Los vecinos del barrio musulmán de la Cañada se concentraron ayer nuevamente para exigir un empleo, pero esta vez no hubo que lamentar altercados mayores, como los ocurridos durante el martes en la todavía ciudad española de Melilla. Varios furgones de policía estuvieron custodiando la zona desde las cuatro de la tarde hasta pasadas las 20:30, cuando la concentración fue disuelta tras la visita de Francisco Mayoral, jefe del Gabinete Técnico de Delegación del Gobierno, quien prometió a los interesados que hoy serían recibidos por el delegado del Gobierno.
Previamente estuvo en la zona el comisario de la Jefatura Superior de Policía Nacional, José Manuel Calleja, al que el presidente de la Asociación de Vecinos, Abdelkrim Mohan Hamed, le hizo llegar las peticiones del barrio y el motivo de sus reivindicaciones, pues “hay mucha gente en el barrio que no tiene un plato de comida que llevarse a la boca”, aseguraba un vecino en situación de desempleo y con cinco hijos a su cargo.
Fue la tónica de la mayoría de las reclamaciones que allí se escucharon, gente pidiendo trabajo y una mayor atención al barrio, pues “el delegado del Gobierno no parece el representante de todos los melillenses, sino sólo de una cierta gente”. Es el sentimiento de la mayoría de los vecinos del barrio, según declaró Abdelkrim Mohan. Sienten que el barrio está abandonado por las autoridades, pues “el delegado tan solo vino una vez a inaugurar los dos ríos, tenemos una propuesta para que lo arreglen y no ha venido más”, declaró.
Indocumentados
De hecho, fueron muchos los que se quejaron de que tienen familiares “indocumentados”, destacando la situación de marginación en la que se encuentran en el barrio, pues “somos personas y necesitamos el apoyo del Gobierno, que los políticos hagan su trabajo”, reclamaba un vecino.
Jóvenes
Al grito de “Queremos un trabajo”, o “Trabajo o guerra” eran muchos los que allí se concentraron. Gran parte de ellos lo hizo con la cara tapada, según el presidente de la Asociación de Vecinos porque “luego son reconocidos y toman represalias con ellos”, refiriéndose a los ocho detenidos que ya están puestos en libertad, por los altercados del martes.
Sin embargo, entre las personas que se encontraban tras los antifaces, sorprendía comprobar la edad de los manifestantes, pues muchos eran los jóvenes que allí se encontraban. Jóvenes, e incluso niños.
Intento frustrado
A primera hora de la tarde, el presidente de la Asociación de Vecinos de la Cañada, el cual reiteró que no era cabecilla de nada, pues el barrio entero se manifestaba por decisión propia, explicaba que las concentraciones no iban a cesar hasta que no encontraran una solución. Una solución que intentaron encontrar en Delegación del Gobierno por la mañana, pero un funcionario les dijo que Gregorio Escobar no podía reunirse entonces con ellos. A lo que un vecino respondía “si el delegado no nos quiere recibir es que algo teme”.
Talleres de empleo
Este vecino pedía soluciones al paro y entendió que todo el mundo no puede beneficiarse de los Planes de Empleo, pero pidió otra forma de arreglarlo como talleres de empleo.
De cualquier forma, hoy esperan encontrar alguna respuesta en la reunión que mantendrán algunos vecinos con el delegado del Gobierno, Gregorio Escobar, pues, de lo contrario, “las protestas van a continuar hasta que haya una solución”.
Lo típico, en una ciudad que solo se preocupan de ella para el tema de los votos. Si son españoles los que se manifiestan, hay que atender las demandas, y si no lo son, se les disuelve y se les manda a su país, esto mismo lo harían ellos si contemplaciones.
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