sábado, 27 de marzo de 2010

11-M: Seguimos queriendo saber (III)



EL VALOR DEL DERECHO , Cristina Falkenberg
Cristina Falkenberg - 27/03/2010
Estos días Pérez Rubalcaba ha pedido la unidad de todos frente a ETA. No se puede estar más de acuerdo y de hecho, desde estas líneas, se quisiera reclamar esa misma unidad pero frente a todos los terroristas, incluidos los que perpetraron el 11-M, que no sabemos quiénes fueron.

Sin embargo el 11-M no es el único gran atentado que -con una clara influencia sobre el curso político de la nación-, empero haya quedado luego sin esclarecer o sólo parcialmente, caso del intento de golpe de Estado del 23-F. En efecto, el 12 de abril de 1985, plena campaña “OTAN si – no”, tuvo lugar la masacre del restaurante El Descanso, próximo a la base militar de Torrejón de Ardoz (Madrid) en el cual perdieron la vida 18 españoles y 82 personas resultaron heridas. Nos recuerda Luis del Pino que nunca se detuvo a nadie (aunque la causa se reabrió a finales de 2005). Inicialmente atribuido a ETA, luego lo reivindicó la Yihad Islámica. Ningún miembro del Gobierno asistió al velatorio o al sepelio de las víctimas.

También Jaime Mayor Oreja se ha pronunciado recientemente, expresando su convicción moral de que se esté en la segunda fase de 'la' negociación con ETA. Sin perjuicio de otras valoraciones, el problema de negociar es que hace rentable el crimen. Plantea también el problema constitucional de una discriminación inaceptable a favor de unos criminales en detrimento de otros, pues si se negocia con etarras, ¿por qué no con proxenetas y narcotraficantes?

La única previsión de perdón es la del artículo 4.3 de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal (CP), caso en que el juzgador “acudirá al Gobierno exponiendo […] la derogación o modificación del precepto [a fin de rebajar la pena si se estima excesiva] o la concesión de indulto”, y sin que entretanto se pueda dejar la sentencia sin ejecutar. El indulto funciona “caso por caso” pues el artículo 62.i) de la Constitución prohíbe los indultos generales.

Hay sin embargo una forma de perdón por la -ilegalísima- vía de hecho. Se compondría de un conjunto de acciones y omisiones que en su conjunto tienden a impedir la captura del culpable al tiempo que se favorece la prescripción del delito. (Los únicos que no prescriben son los delitos de genocidio, lesa humanidad y los delitos contra personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, artículo 131.4 CP). Los demás prescriben todos: por ejemplo, el encubrimiento a los tres años.

Empecemos por el principio: ¿se usaron móviles?

Los artículos 326 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal regulan como primer paso en cualquier instrucción la inspección “ocular” del lugar de los hechos (326-333) y la recogida del cuerpo del delito (334-367), base de toda investigación criminal.

Bien, pues respecto del cuerpo de delito se ha hablado extensamente acerca de bombas preparadas con teléfonos móviles, pero no tenemos ninguna prueba directa de esto. Como pone de manifiesto el Sr. del Pino, “es mucho más barato, más seguro, más compacto y menos arriesgado usar temporizadores o radiomandos”. Lo cierto es que los trenes estallaron todos en estaciones, a excepción del tren de la Calle Téllez, parado en las vías que corren paralelas y cercanas ella.

La sospecha de que se usasen teléfonos móviles nació de las bombas que se hallaron sin detonar y que fueron cuatro: la primera de ellas en la estación de Atocha, haciéndola explotar tras lo cual soltó el característico olor a almendras amargas propio de la nitroglicerina.

Las bombas segunda y tercera se hallaron en la estación de El Pozo. La segunda contenía una tartera color naranja y un móvil. Sin embargo fue reemplazada por dos señores vestidos de paisanos que aparecieron en un Citröen C15 diciendo que eran Tedax pero que no se identificaron y tras este episodio no se supo más de ellos. Cosas de España... Lo relató el municipal con carné profesional 7801-3 por primera vez en el juicio oral (sesión del 19 de marzo de 2007). Se llevaron la bomba de la tartera naranja pero tuvieron la amabilidad de dejar otra en su lugar, por supuesto con móvil, los cables sueltos (lo cual siempre es de agradecer) y la masa explosiva en una bolsa de basura azul. Un detallazo.

¿Por qué nadie, vestido de paisano y sin protección alguna, con riesgo para su vida, se llevaría, tan jaranero, una bomba, en principio preparada para explotar? ¿O acaso en los trenes se colocaron ya, desde el principio, falsas bombas para despistar? Eso sí, en vagones sin bombas verdaderas, que las hubiesen destrozado.

La cuarta mochila sin detonar apareció en la comisaría de Puente de Vallecas. Ese, y no otro, es el lugar donde consta su aparición. Esto, que es un dato, conviene tenerlo presente. Lo demás son suposiciones sin prueba alguna que las apoye de modo concluyente. No consta que la “mochila de Vallecas” apareciese en la estación de El Pozo. En ella los Tedax revisaron el tren completo dos veces, abriendo todos los bultos que encontraron, tres y hasta cuatro veces. Contraviniendo la orden de la Juez de Plaza de Castilla que auxiliaba a del Olmo, los bolsones en que se recogieron los efectos personales hallados en El Pozo no se recibieron en la Comisaría de Puente de Vallecas sino que el Comisario Rodolfo Ruiz (el mismo que fue procesado por el caso Bono) ordenó su traslado al IFEMA. Ahí, durante unas cuatro horas se rompió la cadena de custodia de unos bolsones sin precintar. Cosas de España…

La Juez, molesta, ordenó trasladar los bolsones a la Comisaría de Puente de Vallecas. Ahí, en uno de los bolsones, apareció la famosa “mochila de Vallecas”, prueba clave del caso y que la Audiencia Nacional dio por buena. Contenía masa explosiva con metralla —las víctimas no tenían metralla en sus cuerpos— en una bolsa de basura azul, un móvil sin suficiente potencia eléctrica como para hacer estallar el detonador y los cables sueltos (de nuevo, se agradece el detalle). El móvil contenía una SIM, innecesaria para hacer estallar la bomba, pero útil como pista (aunque inusualmente explícita).

Por todo esto se ha querido imaginar que se usaron móviles en las bombas que estallaron, pero en buena lógica —exigible a investigadores y juzgadores—, lo cierto es que no lo sabemos.

Un par de datos más

El Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Santiago de Compostela tiene una técnica, única en el mundo, para fijar el origen geográfico del ADN con casi el 100% de acierto. Una huella aparecida en la furgoneta Kangoo fijó que era de un varón español, y otra de la mochila de Vallecas, de un varón europeo; ambos, de momento, desconocidos. Del Olmo abrió Diligencias Previas (147/2006), dirigidas a elucidar este y otros puntos oscuros. Los Jueces del 11-M conocían esta circunstancia. Continuará…

1 comentario: