lunes, 12 de abril de 2010
Al Qaeda del Magreb Islámico mira a España como un enemigo
La industria del secuestro da más ingresos a Al Qaeda del Magreb que el turismo a Mali
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO | 11/04/2010
El terrorismo islámico con base en el Magreb y el Sahel, que tiene a los países de esa región africana y del antiguo Al Ándalus- es decir, a España- en el punto de mira, se ha fortalecido en sólo tres años hasta alcanzar la admiración en la galaxia de fanáticos islamistas que engloba la franquicia llamada Al Qaeda. Gracias a la pericia de unos líderes con experiencia en combate en Afganistán y con horas de codos en pupitres donde sacaron adelante licenciaturas en ingeniería, en química y en electrónica, han logrado que Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) obtenga su propio lugar en las listas de grupos extremadamente peligros. La policía y la inteligencia españolas lo saben y los observan con atención mientras tratan de liberar a los dos catalanes que siguen secuestrados.
La llave de AQMI la tiene Abdemalek Drukal, alias Abu Musab,un ingeniero argelino de 39 años que persigue la revolución islámica en los países del occidente árabe. Un hombre que no dudaría ni un segundo en atacar intereses españoles si se le presentase la mínima oportunidad. Y la busca.
Las artimañas propagandísticas de Drukal - como la liberación supuestamente sin rescate previo de Alicia Gámez-y su falta de piedad entre sus propios seguidores ha provocado que su liderazgo y su fuerza sean cada vez mayores. Una fuerza que sufre de lleno Argelia, de donde procede la mayoría de sus seguidores y donde AQMI mantiene una feroz guerra con sordina escrita con sangre. Tal vez los terroristas de Al Qaeda del Magreb Islámico no lleguen a mil, pero cada vez que uno cae, aparece otro que lo sustituye de inmediato. Sus 200 muertos (que se sepan) en el 2009 sólo en enfrentamientos con el ejército argelino dan fe de que no es una banda de desharrapado aunque esté en una de las zonas más pobres del mundo.
Desde un punto de vista popular, muchos españoles han sabido de Al Qaeda del Magreb Islámico a raíz del secuestro, el 29 de noviembre del 2009, de los tres miembros de la ONG catalana Barcelona Acció Solidària (BAS) que formaban parte de una caravana de ayuda humanitaria que circulaba por Mauritania. Sin embargo, AQMI, pese a su juventud como grupo extremista, pues fue creado el 25 de enero del 2007, ya era un viejo y temido conocido de las fuerzas antiterroristas occidentales que vieron cómo un antiguo grupo terrorista local argelino ampliaba de un plumazo su poder de captación a todo el norte de África.
Cuando la caravana solidaria barcelonesa partió, los ministerios de Asuntos Exteriores de la Unión Europea estaban hartos de difundir alertas del peligro que representaba circular por territorio AQMI, es decir, por la amplísima región que abarca zonas del sur de Argelia, Marruecos, Túnez y Mauritania, países para Drukal apóstatas y por lo tanto enemigos que batir. Lo mismo que Ceuta y Melilla, pero en este caso por ser ciudades ocupadas, o igual que España, que dejó de ser amiga y ahora representa el sueño de Al Ándalus.A todo ello hay que añadir las inmensidades de Níger y Mali, donde, más que actuar, AQMI encuentra refugio propiciado por el temor que estos activistas armados infieren a unos estados digamos que un tanto polvorientos.
Una de las claves de su poder soterrado es que AQMI, al dejar de ser el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (el famoso GSPC) y pasar a ser franquicia de Al Qaeda, ganó universalidad. En enero del 2007, Bin Laden bendijo el cambio de nombre y con ello la nueva estrategia, de modo que los salafistas argelinos abrieron su lucha al mundo provocando una corriente de simpatías y adhesión entre fanáticos de otros países como nunca antes se había producido con la experiencia en combate de terror de la organización predecesora.
Desde entonces, AQMI ha encontrado en el secuestro una fuente de ingresos que le permite crecer. Se calcula que sólo en el 2009 recaudó 10 millones de euros, aunque estos datos haya que ponerlos en cuarentena ya que, por necesidades de seguridad, ningún país admite cuánto ha pagado por sus ciudadanos. Es más, ninguno admite que paga. Pero, razones de Estado aparte, sólo con la industria del secuestro - experimentada con éxito en Sudamérica y en Calabria (Italia)-AQMI recauda más que Mali en turismo. Sus víctimas, españolas, italianas, alemanas, francesas y británicas, tienen siempre muchas posibilidades de acabar bien ya que a AQMI le interesa cobrar. El rehén muerto no les sirve de nada. Así de crudo y así de real. Por eso el final feliz suele estar garantizado cuando se negocia con tino, pero no debe olvidarse que la intransigencia cuesta muy cara. El ejemplo lo ofreció el premier británico, Gordon Brown, que se negó a pagar, y AQMI asesinó al rehén.
Además de los secuestros, esta joven franquicia de Al Qaeda ha sabido encontrar buenas fuentes de financiación también con el control del tráfico de armas y drogas en la región donde se refugian y en ocultas dádivas procedentes de países temerosos de no ayudar económicamente a musulmanes que saben que en cualquier momento podrían arruinar con un par de suicidas, por ejemplo, el esplendor saudí o del golfo Pérsico.
Menudo chollo tienen con España estos terroristas, caña con ellos y asi aprenderían, pero como somos más papistas que el papa, pues nada, a pagar.
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