jueves, 23 de septiembre de 2010
Duro ataque de la viuda de Ordóñez al 'nacionalismo sanguinario' que mató a su marido
FERNANDO LÁZARO / Madrid
Ana Iríbar, la viuda de Gregorio Ordóñez, aprovechó ayer su presencia en el Congreso para denunciar el «nacionalismo sanguinario», al que responsabiliza del asesinato de su marido. Iríbar compareció para valorar la Ley de Víctimas.Sigue en página 14
Las voces de las víctimas se siguen escuchando altas y claras en la Cámara Baja. Ayer fue Ana Iríbar, la viuda de Gregorio Ordóñez, una mujer que siempre ha hablado sin tibieza.
Y denunció, claro que denunció, la época del silencio, el extremismo, el radicalismo, el «nacionalismo sanguinario», el «nacionalismo excluyente». A ese nacionalismo es al que ella responsabiliza del asesinato de su esposo, entonces teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián.
Durante su intervención para valorar el borrador de la Ley de Víctimas, Iríbar denunció lo que ha sido la realidad social en el País Vasco para las víctimas o para los que no comparten el criterio de los radicales. «La batalla en el País Vasco es una batalla ideológica, en una sociedad profundamente politizada, partidizada, diría yo; la batalla ideológica de un nacionalismo sanguinario y excluyente contra quienes siempre defendieron la libertad».
«Devolvería hoy hasta el último céntimo de indemnizaciones y renunciaría a ellas si tuviera la seguridad de que con ello ustedes se comprometerían, con esta ley, a no negociar con los terroristas, a impedir su participación en las instituciones, a perseguir y aislar a los terroristas y a sus cómplices, a defender el cumplimiento íntegro de las penas e impedir casos tan terribles como el de [la excarcelación de] De Juana Chaos o el de [el acoso a] Pilar Elías en Azkoitia», aseguró la viuda de Ordóñez.
Las víctimas reclamaron de nuevo ayer a los grupos parlamentarios que incluyan en el preámbulo de la ley la prohibición de abrir nuevos procesos de negociación y de diálogo con los terroristas.
«Si de verdad quieren honrar la memoria de todas las víctimas, rendirles homenaje, garantizar que no se produzcan nuevas situaciones injustas o de desamparo, tendrán que empezar por revisar sus respectivos intereses de partido y ser consecuentes. Lo fácil es hablar de dignidad, de memoria, de justicia y de verdad. Pero después de 50 años de terrorismo debo exigirles algo más que lirismo; defender la dignidad de las víctimas significa combatir policial, judicial, política e ideológicamente a ETA y renunciar expresamente a la negociación», proclamó Iríbar.
Y sobre la ley, advirtió: «Me pregunto cómo le van a pedir a un ayuntamiento gobernado por ANV que elimine fotos, monumentos y demás propaganda terrorista». «Esta ley me parece un ejemplo de paradoja si la contemplamos en el tiempo y en el espacio en los que se gesta», denunció.
La viuda de Ordóñez puso un ejemplo claro: «Si entran en la página web del Ayuntamiento de Mondragón, donde les recuerdo que fue asesinado el ex concejal de PSE Isaías Carrasco, se proponen en el área de servicios sociales, 'ayudas a familiares de presos'». Iríbar aseguró que esa situación, «en sí misma, es una indignidad cruel para cualquier víctima del terrorismo». «Paradójico es el expreso 'respeto a la Justicia' que recoge este proyecto cuando, por un estudio reciente de la Fundación de Víctimas, sabemos que existen 330 asesinatos sin sentencia y 100 de ellos ya prescritos o que están a punto de hacerlo».
También le resulta paradójico ese «compromiso permanente», esa «solidaridad», ese anhelo por «conservar la memoria de las víctimas que gracias a esta ley se va a desencadenar cuando, durante muchos años, el partido político que nos ha gobernado en el País Vasco, a veces con el PSE, ha menospreciado a las víctimas del terrorismo y pisoteado su dignidad, llegando al colmo del paroxismo con el nombramiento de un terrorista [el huido Josu Ternera] como presidente de la Comisión de Derechos Humanos. Una solidaridad que, en el caso de Gregorio Ordóñez, llegó con 10 años de retraso al Ayuntamiento de San Sebastián y 13 al Parlamento vasco, en forma de placa conmemorativa».
Y aún fue más contundente: «En el País Vasco siempre he lamentado la ausencia de empatía sincera hacia las víctimas por parte de nuestros gobernantes nacionalistas, que han sabido esconderse todos estos años tras un 'nosotros no hemos sido' y siempre nos han enseñado a mirar para otro lado. Ése es uno de los motivos por los que necesitan también ustedes esta ley y que evidencia un rotundo fracaso a lo largo de todos estos años en la construcción de una sociedad moderna y democrática mientras ETA seguía matando».
«Es muy triste, es lamentable», indicó Iríbar, «comprobar que necesitan una legislación sobre conceptos como la dignidad o la solidaridad, como si tuvieran que aprenderse una asignatura que llevan suspendiendo en bastantes ocasiones».
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Es lo mejor que he podido oir, pero estos politicuchos, por un lado les entra y les sale por el otro. Solamente saben meter mano a la caja, eso si, no todos, salvo alguna excepción.
ResponderEliminarLo de las víctimas les da igual, saldrá una ley acorde con lo que ellos quieran, no con lo que digan las víctimas, osea un fiasco de ley. Esperemos que no sea asi por la dignidad de las víctimas, palabra que parece que olvidan pronto nuestros políticos.