miércoles, 20 de octubre de 2010
Traer a Cubillas debe ser la prioridad de la política exterior española
El etarra califica de 'asesinos' y 'torturadores' a las víctimas del terrorismo
ARTURO CUBILLAS, el etarra acogido por Venezuela en los 80 al que investiga la Justicia española por entrenar allí a terroristas, ha tildado de «asesinos» y «torturadores» a las víctimas de ETA. Cubillas se ensaña con quienes han sufrido atentados presentándoles como verdugos, descalifica a la AVT motejándola de «extrema derecha», critica al Ejecutivo español por no «dialogar» con ETA y acusa a la Policía de torturar a etarras. Habrá que ver qué dice ahora el Gobierno venezolano, que ante la polémica por la presencia de miembros de ETA en su país, se ha limitado a dar largas y a decir que no ampara a terroristas. Por lo pronto, estas manifestaciones de Cubillas, alto funcionario de la Administración de Chávez, deberían acarrear su destitución inmediata. Cubillas se ha retratado de tal forma que le es aplicable la prueba del pato de Whitcomb: «Si anda como un pato, nada como un pato y suena como un pato, yo digo que es un pato». (Sustitúyase aquí pato por terrorista). A las imputaciones que ya pesan sobre él, habrá que añadir ahora las de apología del terrorismo y humillación a las víctimas. La semana pasada, Zapatero aseguró que iba a conseguir la extradición de los etarras que hay en Venezuela: «Les vamos a traer», dijo. Sin embargo, pasa el tiempo y el Gobierno sigue sin obtener otra respuesta que las bravuconadas y los desplantes del embajador. Pues bien, desde ahora este caso debe ser la prioridad en política exterior. España no puede consentir que Chávez se burle ni un minuto más.
A este malnacido, le tiene que salir su horma, ya que a cada cerdo le llega su san martín.
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