07:10 (23-12-2010) | La Gaceta
Gil Lázaro cree que la intervención del vicepresidente en el 'caso Malaya' prueba la existencia de una "camarilla policial". Exige explicaciones tras las revelaciones de LA GACETA.
E. Marín. Madrid
Las informaciones reveladas por este diario sobre las interferencias del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, en la investigación del caso Malaya son sólo un capítulo más de su larga trayectoria por “el lado oscuro”, en opinión del PP. El secretario tercero de la Mesa del Congreso, el popular, Ignacio Gil Lázaro, censuró ayer que las conversaciones telefónicas que revelan que Rubalcaba pidió datos sobre un empresario imputado en el caso ponen de manifiesto una “utilización espuria e ilegítima, prácticamente ilegal, de un sector de la Policía para conveniencia y beneficio del Gobierno”. En definitiva, insistió, ha convertido a este cuerpo en un instrumento para “tapar y destapar” los asuntos que interesan al Ejecutivo y a los socialistas.
Si el lunes el PP, por boca del propio Mariano Rajoy, ya pidió explicaciones por la noticia de que el fiscal general del Estado paralizó una línea de investigación en esta trama porque afectaba a un familiar suyo, ahora que se ha desvelado que Rubalcaba utilizó a la Policía Judicial para levantar la imputación de un empresario involucrado en el caso de Ciempozuelos (que afecta al PSOE), esas explicaciones son “si cabe” más necesarias. “Deben ser inmediatas, es un caso muy grave acreditado con pruebas documentales”, exigió Gil Lázaro.
Escurridizo
Reconoce que es más que probable que el ministro intente evitar su comparecencia en la Cámara baja, como ha hecho con otras tantas, tal y como han denunciado esta semana desde Génova, pero recuerda que hay fases del procedimiento parlamentario que el vicepresidente no puede controlar, como las preguntas orales en la sesión de control. Si esto no funciona y las explicaciones siguen sin satisfacer a los populares, entonces sí, estudiarán si es necesario tomar otro tipo de medidas.
El diputado popular quiso dejar claro que da por descontada la profesionalidad y la ejemplaridad de los agentes de policía, principalmente, porque considera que son “las primeras víctimas” del vicepresidente. Pero cree que son ya demasiados los casos en los que ha quedado patente que existe una “camarilla político-policial” a las órdenes del ahora número dos de Zapatero. Entre las filas populares pocos tienen dudas acerca del comportamiento de Rubalcaba. Mientras unos alertan de que hay “un grado de delictividad en todo lo que hace”, otros creen que es un peligro real para la democracia y otros que “no puede abrir el armario que arrastra sin que caigan despojos sin parar”.
Gil Lázaro se quejó también por el poco respeto que Rubalcaba muestra con su forma de actuar por la separación de poderes, unos valores que deberían ser “inalterables”: “Queda claro que el ministro hace de ellos de su capa un sayo”. En cualquier caso, además de censurar y seguir pidiendo explicaciones por actuaciones concretas, en el PP consideran una auténtica desfachatez que el mismo ministro que durante el 11-M pedía un Gobierno que dijera la verdad, ahora se niegue a ofrecer los datos y las informaciones que le pide la Cámara.
Ya se ha dicho por activa y por pasiva, hay gente de la kgb que hace lo que dice, por tanto, que la justicia actúe, porque lo demás todos lo sabemos lo que hay.
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