domingo, 31 de octubre de 2010
El Gobierno, la mierda y ETA
20:45 (30-10-2010)
La martingala actual consiste en apartar discretamente a Zapatero para que no se desgaste en la refriega diaria, y llegue lo más vistoso posible al momento de la paz con ETA.
Constatar lo que está ocurriendo en estos días con el Gobierno es hacer oposiciones directas a caer en la enfermedad política de moda: la “depresión reactiva”. Para no alargarnos: este mal está definido como un trastorno del estado de ánimo que se produce como respuesta a traumas más o menos repetidos; por ejemplo, el asombro ante un desengaño amoroso o, quizá, ante la constatación de que la realidad nada tiene que ver con las ensoñaciones de cada uno. Y es así: resulta que los españoles estamos viendo cómo el Gobierno y ETA preparan concienzudamente un pacto para que los terroristas, dinero incluido, se avengan a dejar las pistolas y se sienten en los ayuntamientos, y para que el Gobierno, y sobre todo Zapatero, pueda exhibir una pequeña baza electoral para seguir engañando al país con una gobernación insuperablemente nociva. Rubalcaba, el artífice desde hace meses y meses de esta estrategia, no es hombre dado a la “depresión reactiva”; él va a lo que va y no repara en medios ni en barras: a lo que va. No sé si Zapatero es más proclive a esta patología muy tratable, según todos los especialistas.
Lo que se oculta
Lo cierto es que uno y otro, el aún presidente y el presidente de facto, están sometiendo a los españoles a la tortura de un esquizofrénico y falaz lenguaje. “Los socialistas –solía mantener en tiempos el presidente Calvo-Sotelo– se caracterizan por mantener una cosa y la contraria y asegurar seguidamente que ambas son verdad y progresistas”. Fíjense ahora: en el mismo acto informativo en que el sosias de este Zapatero desaparecido en la nada aseguraba que los jueces ya tienen sentenciado que ETA y Batasuna son la misma cosa, aseguraba a continuación sin que la rala barba se le cayera a trozos que Batasuna tiene que separarse de ETA. Más o menos.
Siguiendo con las interpretaciones psicológicas: se trata del conocido “lapsus freudiano” consistente en decir algo que no se quiere decir porque hay que ocultarlo. ¿Y qué se oculta aquí? Tres simples realidades: la primera, insistimos, que la negociación con los etarras tiene ya antigüedad, por lo menos desde enero de este año; la segunda, que se niega la unidad entre Batasuna y ETA; la tercera, que el Gobierno está a la espera de un nuevo gesto de la banda para culminar el llamado “pacto por la paz”, una denominación que ya incluían los facciosos en aquella resolución titulada Zutik Euskal Herria.
Intentonas socialistas
Así que, al tiempo, se están produciendo en los entornos del Gobierno socialista dos intentonas: la primera es apartar a Zapatero de la refriega diaria, no se sabe si para darle definitiva e internamente por finiquitado o, sencillamente, para que Rubalcaba vaya cogiendo perfil de jefe indisimulado; la segunda explicación, alambicada y tal, pero explicación al fin, es que se trata de disimular la catastrófica gobernación de Zapatero y esto, también, ordenando y propalando otros tres señuelos: la ocultación o disimulo de la crisis económica, la propaganda acerca del Gobierno de pesos pesados que ha sustituido a las infortunadas bibianas, y la preparación, claro está, y según refería antes, del acuerdo con el terrorismo etarra.
O sea, el fin no es otro que éste: que Zapatero llegue a ese momento lo más incólume posible, sin el desgaste de la pelea cotidiana con una oposición que, por cierto, aún no ha reaccionado debidamente ante la patraña del cambio de Gobierno que han exigido a Zapatero los más viejos del lugar socialista. En esta coyuntura coinciden, pues, dos necesidades: la de evitar en lo posible que Zapatero sea sometido al deterioro pertinaz en la calle, en el Parlamento, y en las relaciones con la oposición y la de conseguir que la única bala (nunca mejor dicho) que le queda en la récamara al PSOE para salir del atasco electoral en el que está sumido sea disparada de nuevo, como en la anterior añagaza de paz, al aire.
¿Vencidos? ¿Qué importa?
Ahora bien, todas estas martingalas tan evidentes para todo el que se dedique a pensar un minuto en lo que está pasando no están siendo advertidas totalmente por el Partido Popular, en el que, según testimonios irrebatibles, aún se permanece en un estado de estupefacción inane tras la recomposición del Gobierno socialista. En todo caso, esto no es lo más importante, no vamos a caer en la trampa de creer que tienen más trascendencia los ardides urdidos para que Zapatero no se desgaste, que el precio que se puede pagar por conseguir el pacto con ETA.
Es tan hábil la jugada de Rubalcaba que ya empieza a colar en la opinión pública la especie de que “pronto vamos a terminar con la sangre y eso es lo interesante”. ¿Que hay que llevar de nuevo a los terroristas a los ayuntamientos?, se les lleva y en paz; ¿que hay que aguantarse con que asesinos tremendos (De Juana, Ternera...) sigan en la calle protegidos presuntamente por el CNI?, pues aguanto formo y a correr; ¿que hay que humillar a las víctimas después de haberlas marginando durante siete años?, pues se las humilla y que griten; ¿que hay que colocar incluso a los criminales que vayan saliendo de las cárceles?, pues se les busca un taxi, un empleo en un bar o un puestecillo callejero. Todo esto no son especulaciones del firmante, son, a juicio de fuentes extraordinariamente informadas, el plan que se está edificando para que el PSOE pase a la Historia como el auténtico e incontrovertible triunfador sobre la incuria etarra.
Así que los vencedores somos nosotros, los socialistas, y los vencidos, pues qué quiere usted que le diga: a veces, la vida obliga a tragarse marrones sin cuento, a mirar para otro lado”. Esta larga confesión, por cutre y pragmática que resulte, es la filtración de lo que se nos prepara. Nuestra sociedad hibernada va a merendarse también la trapisonda porque ahora mismo su preocupación ya no es ésa; es el paro, la crisis económica en general, pero ésa, la de ETA, ya no forma parte de la tríada de inquietudes que soportan nuestros ciudadanos. Por eso, los españoles no reaccionan a pesar de saber, como saben, que Rubalcaba y su escondido jefe Zapatero, el responsable primero de la pesadilla que no nos deja conciliar el sueño, nos están mintiendo con un descaro absoluto.
Sin precedentes
Las víctimas están ciertamente cansadas de tanta insidia, por eso hay que animar a sus dirigentes de unas u otras asociaciones (las que no están compradas desde luego) a que revienten otra vez la calle para que no asientan con su silencio a la villanía que se perpetra. ¿Por qué ahora que ETA está afortunadamente muerta se la quiere revivir?, ¿es que pagarle el precio de que antes hablábamos no es dar la razón a sus horrendos y centenarios crímenes? Produce arcadas que alguien intente convencernos de que “no hay más remedio que...” o de que “si dejan las armas, todo es posible” porque, como dijo Zapatero sin pudor humanitario alguno: “Los gestos de Batasuna, aunque insuficientes hoy, no caerán en balde”. Batasuna es ETA, ¿no? Finalmente: ¿hay precedente en algún país decente del mundo en que el presidente regional (Eguiguren) de un partido (el PSOE) actúe judicialmente en defensa de un terrorista como Otegi? Esto es una mierda, señores.
Pues calro que es una mierda, dan ganas de vomitar, parece que el estado de derecho, y tanto hablar de democracia se han ido al garete en un instante.
ResponderEliminarNo nos merecemos un gobierno que nos mienta (palabras dichas por rubalcaba).