ANDRÉS AYALA/ El Mundo
Y ha pasado inadvertido por dos razones. La primera, porque el tema se llevó de tapadillo y de la misma manera se maquilló en la reseña del Consejo con una lacónica «igualmente, Adif licitará, por el procedimiento de concurso público convencional, las obras de plataforma que restan por ejecutarse en la línea de alta velocidad Madrid-Galicia en el trayecto comprendido entre Lubián y Ourense». Y la segunda razón, porque cada vez sorprenden menos los continuos bandazos del Gobierno, su permanente cambio de criterio, cuando no rectificación, y porque ya no puede hacer nada por despertar ilusión y ganas en las propuestas que hace un Gobierno desnortado y sin pulso.
Este acuerdo supone que las ocho concesiones que se iban a hacer entre Lubián y Orense en colaboración público privada y dentro del PEI para el pago por la modalidad de tasa por disponibilidad, se anulan y se transforman en 26 licitaciones ordinarias, que el Gobierno promete efectuar entre 2011, el primer semestre de 2012 y 2014. ¡24 licitaciones para 80 kilómetros de plataforma y dos estaciones!
Todo esto demuestra que el PEI era un engaño desde que se engendró; que el Gobierno nunca supo como ponerlo en marcha; que trató de crear la ficción y la ilusión de que el recorte enorme de la inversión pública acordado en mayo de 2010, tendría la alternativa del PEI; y que el Gobierno nos ha estado engañando conscientemente con él.
Desde el PP dijimos que el plan era irreal, que el modo de financiación era inasumible y el pago por disponibilidad en ferrocarriles no era más que una venta a plazos, como la de electrodomésticos en los años 60, cuando el comerciante ganaba más con los intereses que con el televisor.
Pues ahora, después de tres raquíticos intentos de empezar a aplicar el PEI -el Centro Logístico de Aranjuez, las instalaciones del AVE en Albacete-Alicante y el acceso ferroviario al Puerto de Algeciras, que no se adjudicó ninguno- y el fiasco de la autovía Benavente-Zamora, que después de anunciarla no se ha licitado, vemos como se desmorona el gran plan del ministro Blanco.
Pero, ojo, la cosa no queda aquí. Para que Adif pueda licitar por el procedimiento de concurso público convencional las 24 obras que acaba de anunciar, se tiene que endeudar. Una cosa es que Adif no tenga la rigidez del Presupuesto del Estado y un Gobierno desaprensivo pueda anunciar obras, sin tener partida presupuestaria y sin compromiso de gasto, y otra muy distinta que pueda pagar las obras que contrata sin financiación ajena. Y seguir apuntando en las cuentas de Adif más y más endeudamiento, porque, sólo desde el punto de vista formal, la deuda no consolida con la del Estado, no es más que otra patada al balón.
Blanco ha estado prometiendo que el AVE a Galicia lo llevaría él. Incluso, puso su cargo a disposición si no era capaz de cumplirlo. Este cambio de rumbo pone de manifiesto que lo que había prometido no lo podía cumplir y, lo que es más grave, que estamos ante una nueva improvisación sin garantías ni fiabilidad. De ocho obras que se iban a licitar en 2010, pasamos a 26 a licitar entre 2011 y 2014, y sin garantía presupuestaria. ¿Cree seriamente que eso es cumplir sus promesas?
Blanco debe pensar en irse. Y no sólo por ésto. El Ministerio de Fomento está en coma profundo, no se contrata una obra pública, y la transfusión que le podía salvar la vida, el PEI, se le ha contaminado; ya no le quedan conejos en la chistera. Llevamos dos años pidiéndole al Gobierno y a Blanco que cambien de política, que sólo se puede reincentivar la economía aumentando la inversión productiva que genera retornos para recuperar niveles de inversión que relance el consumo, y reduciendo gastos improductivos. Su respuesta está a la vista. Fracaso tras fracaso de soluciones poco estudiadas y nada eficaces.
No queda nada que inventar para un Gobierno que no sabe lo que hace y no consigue que nadie le crea. No tiene sentido que dure ni un día más y que mantenga la agonía hasta marzo del año que viene.
Andrés Ayala es portavoz de Fomento del Partido Popular.
Este desgobierno, ya no sabe que inventar, todo lo que dice o hace es mentira, por tanto, para que oirle.
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