MARISA CRUZ / Madrid
El vicepresidente primero tuvo fácil el inicio de la batalla. La ocasión la propiciaron los desafortunados comentarios del alcalde de Valladolid, León de la Riva, sobre la recién nombrada ministra de Sanidad, Igualdad y Política Social, Leire Pajín. Rubalcaba cargó la artillería y disparó contra todo el PP por su «genética» machista y, de paso, aprovechó para recalcar que la política de igualdad sigue siendo uno de los emblemas del Gobierno. Sigue en página 4
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Nadie, durante la rueda de prensa posterior al primer Consejo de Ministros del nuevo Gabinete, preguntó al vicepresidente primero por esta cuestión. Probablemente porque la respuesta crítica contra el alcalde de Valladolid era más que obvia. Pese a ello, Rubalcaba, tras la ronda de cuestiones, quiso puntualizar su opinión sobre un asunto que le servía en bandeja la posibilidad de arremeter abiertamente contra el primer partido de la oposición.
Y lo hizo a cañonazo limpio. Empezó calificando de «repulsivas» las palabras de De la Riva, de quien aseguró que ya se ha pronunciado en otras ocasiones «de manera insoportablemente machista y sexista». Y de ahí, de la parte, pasó al todo. «Lo que me preocupa», afirmó, «es que este tipo de cosas salga de vez en cuando de las filas del PP». «Creo», añadió, «que el Partido Popular debería aclarar cuál es su posición sobre este tema. Me preocupa la posición de fondo del PP porque no es la primera vez que oímos este tipo de cosas, algunas más groseras, casi de barra de cantina, otras más sofisticadas». En cualquier caso, remachó, «estas expresiones son indicativas de que hay algo en la genética del PP que parece que rechina un poco con la lucha por la igualdad que nos corresponde a todos».
Rubalcaba, previamente, explicó por qué dos mujeres con rango de ministra -Bibiana Aído y Beatriz Corredor- han aceptado ser degradadas a secretarias de Estado.
Según su lectura, se trata de un ejemplo de «compromiso» por parte de ambas porque «creen en lo que hacen». Y ello le dio pie para asegurar, en contra de la interpretación general, que las políticas de vivienda, y muy especialmente la de igualdad, se mantienen sin merma».
En el capítulo del nuevo rumbo político que emprende el Ejecutivo, dejó claro que una de las intenciones de Zapatero ha sido reforzar el Gobierno incluyendo en él a «gente con experiencia política y capacidad para comunicar».
«Gobernar», aseguró «no es pedir un cheque en blanco a los ciudadanos; pero a lo que no puede renunciar nunca un Gobierno es a explicar lo que hace y por qué. Hay que tratar de que los ciudadanos entiendan las reformas y las asuman porque deben contar con su compromiso y su colaboración». Sutilmente, el portavoz pintaba un cuadro en el que destacan las diferencias con el que protagonizaba su antecesora, Fernández de la Vega.
En definitiva, «éste será un Gobierno con un presidente y quince portavoces», explicó para dejar bien claro que, a partir de ahora, todos los ministros, bajo su batuta, martillearán a los ciudadanos con las virtudes de la estrategia «reformista», principalmente en el terreno económico.
En este sentido, advirtió: «La obligación del Gobierno es transmitir confianza. Lo que queda no es poco ni fácil, pero tenemos confianza en salir adelante y esta confianza no se basa en la macroeconomía, los indicadores y los mercados, sino en la experiencia: cuando los españoles hemos tenido problemas, siempre hemos salido adelante».
También aquí hubo hueco para arremeter contra el PP por haber dudado de que los cambios en el Gobierno sean suficientes para enderezar el rumbo económico del país.
«Se puede pensar», dijo Rubalcaba, «que España es un barco y que estamos en una tempestad, pero hay patrón y un rumbo y una tripulación, y abajo, en los camarotes, hay un conjunto de señores que están disfrutando de la travesía tumbados en la cama: los de arriba somos el Gobierno y los de abajo son los del PP».
Después, marcó minuciosamente su propio territorio: él coordinará, dirigirá y marcará las líneas de comunicación y, además, hará, junto con los vicepresidentes segundo y tercero, el seguimiento de los pactos suscritos con el PNV y Coalición Canaria.
A continuación, dejó en el vacío de la duda la pregunta que se le dirigió acerca de su propia persona como sucesor de Zapatero: «Ni es éste el lugar ni es éste el momento, el lugar es la sede del PSOE y el momento es cuando el presidente quiera».
La comparecencia tuvo también un apartado importante dedicado a la lucha contra el terrorismo. Éste sí fue introducido a preguntas de los periodistas, deseosos de conocer el alcance exacto de las palabras del presidente del Gobierno cuando afirmó el miércoles que los posicionamientos y afirmaciones de la izquierda abertzale son «insuficientes», pero también «determinantes» y «no serán en balde».
Este es el rubalcaba que a veces llega uno a odiar, es como un perro rabioso (el famoso doberman), solo sabe insultar, menospreciar y comerse a la gente con improperios et.., los cuales no van a ninguna parte, pero ellos es lo mejor que suelen hacer, esto y mentir, a eso no hay quien les gane.
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