votantes». Y todo esto sin que los 220.000 militantes hayan tenido la oportunidad de confirmarlo con su voto.
Rubalcaba, que ayer hizo ante sus compañeros una intervención que anunció como «reflexionada largamente» desde antes incluso de que Zapatero anunciara, el pasado 2 de abril, su decisión de no repetir como cartel electoral del PSOE, puso especial empeño en incidir en un punto: su propósito de cambio, de aportar un nuevo proyecto, distinto al que hasta ahora ha desarrollado el Gobierno al que él mismo pertenece.
«A partir de hoy», afirmó, «vamos a pensar en el futuro y vamos a hablar de futuro, de nuevas ideas, de nuevos cambios. Vamos a elaborar un nuevo proyecto. Tenemos que ganar las elecciones, y cuando salgamos de la crisis, que ya estamos saliendo, lo que haremos no será ni parecido a lo que hemos hecho, ni tan siquiera vamos a hacer las cosas de la misma manera. Necesitamos un nuevo proyecto para ganar las elecciones».
Rubalcaba, como no podía ser de otra manera, se reconoció corresponsable de los errores cometidos: «Comparto todas y cada una de las decisiones que el Gobierno de José Luis ha tomado en estos años, y me siento responsable de todas y cada una de ellas».
Pero también, con sus firmes palabras y la promesa de un cambio, tomó distancia desde el primer momento, como si iniciara ya un camino propio que inevitablemente le alejará del presidente.
Su intención, y así lo proclamó, es la de batallar fieramente con la vista puesta en las elecciones generales de marzo de 2012 a las que acudirá, no con la intención de «obtener una derrota digna», sino con el objetivo de lograr una «victoria democrática». Con estas palabras intentaba claramente apartar de sí el sambenito de ser el mejor candidato para perder pero sin caer en el desastre.
Si el mismo énfasis que pone en arengar a los suyos, lo pusiera en ayudar a la justicia y aclarar los temas como el faisán el 11-M etc., esto sería la leche. Pero como no lo va a hacer, pues esto es otro engaño más y otra infamia más.
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