EL MUNDO
Así se reflejó en la entrevista que el vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo le hizo anoche al magistrado de la Audiencia Nacional en el programa En Confianza de Veo7.
Pese al calado de los temas de actualidad que el juez ha protagonizado, buena parte de la entrevista discurrió por asuntos más personales. Por la vida de un niño nacido en Bilbao en 1962, con dos hermanas mayores, hijo de un funcionario y, sobre todo, de una modista que fue la figura clave su infancia y de la que se distanció cuando le dijo, ya con 34 años, que era gay: «Se lo tomó fatal, estuvimos tiempo sin vernos».
Su familia «de clase media» le inculcó el valor del estudio y le envió a un colegio católico, donde fue un estudiante «normal tirando a bueno». Una época «de exigencia y responsabilidad» en casa y en el colegio, recuerda. De la escuela pasó a la Facultad de Derecho -le gustaba más Historia- y a una primera plaza de juez en Santoña. De ahí a la Audiencia Provincial de Bilbao hasta que con su hoy marido, Gorka, toma la decisión de mudarse a Madrid. Los dos daban así un paso atrás en lo laboral con tal de huir de la omnipresencia de la política en el País Vasco.
Tras pasar por un juzgado madrileño de Plaza de Castilla, llegó a la Audiencia Nacional, donde hoy es titular del Juzgado Central de Instrucción número 3. Precisamente por razón de su cargo, Marlaska se expresó con cautela sobre la investigación judicial más delicada de España. «¿Cree que se puede llegar a saber la verdad del chivatazo?», le preguntó directamente García-Abadillo. El magistrado eludió el sí y situó su respuesta en los alrededores del caso: «Si por saber la verdad entendemos que se van a realizar todos los esfuerzos, la gente no tiene que tener ninguna duda», dijo, dejando entrever una incertidumbre sobre la que volvió el entrevistador. «¿Por qué tienes alguna duda de que se pueda llegar a saber?». «Porque no se puede decir que al 100% se vaya a conseguir saber quiénes fueron los autores o quiénes estuvieron detrás», dijo, antes de indicar que lo mismo sucedía con muchos otros delitos.
Marlaska no lleva ya el chivatazo, pero sí investigaciones de relevancia, como los sucesivos descabezamientos de Segi y Ekin. Precisamente su última operación llevó al arresto del hijo dirigente abertzale Txelui Moreno. «Decidle a Marlaska que con estas detenciones se puede joder el proceso», advirtió Moreno.
Esas coléricas palabras encontraron anoche la indiferencia del juez. «No es para pensar mucho en ello», dijo. Y añadió algo que vale para las presiones pretendidas por Moreno y para las que puedan llegar de otros ámbitos. «Yo no puedo tener nunca la idea de que con mi trabajo se pueda entorpecer, fastidiar o perturbar nada».
Las palabras remiten a un episodio repasado en la entrevista en Veo7: cuando Marlaska, con la tregua de 2006 recién anunciada, tuvo que decidir si enviaba a Arnaldo Otegi a prisión o aceptaba la fianza que proponía una Fiscalía entusiasta del proceso. Fue lo segundo. «¿Sentiste presiones para tomar esa decisión, de la Fiscalía, del entorno?». «No sentí ningún tipo de presión, no más que en otros asuntos».
Casi un lustro más tarde estamos en otra tregua, recordó García-Abadillo. «¿Crees que estamos a final de ETA?». «No lo sé, no me gusta hacer cábalas sobre ETA. Como ciudadano, no voy a gastar ninguna energía en pensar en ello. Lo único que pienso es que en vez de tregua se diga entrega de las armas, petición de perdón y que reinician sus aspiraciones por vías pacíficas».
La prudencia en sus respuestas sobre la Justicia desaparecieron al hablar del matrimonio homosexual. Marlaska defendió con ímpetu -se disculpó por si había sido demasiado «avasallador»- y argumentos jurídicos la extensión del matrimonio a personas del mismo sexo, como evolución lógica de la institución. «Soy feliz», dijo, y podría haberlo sido «mucho más» sin la presión que le supuso desde niño la orientación sexual. «Sería mejor persona de lo que soy porque a fin de cuentas eso deja huella». La clave de todo, dijo es «mostrarte como eres». «Es mi convicción, y es la única convicción en la que creo que no estoy equivocado», concluyó.
Pues puede que esa sea la verdad, que no sepamos la verdad del caso faisán, ya se encargará maquiavelo de que así sea.
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