sábado, 23 de octubre de 2010
De los palos 'rojeras' a Zetapé por un alcalde del PP y el jabón de 'El País'
20:24 (22-10-2010)
La 'rajada' de León de la Riva desataba una lluvia de críticas por eliminar el Ministerio de Igualdad. Aído se convertía en un símbolo para columnistas 'zurdos' como Carnicero o Escudier. El diario de Prisa, por su parte, continuaba con su luna de miel con Rubalcaba, el hombre providencial.
Hay algunos que abren la boca y sube el pan. Las desafortunadas palabras de Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid, sobre Leire Pajín sólo han servido para darle la munición que esperaban Gobierno y PSOE contra el Partido Popular. La nueva táctica de distraer, como sea, el debate económico, la cifra de parados y otras hierbas se puso en marcha gracias a una ‘rajada’. Y, de paso, sirvió para que aflorasen resquemores internos de la zurda, que aprovechó para patear a José Luis Rodríguez Zapatero en el trasero de León de la Riva. Ahora se lo pongo en claro.
Por Igualdad
Por las páginas de la ‘vuvuzela’ de papel de Jaume Roures escribía su delegado, Jesús Maraña, que “el efecto más peligroso de la supresión del ministerio [sic] de Igualdad consiste en que parte de la ciudadanía puede pensar que su creación fue efectivamente un capricho personal de Zapatero o una operación de marketing, como la derecha política y mediática se ha hartado de proclamar desde 2008”. Ésa era, digamos, la versión ‘fina’. La de taberna la ponía Manuel Saco: “Alcalde De la Riva, soy Manolo. Manolo Saco. Confiesa, ¿eres tú aquel compañero mío de pupitre que ya se entrenaba para baboso desde la pubertad?”. Aunque así sea, mejor que no lo haga, no vaya a ser que también confiese para qué se entrenaba Saco. Al que no le faltaba espacio para llamar –es lo que tienen las obsesiones– al Papa “farsante de Roma”. Y entre medias Salomé García se lamentaba porque “han pasado varias horas y todavía no hemos escuchado a ningún dirigente nacional del PP hacer una descalificación seria de estos hechos impresentables”. Se le quedaba la frase desactualizada a media mañana del viernes, porque María Dolores de Cospedal consideraba “lamentables” las declaraciones del alcalde vallisoletano. Otro tanto hizo Esperanza Aguirre. Quizá sea un fallo de memoria, pero ¿salió José Blanco a la palestra cuando Pedro Castro, ese metepatas profesional, llamó “tontos de los cojones” a los votantes del PP?
Aído, ariete anti-Zetapé
Toda esta polémica servía para echarle en cara a Zapatero el haber prescindido del Ministerio de Igualdad. No tanto porque prescinda como porque, según ciertos ‘zurdos’, con ello ha reconocido las críticas de la ‘derechona’. Por eso Bibiana Aído se ha convertido en espejo de virtudes, en la sufrida Juana de Arco del Gobierno. Para Juan Carlos Escudier, en ‘Público’, “podrá parecer ingenuo pero a uno le parece que estas dos mujeres [incluía a Beatriz Corredor, ex titular de Vivienda, en el lote] han dado un ejemplo de lealtad, ya que es evidente que su extraña permanencia responde a un deseo de Zapatero, que evita así reconocer que se equivocó al crear los Ministerios que ahora suprime”. “Y también de humildad, porque no son muchos los patrones que consienten ir de marineros”, añadía. Aunque esas marineras vayan a ganar más que de patrones. Y sin tanta exposición al fuego graneado.
Groucho en La Moncloa
Se sumaba a la misma fiesta Carlos Carnicero, que desde su ‘blog’ pisaba a fondo el acelerador desde la salida, recordando eso de “éstos son mis principios; si no le gustan, puedo cambiarlos”. La genial frase de Groucho Marx admitía paralelismos con la del opinador: “El presidente José Luis Rodríguez Zapatero es un hombre de principios: en cuanto no le son de utilidad tiene la habilidad de cambiarlos por otros. Lo acaba de demostrar con la supresión del Ministerio de Igualdad”. No soltaba presa: “La política para Zapatero es cuestión de modas […] Ya no se lleva la Igualdad en el paquete del marketing del nuevo Gobierno. Lo importante, una vez más, no son las políticas ni los proyectos sino el rendimiento que puede dar la publicidad”. Para Aído quedaba un elogio, pues “le ha dado una lección al presidente del Gobierno al aceptar ser secretaria de Estado a las órdenes de Leire Pajín”. “Para ella lo importante es el proyecto y no el cargo. Una rara especie en un universo de arribistas”, remataba. Y sin mirar a nadie.
Suma y sigue
La bonita colección de leches hasta en el carné de identidad continuaba con Berna González Harbour, indignadísima en ‘El País’ con la supresión-integración de Igualdad: “El presidente que inventó ese Ministerio como símbolo de la lucha por la igualdad […] se ha acabado convirtiendo en su verdugo”. Zetapé, malo. ¿Por qué? “Porque el resultado final es que el presidente ha regalado al enemigo el trofeo que anhelaba: no el ministerio [sic], sino sus convicciones. Y al hacerlo, no sólo le ha dado una mísera muesca en su haber. Es que esta vez parece haberle regalado hasta la razón”. ¡Casi nada! Por cierto, ¿no fue en ‘El País’ donde Almudena Grandes se mofó de las monjas violadas por milicianos “sudorosos” durante la Guerra Civil?
Zapatero, el problema
También arreaba, de nuevo en el rotativo del ‘trosco-capitalista’ Roures, Ernesto Ekáizer: “La apuesta es clara: nada de pedir perdón por el ajuste. Esto es lo que hay que hacer, es bueno y es, como ya ha dicho Zapatero, progresista. Se viene, pues, una Cruzada Socialista Neoliberal”. No crean que se quedaba ahí, que seguía repartiendo naipes: “Tanto énfasis en los problemas de comunicación pasa por alto una verdad como la copa de un pino: el ‘comunicador’ principal ha sido Zapatero. Y sus vaticinios de una recuperación inminente han sido, en parte, la fuente de su descrédito”. Total, qué importa un poco más. Y mientras ‘El País’ viviendo en su luna de miel con el vicepresidente. “Rubalcaba impone en La Moncloa mejor coordinación y comunicación”, rezaba su primera plana, jabón a tope. Y eso que apenas llevaba un día en el cargo. ¡Ay, qué no conseguirá en una semana el san Jorge de Prisa! Por cierto, ¿no estarían dando a entender que con doña Mari Tere las cosas no funcionaban? Siempre nos quedará Ramón Jáuregui, al que el nombramiento se le subió un poco: “Vamos a intentarlo y si es preciso, aunque suena melodramático, moriremos en el intento”. Más que melodramático sonaba cursi. Y más falso que un euro de madera.
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Da igual un ministerio más que no, el caso es seguir en la poltrona y seguir chupando de la teta de la mama Estado. Son unos impresentables por mucho que madruguen.
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