JUANFER FERNÁNDEZ / Vitoria
Durante el pleno celebrado ayer en las Juntas Generales de Álava, Prieto defendió una moción desde la tribuna instando a los diputados de ANV a condenar de forma contundente los postulados violentos de ETA. El juntero de la formación ilegalizada Aitor Bezares contestó irritado. Se zafó del intento socialista arguyendo que la iniciativa no había tenido en cuenta el terrorismo de Estado ejercido, según adujo, durante años por las Fuerzas de Seguridad.
Minutos más tarde, en el turno de réplica del PSE, Prieto explotó. Buscó forzar el renuncio de la izquierda abertzale y, para ello, introdujo el terrorismo de Estado y la violencia de ETA en el mismo saco. «Os lo voy a poner fácil (…): yo condeno el GAL, el Batallón Vasco Español, la Triple A, las acciones terroristas allí donde se produzcan, las acciones violentas, las expresiones violentas, las expresiones dudosas sobre la democracia, y condeno también las declaraciones de Felipe González y todo lo que no esté en rigurosa legitimidad democrática», expuso en la sala.
Después de que el ex presidente afirmase en una entrevista que tuvo la oportunidad de «volar» la cúpula de ETA -y no sabe si hizo lo correcto no haciéndolo-, las reacciones en el PSOE no tardaron en aflorar, pero ninguna fue de condena.
Algunos, como el presidente socialista de Castilla-La Mancha, José María Barreda, se mostraron críticos con las confesiones: «Cuanto menos se hable» de los GAL, mejor «para España»; otros, como el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, las calificaron de «error».
Ha sido en Euskadi, no obstante, donde se han evidenciado con más nitidez los primeros rapapolvos contra las revelaciones de González.
El primero de ellos fue de la portavoz del Ejecutivo vasco, Idoia Mendia, un día después de que la entrevista a González fuese difundida. Mendia, en rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno, tildó sus palabras de «bastante desafortunadas».
Sólo ha habido que esperar seis días para asistir a la primera condena firme de las confesiones del ex presidente. La crítica dirigida contra González no se produjo entre bambalinas y tampoco fue arrancada de la boca de Prieto a golpe de preguntas. El secretario general de los socialistas en Álava se pronunció abiertamente desde el atril del Palacio de la Provincia. Pese a ello, no logró su objetivo: los diputados de ANV se abstuvieron y no apoyaron ninguno de los puntos de la moción presentada por el grupo socialista.
Ya empiezan lo disidentes, parece que no se dan cuenta, que aunque está mal lo de felipe, es una cortina de humo, eso va por otros derroteros.
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