sábado, 11 de diciembre de 2010
Noventa y cinco presos firman cartas contra ETA para obtener beneficios
08:59 (11-12-2010) La Gaceta
En las misivas, los terroristas piden perdón a las víctimas por el daño causado con sus atentados. La mayoría de los firmantes temen represalias de los jefes de la banda.
Noventa y cinco presos etarras han firmado cartas en las que dicen renegar de la banda asesina y piden perdón a las víctimas, según confirman a LA GACETA fuentes de la lucha antiterrorista. En las misivas, los condenados por terrorismo hablan de “resarcir” a las víctimas a través de la responsabilidad civil subsidiaria que se comprometen a pagar “con su trabajo”.
Las fuentes consultadas resaltan el tono “absolutamente duro” que emplean los firmantes contra la estrategia asesina de ETA. Un tono cuando menos contradictorio teniendo en cuenta que proviene, en muchos casos, de asesinos a los que no les tembló el pulso en su momento para cometer las atrocidades que ahora censuran. Por ello, los expertos dudan entre que estos arrepentimientos sean sinceros o, por el contrario, sean sólo una estrategia para alcanzar los beneficios penitenciarios y acercamientos al País Vasco que desde hace dos años está concediendo el Ministerio del Interior, con su política de premios y castigos a los reclusos etarras.
Un aspecto cuando menos curioso de las cartas es que los terroristas no se refieren al conjunto de las víctimas del terrorismo, sino sólo a aquéllas que hayan provocado con sus particulares acciones criminales.
Entre los firmantes de esta remesa de cartas hay una asesina en serie como Idoia López Riaño, alias La Tigresa, que cometió la friolera de 23 asesinatos y que desde hace meses duerme en la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) por su presunto arrepentimiento. También hay terroristas que lideraron la banda asesina y que ya han sido expulsados por ETA del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK, por sus siglas en vascuence). Se trata, por ejemplo, de José Luis Urrusolo Sistiaga o Carmen Guisasola, ambos famosos por haber enviado un par de cartas a diarios vascos en las que pedían a ETA el final del terrorismo.
Las misivas tienen un par de folios de extensión, con lo que son más largas que las que desveló en exclusiva LA GACETA el pasado agosto. En aquéllas, los etarras suscribían apenas un par de párrafos en los que todo quedaba en presuntas buenas intenciones, pero sin ningún tipo de compromisos. Así, los etarras han sofisticado sus escritos para ser más convincentes.
Discreción
Las fuentes ya referidas aseguran también que Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, está llevando este proceso de recogida de cartas con enorme discreción. Y lo hace por dos motivos. El primero es que pretende hacer pública la presunta deserción de etarras cuando más terroristas den el paso. La segunda razón es el miedo de algunos etarras a la reacción que provoque entre sus bases.
Los citados Urrusolo Sistiaga y Guisasola ya se significaron frente a los asesinatos de ETA. Y por ello no tienen nada que perder. Pero otros firmantes de estas misivas quieren esconder en la medida de lo posible su renuncia a la banda asesina. Las asociaciones como Etxerat (de familiares de presos etarras) imponen una férrea disciplina entre sus miembros, de modo que cualquier familiar de un crítico con la banda queda excluido de las ayudas, de los viajes, etcétera.
Cualquier indicio o noticia de deserciones entre los presos cae como una losa en las bases del entramado terrorista. Precisamente la idea de Interior es incentivar a los críticos para “dividir” a ETA, en palabras repetidas una y otra vez por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Aunque es cierto que los dirigentes de ETA detestan que los presos se les rebelen, los expertos consultados no descartan que estos rebeldes simplemente busquen una salida a su situación penitenciaria, que en muchos casos apunta a muchos más años a la sombra.
¿Dónde?
“Todas las cárceles de alrededor de Nanclares acogen a etarras que han firmado las cartas”, apuntan las citadas fuentes. En concreto, los supuestos críticos con ETA pernoctan en las prisiones de la propia Nanclares, donde Interior ha agrupado a más de una veintena, en Zuera (Zaragoza), en Villabona (Asturias) y en Dueñas (Palencia).
Los terroristas que han firmado las cartas y no se encuentran en Nanclares tienen “miedo” a ser trasladados a la cárcel alavesa. Y es que su traslado allí les hace estar “señalados” como arrepentidos que, a ojos del sector más ortodoxo del entramado, habrían traicionado no sólo a las directrices de los líderes actuales de ETA, sino también a la historia de la banda a la que pertenecieron.
Control
Por supuesto, en la dirección de ETA conocen estos movimientos de más de noventa presos. Históricamente, la banda criminal ha controlado al EPPK a través de sus abogados. Sin embargo, los golpes policiales contra el aparato jurídico de ETA, incluida la detención de los tres letrados Arantza Zulueta, Iker Sarriegi y Jon Emparanzta –liberados bajo fianza la pasada semana–, han desgastado ese control.
La respuesta de ETA ha sido, según fuentes de la lucha antiterrorista, utilizar ahora al mencionado colectivo Etxerat para imponer la disciplina en lo que ellos denominan como frente de makos. Así, ahora son los miembros de esta organización los encargados de recabar lo que sucede en las cárceles para hacérselo llegar a los jefes de ETA, así como de hacer llegar a las prisiones las órdenes que envía la banda asesina.
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Esto es todo de acorde, con la negociación del gobierno y los asesinos.
ResponderEliminarLa cosa se va perfilando poco a poco, y cuando nos queramos dar cuenta, ya estará todo listo. Podrán presentarse a las elecciones, y una vez dentro, pues eta a lo suyo. El psoe sacará réditos políticos y todos contentos, menos las víctimas como siempre.
Yo no se que leches hace el PP, que parece ciego y sordo en todo esto que se está cocinando.