"Asturias Liberal |
Colaboraciones - 11-M | |
Escrito por Víctor Llano | |
lunes, 07 de septiembre de 2009 | |
Este lunes siete de septiembre Mariano Rajoy mantuvo un encuentro con los lectores de la página Web del diario El Mundo. Uno de ellos le preguntó por su silencio ante todo lo que rodea a la investigación del 11-M. El malogrado delfín que nació del dedo de Aznar respondió lo siguiente: “Mi posición sobre este asunto es hoy la misma que cuando se pronunció en una sentencia la Audiencia Nacional. Si apareciesen nuevos datos que a juicio del Poder Judicial exigieran continuar con el asunto, yo lo apoyaría. Creo recordar además que hay todavía algunas piezas separadas abiertas en los tribunales”. Alguien de los muchos que tratan de llevarle a hombros camino del vacío entre la nada tendría que sugerirle que intentara mostrarse un poco menos cobarde. Lo que califica de “asunto” es una masacre que causa sufrimiento en muchos de los que se sienten traicionados por su cobardía. Se equivocaron. El señor Error no da para más. No puede. Tal vez lo que podrán leer a continuación -y que jamás desmintió- explique que mire para otro sitio cuando alguien le recuerda que ni siquiera su miedo y su cobardía le permitirían creer en el relato tan oficial como increíble que no explica lo que él pretende vendernos como “asunto”: “... Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras eran conocidos como unos jovenzuelos divertidos, camorristas y con dinero fresco. Nada excepcional. Muchachos de gimnasio que ocasionalmente podían trabajar de porteros de discoteca o agenciarte un coche guapo o unas papelinas para animar la velada. Todos sabían que actuaban con cierta impunidad por sus conexiones con las Fuerzas de Seguridad. En el año 2001, muchos policías de la comisaría de Gijón -según han contado ellos mismos a este periódico- se dieron cuenta de que allí había algo raro. Los pillaron en una operación rutinaria contra el narcotráfico gallego y sus ramificaciones asturianas, con abundante droga y con 16 cartuchos de dinamita, en bastante mal estado. El material estaba dentro de un vehículo en un garaje alquilado por Toro. Pero, a pesar de que se dictó un mandato judicial, no se registró su domicilio. La orden venía directamente de Madrid. Jesús de la Morena, el comisario general de Información, llamó a Juan Carretero, responsable de la Policía en Asturias, para decirle que había tenido una llamada de Pedro Morenés, el subsecretario del Interior, en aquel momento a las órdenes de Mariano Rajoy como ministro del Interior. La obediencia en la cadena de mando no se rompió. La dinamita quedó apartada del caso y ni Toro ni Trashorras fueron imputados por tráfico de explosivos. Fue años más tarde, tras el 11-M, cuando se añadieron estos cargos que provocaron una condena a ocho años de prisión, ratificada por el Tribunal Supremo precisamente el día anterior a que se conociera la sentencia definitiva del 11-M”. Rajoy no negó lo que publicó Fernando Múgica. Entonces no era más que un “asunto”. Hoy es una masacre espantosa por la que no se atreve a preguntar. Tal vez tema que le recuerden la orden que partió de su ministerio y que sirvió para dar hilo a la cometa de Antonio Toro que aún no sabemos qué papel jugó en la patraña que Mariano Rajoy pretende apuntalar con su silencio. |
Este como los del gobierno, no tienen ningún interés en que se sepa la verdad, si no, porque ese silencio mediático que mantiene desde entonces..,.
ResponderEliminarYo, si una cosa no la se, pregunto hasta que la sepa, pero aquí no preguntan, será que ya lo saben.......
La verdad, os hará libres.