MARISA CRUZ / Madrid/ El Mundo
La ministra de Defensa, Carme Chacón, se mueve en la ambigüedad calculada cuando se aborda la sucesión de Zapatero. Miembro del Gobierno y militante socialista (PSC) bien disciplinada, antepone la premisa oficial: «Apoyaré sin ninguna duda al presidente si decide presentarse a un tercer mandato». El matiz llega después: «Pero, si se retira, para elegir a un sucesor los militantes tendrán la última palabra». Y va más allá: «No sería lógico que no pudieran opinar los 300.000 militantes del PSOE».
Luego, da más claves. Para ella es una «obviedad» que España está preparada para tener una presidenta del Gobierno y también para que ésta sea catalana. Ni el presidente Zapatero ni el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, han aceptado hasta la fecha responder a la cuestión de si el partido y el país están maduros para tener una mujer al frente.
La ministra habló así en un desayuno organizado por Europa Press, en el que se le preguntó por su disposición a dar un paso adelante y presentarse a unas primarias en la hipótesis de que Zapatero opte por no repetir. La ambigüedad de Chacón en la respuesta fue interpretada como una prueba de que no descarta lanzarse a la pista de carreras.
La ministra se parapetó tras una frase de Felipe González: «Una cosa es querer ser candidato, eso es lo primero e imprescindible, pero a partir de ahí te tienen que querer y votar los militantes». Chacón se mostró firme partidaria del proceso de primarias para suceder a Zapatero: «No sería lógico que no pudieran opinar los 300.000 militantes del PSOE». Para ella, este mecanismo es una «fantástica fábrica de crear legitimidades y entusiasmo militante».
El acto que ayer protagonizó Chacón fue visto por destacados miembros del PSOE contrarios a la corriente pro Rubalcaba, como un paso para intentar contrarrestar la omnipresencia del vicepresidente primero. Estas fuentes rechazan de plano la creencia de que el número dos fuera a lograr mejores resultados electorales que Zapatero, e incluso advierten de que su candidatura pondría en bandeja a los rivales políticos la posibilidad de extender el acta de defunción del PSOE. Para ellos, el problema de Rubalcaba no es de orden generacional, sino que viene marcado por su pasado.
La de rubianes, también quiere más poder, y es que la ambición siempre es ciega, máxime para los que desprecian a España.
ResponderEliminarEspero que sus conciencias les pasen factura.