lunes, 1 de marzo de 2010

La ETA vieja, en auxilio de la nueva ETA



La banda reengancha a algunos veteranos por la inoperancia de los etarras de última generación.
En los últimos años el «aparato militar» de ETA está en manos de pistoleros frustrados, con curriculun breve porque nada más recibir el «bautizo de fuego» una operación los puso en fuga y después sólo el vacío de poder les aupó a la jefatura. Su paso al frente de los «comandos» es también demasiado efímero para plasmar en crímenes tanto odio acumulado. Fue el caso de los herederos de «Txeroki»: Iriondo, Martitegi y ahora Gogeascoechea, todos con perfil de baja intensidad.
Ibon Gogeascoechea
Planes contra el Rey
Este terrorista huyó a Francia el 13 de octubre de 1997, después de que la Ertzaintza desbaratara «in extremis» el intento del «comando Kattu», al que pertenecía junto a su hermano Eneko Gogeascoechea y su primo Pedro Arronategi Azurmendi, de atentar con doce granadas contra el museo Guggenheim de Bilbao coincidiendo con su inauguración, el día 18 de ese mes, por Su Majestad el Rey. En concreto, Ibón y demás pistoleros del clan de los Gogeascoechea Arronategi pretendían colocar en las inmedioaciones del museo unas jardineras para camuflar en ellas los tubos lanzadores con sus proyectiles. Sin embargo, mientras preparaban la acción terrorista, los etarras fueron sorprendidos por una patrulla de la Policía autónoma vasca y en el intercambio de disparos fue alcanzado el agente José María Aguirre, que murió un día después, mientras que los terroristas se dieron a la fuga. Ibón, además, era el encargado de conducir el vehículo para darse a la fuga en el caso de que el atentado no saliera conforme lo previsto. Una vez en Francia, Ibon Gogeascoechea realizó labores de responsabilidad en el «aparato logístico» junto a su hermano Eneko Gogeascoechea y después se incorporó a la jefatura del «aparato militar».
Beinat Aguinagalde
Mató a Carrasco y Uría
En el período de tan sólo cuatro años este individuo ha sido candidato frustrado por Batasuna, «borrokalari» de «kalimotxo», pistolero de un «talde» del «comando Donosti», aspirante a secuestrador y, en pocos días, presidiario. Es la «hoja de ruta», breve y estéril, que siguen ahora los etarras. En 2005 intentó colarse en el Parlamento vasco con una lista blanca de Batasuna denominada «Aukera Guztiak», en representación de Vizcaya, pero la Justicia abortó sus planes. En 2008 participó en la quema de un autobús, en ataques a sucursales bancarias y en el lanzamiento de cócteles molotov contra una patrulla de la Ertzaintza. Con esta «preparación» ingresó como miembro «legal» en el «comando Asti», al que se le atribuyen los asesinatos del ex edil del PSE de Mondragón Isaías Carrasco y del empresario Ignacio Uría, además de la colocación de un coche bomba contra la Universidad de Navarra, que causó una veintena de heridos, y de los artefactos contra un repetidor de televisión en Hernani -reclamo para atraer a la Ertzaintza hacia dos bombas trampa- y contra la sede del PSE en Lazcano. En marzo de 2009 huyó a Francia.
José Ayestarán Legorburu
Regreso de Venezuela
Una vez descartado que el tercer detenido fuera Gregorio Morales, «El Pistolas», los investigadores sospechaban al cierre de esta edición, y a falta de cotejar las huellas, que pudiera tratarse de José Lorenzo Ayestarán Legorburu, «Tximino». De confirmarse, constituiría un caso más de etarras con edad casi de «jubilado», pero que se han decidido a reforzar esta ETA a la deriva por los éxitos policiales y, también, por su propia inexperiencia. De 52 años de edad, natural de la localidad guipuzcoana de Lezo, fue deportado desde Francia a Venezuela en abril de 1989, tras el fracaso de las conversaciones de Argel. En tierras de Hugo Chávez ha trabajado con impunidad en diversos negocios. Se le acusa de los asesinatos de un inspector de Policía en Vitoria, en 1979; el del jefe de Miñones de Álava; el de dos guardias civiles en Salvatierra, en 1980; el de un armero en Guecho; el del delegado de Tabacalera en Vizcaya, en 1982; el de un brigada de la Guardia Civil en Erandio y el del propietario de un bar en Algorta. Participó también en el secuestro del empresario José Liperheide y en el ataque a una casa cuartel en la que resultó herida la niña Eva Ferreiro. Fue uno de los muchos etarras que desaprovechó el beneficio de la Amnistía decretada en 1977, porque un año después ya ejercía de criminal en el «comando Axular».
A falta de confirmarse la identidad, seguro que el tercer detenido es un veterano, lo que describe una ETA nueva que se está viendo obligada a pedir refuerzos a la vieja.

1 comentario:

  1. Je je, muy bueno el editorial, los viejos ayudan a lo nuevos, pues claro, si son unos mataos carne de talego, tanto unos como otros.

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